Ni mar ni tierra ni aire ni espacio: el grupo especial del ejército español que custodia "el quinto dominio"
Tecnología
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Ni mar ni tierra ni aire ni espacio: el grupo especial del ejército español que custodia "el quinto dominio"

Son 400 militares altamente especializados.

Ni mar ni tierra ni aire ni espacio: el grupo especial del ejército español que custodia "el quinto dominio"

Son 400 militares altamente especializados.

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Son 400 militares altamente especializados.

Concepto de red global: vista de Europa y África con luces de ciudades nocturnasGetty Images

En un mundo donde las tecnologías han transformado todos los aspectos de la vida, la seguridad nacional trasciende las fronteras físicas, abarcando también el ciberespacio. Por ello, las autoridades ponen el foco en las amenazas que pueden llegar en forma de un simple código, un ciberataque coordinado o una vulnerabilidad explotada en sistemas críticos. 

El ciberespacio se ha convertido en el "quinto dominio" de la defensa, junto con la tierra, el mar, el aire y el espacio. Y España cuenta con una unidad militar de élite encargada de protegerlo. Se trata de los boinas grises del Mando Conjunto del Ciberespacio (MCCE). 

A diferencia de los conflictos tradicionales, la guerra en el ciberespacio no tiene líneas de batalla visibles ni fechas de inicio o fin. Es un enfrentamiento constante, donde la preparación y la anticipación son clave. Los boinas grises operan en lo que se conoce como la "zona gris": un estado de tensión continua en el que no hay guerra declarada, pero tampoco paz absoluta.

En primera línea de defensa digital

Ubicados en la Base de Retamares, estos 400 militares altamente especializados tienen la misión de vigilar, proteger y, si es necesario, contraatacar en el ciberespacio. No portan fusiles ni blindados, sino conocimientos avanzados en ciberseguridad, inteligencia artificial y sistemas de defensa digital. Desde su creación en 2020, esta unidad ha crecido en importancia y recursos, con el objetivo de llegar a 1.300 efectivos en 2031, integrando personal de los tres ejércitos y la Armada.

El ciberespacio ya es un campo de batalla más. Como explica el Vicealmirante Javier Roca, Comandante del Mando Conjunto del Ciberespacio (MCCE) en la guerra de Ucrania y Rusia "ambos bandos lo han incorporado en sus estrategias para realizar ataques, recopilar inteligencia, y defender sus infraestructuras". Por ello, según cuenta Roca las boinas grises tienen "capacidades de defensa, de inteligencia, y de ataque" para cualquier intento que pueda comprometer la seguridad del país

la guerra sin trincheras

Lejos de la imagen clásica de la guerra, los conflictos en el ciberespacio cuentan a diario con miles de intentos de ciberataques que amenazan infraestructuras críticas, desde ministerios hasta sistemas financieros y redes de comunicación.

Los enemigos suelen ser hackers individuales, grupos de ciberdelincuencia organizada e incluso estados que emplean ciberataques. Pero la mayor preocupación son las APT (Amenazas Persistentes Avanzadas), sofisticados grupos respaldados por gobiernos extranjeros con la capacidad de infiltrarse en redes estratégicas y operar sin ser detectados durante meses o incluso años.

Para combatir estas amenazas, el MCCE ha desarrollado el Sistema de Combate del Ciberespacio (SCOMCE), una plataforma integral que permite defender, recopilar inteligencia y lanzar contraataques si es necesario. Este sistema, en el que el Ministerio de Defensa invirtió hace 3 años 80 millones de euros, representa una de las armas más avanzadas en la lucha digital.

Además, el MCCE cuenta con el Centro de Ciberdefensa 5G, una unidad dedicada a investigar vulnerabilidades en las redes de quinta generación y fortalecer la seguridad de los sistemas nacionales que dependen de esta tecnología.

El arma del futuro

Junto a los boinas grises, otro equipo clave en esta batalla invisible es el Centro de Referencia de Inteligencia Artificial del EMAD, creado en 2024 para mantener a las Fuerzas Armadas españolas en la vanguardia de la ciberdefensa.

""El principal riesgo de la IA es la propia IA, y el hecho de no utilizarla, porque los adversarios ya lo están haciendo", explica Icía Masid, ingeniera en Ciberseguridad del ISDEFE. Además, advierte de que "tenemos utilizar la IA en nuestra defensa".

En un mundo donde las tecnologías han transformado todos los aspectos de la vida, la seguridad nacional trasciende las fronteras físicas, abarcando también el ciberespacio. Por ello, las autoridades ponen el foco en las amenazas que pueden llegar en forma de un simple código, un ciberataque coordinado o una vulnerabilidad explotada en sistemas críticos. 

El ciberespacio se ha convertido en el "quinto dominio" de la defensa, junto con la tierra, el mar, el aire y el espacio. Y España cuenta con una unidad militar de élite encargada de protegerlo. Se trata de los boinas grises del Mando Conjunto del Ciberespacio (MCCE). 

A diferencia de los conflictos tradicionales, la guerra en el ciberespacio no tiene líneas de batalla visibles ni fechas de inicio o fin. Es un enfrentamiento constante, donde la preparación y la anticipación son clave. Los boinas grises operan en lo que se conoce como la "zona gris": un estado de tensión continua en el que no hay guerra declarada, pero tampoco paz absoluta.

En primera línea de defensa digital

Ubicados en la Base de Retamares, estos 400 militares altamente especializados tienen la misión de vigilar, proteger y, si es necesario, contraatacar en el ciberespacio. No portan fusiles ni blindados, sino conocimientos avanzados en ciberseguridad, inteligencia artificial y sistemas de defensa digital. Desde su creación en 2020, esta unidad ha crecido en importancia y recursos, con el objetivo de llegar a 1.300 efectivos en 2031, integrando personal de los tres ejércitos y la Armada.

El ciberespacio ya es un campo de batalla más. Como explica el Vicealmirante Javier Roca, Comandante del Mando Conjunto del Ciberespacio (MCCE) en la guerra de Ucrania y Rusia "ambos bandos lo han incorporado en sus estrategias para realizar ataques, recopilar inteligencia, y defender sus infraestructuras". Por ello, según cuenta Roca las boinas grises tienen "capacidades de defensa, de inteligencia, y de ataque" para cualquier intento que pueda comprometer la seguridad del país

la guerra sin trincheras

Lejos de la imagen clásica de la guerra, los conflictos en el ciberespacio cuentan a diario con miles de intentos de ciberataques que amenazan infraestructuras críticas, desde ministerios hasta sistemas financieros y redes de comunicación.

Los enemigos suelen ser hackers individuales, grupos de ciberdelincuencia organizada e incluso estados que emplean ciberataques. Pero la mayor preocupación son las APT (Amenazas Persistentes Avanzadas), sofisticados grupos respaldados por gobiernos extranjeros con la capacidad de infiltrarse en redes estratégicas y operar sin ser detectados durante meses o incluso años.

Para combatir estas amenazas, el MCCE ha desarrollado el Sistema de Combate del Ciberespacio (SCOMCE), una plataforma integral que permite defender, recopilar inteligencia y lanzar contraataques si es necesario. Este sistema, en el que el Ministerio de Defensa invirtió hace 3 años 80 millones de euros, representa una de las armas más avanzadas en la lucha digital.

Además, el MCCE cuenta con el Centro de Ciberdefensa 5G, una unidad dedicada a investigar vulnerabilidades en las redes de quinta generación y fortalecer la seguridad de los sistemas nacionales que dependen de esta tecnología.

El arma del futuro

Junto a los boinas grises, otro equipo clave en esta batalla invisible es el Centro de Referencia de Inteligencia Artificial del EMAD, creado en 2024 para mantener a las Fuerzas Armadas españolas en la vanguardia de la ciberdefensa.

""El principal riesgo de la IA es la propia IA, y el hecho de no utilizarla, porque los adversarios ya lo están haciendo", explica Icía Masid, ingeniera en Ciberseguridad del ISDEFE. Además, advierte de que "tenemos utilizar la IA en nuestra defensa".

En un mundo donde las tecnologías han transformado todos los aspectos de la vida, la seguridad nacional trasciende las fronteras físicas, abarcando también el ciberespacio. Por ello, las autoridades ponen el foco en las amenazas que pueden llegar en forma de un simple código, un ciberataque coordinado o una vulnerabilidad explotada en sistemas críticos. 

El ciberespacio se ha convertido en el "quinto dominio" de la defensa, junto con la tierra, el mar, el aire y el espacio. Y España cuenta con una unidad militar de élite encargada de protegerlo. Se trata de los boinas grises del Mando Conjunto del Ciberespacio (MCCE). 

A diferencia de los conflictos tradicionales, la guerra en el ciberespacio no tiene líneas de batalla visibles ni fechas de inicio o fin. Es un enfrentamiento constante, donde la preparación y la anticipación son clave. Los boinas grises operan en lo que se conoce como la "zona gris": un estado de tensión continua en el que no hay guerra declarada, pero tampoco paz absoluta.

En primera línea de defensa digital

Ubicados en la Base de Retamares, estos 400 militares altamente especializados tienen la misión de vigilar, proteger y, si es necesario, contraatacar en el ciberespacio. No portan fusiles ni blindados, sino conocimientos avanzados en ciberseguridad, inteligencia artificial y sistemas de defensa digital. Desde su creación en 2020, esta unidad ha crecido en importancia y recursos, con el objetivo de llegar a 1.300 efectivos en 2031, integrando personal de los tres ejércitos y la Armada.

El ciberespacio ya es un campo de batalla más. Como explica el Vicealmirante Javier Roca, Comandante del Mando Conjunto del Ciberespacio (MCCE) en la guerra de Ucrania y Rusia "ambos bandos lo han incorporado en sus estrategias para realizar ataques, recopilar inteligencia, y defender sus infraestructuras". Por ello, según cuenta Roca las boinas grises tienen "capacidades de defensa, de inteligencia, y de ataque" para cualquier intento que pueda comprometer la seguridad del país

la guerra sin trincheras

Lejos de la imagen clásica de la guerra, los conflictos en el ciberespacio cuentan a diario con miles de intentos de ciberataques que amenazan infraestructuras críticas, desde ministerios hasta sistemas financieros y redes de comunicación.

Los enemigos suelen ser hackers individuales, grupos de ciberdelincuencia organizada e incluso estados que emplean ciberataques. Pero la mayor preocupación son las APT (Amenazas Persistentes Avanzadas), sofisticados grupos respaldados por gobiernos extranjeros con la capacidad de infiltrarse en redes estratégicas y operar sin ser detectados durante meses o incluso años.

Para combatir estas amenazas, el MCCE ha desarrollado el Sistema de Combate del Ciberespacio (SCOMCE), una plataforma integral que permite defender, recopilar inteligencia y lanzar contraataques si es necesario. Este sistema, en el que el Ministerio de Defensa invirtió hace 3 años 80 millones de euros, representa una de las armas más avanzadas en la lucha digital.

Además, el MCCE cuenta con el Centro de Ciberdefensa 5G, una unidad dedicada a investigar vulnerabilidades en las redes de quinta generación y fortalecer la seguridad de los sistemas nacionales que dependen de esta tecnología.

El arma del futuro

Junto a los boinas grises, otro equipo clave en esta batalla invisible es el Centro de Referencia de Inteligencia Artificial del EMAD, creado en 2024 para mantener a las Fuerzas Armadas españolas en la vanguardia de la ciberdefensa.

""El principal riesgo de la IA es la propia IA, y el hecho de no utilizarla, porque los adversarios ya lo están haciendo", explica Icía Masid, ingeniera en Ciberseguridad del ISDEFE. Además, advierte de que "tenemos utilizar la IA en nuestra defensa".

En un mundo donde las tecnologías han transformado todos los aspectos de la vida, la seguridad nacional trasciende las fronteras físicas, abarcando también el ciberespacio. Por ello, las autoridades ponen el foco en las amenazas que pueden llegar en forma de un simple código, un ciberataque coordinado o una vulnerabilidad explotada en sistemas críticos. 

El ciberespacio se ha convertido en el "quinto dominio" de la defensa, junto con la tierra, el mar, el aire y el espacio. Y España cuenta con una unidad militar de élite encargada de protegerlo. Se trata de los boinas grises del Mando Conjunto del Ciberespacio (MCCE). 

A diferencia de los conflictos tradicionales, la guerra en el ciberespacio no tiene líneas de batalla visibles ni fechas de inicio o fin. Es un enfrentamiento constante, donde la preparación y la anticipación son clave. Los boinas grises operan en lo que se conoce como la "zona gris": un estado de tensión continua en el que no hay guerra declarada, pero tampoco paz absoluta.

En primera línea de defensa digital

Ubicados en la Base de Retamares, estos 400 militares altamente especializados tienen la misión de vigilar, proteger y, si es necesario, contraatacar en el ciberespacio. No portan fusiles ni blindados, sino conocimientos avanzados en ciberseguridad, inteligencia artificial y sistemas de defensa digital. Desde su creación en 2020, esta unidad ha crecido en importancia y recursos, con el objetivo de llegar a 1.300 efectivos en 2031, integrando personal de los tres ejércitos y la Armada.

El ciberespacio ya es un campo de batalla más. Como explica el Vicealmirante Javier Roca, Comandante del Mando Conjunto del Ciberespacio (MCCE) en la guerra de Ucrania y Rusia "ambos bandos lo han incorporado en sus estrategias para realizar ataques, recopilar inteligencia, y defender sus infraestructuras". Por ello, según cuenta Roca las boinas grises tienen "capacidades de defensa, de inteligencia, y de ataque" para cualquier intento que pueda comprometer la seguridad del país

la guerra sin trincheras

Lejos de la imagen clásica de la guerra, los conflictos en el ciberespacio cuentan a diario con miles de intentos de ciberataques que amenazan infraestructuras críticas, desde ministerios hasta sistemas financieros y redes de comunicación.

Los enemigos suelen ser hackers individuales, grupos de ciberdelincuencia organizada e incluso estados que emplean ciberataques. Pero la mayor preocupación son las APT (Amenazas Persistentes Avanzadas), sofisticados grupos respaldados por gobiernos extranjeros con la capacidad de infiltrarse en redes estratégicas y operar sin ser detectados durante meses o incluso años.

Para combatir estas amenazas, el MCCE ha desarrollado el Sistema de Combate del Ciberespacio (SCOMCE), una plataforma integral que permite defender, recopilar inteligencia y lanzar contraataques si es necesario. Este sistema, en el que el Ministerio de Defensa invirtió hace 3 años 80 millones de euros, representa una de las armas más avanzadas en la lucha digital.

Además, el MCCE cuenta con el Centro de Ciberdefensa 5G, una unidad dedicada a investigar vulnerabilidades en las redes de quinta generación y fortalecer la seguridad de los sistemas nacionales que dependen de esta tecnología.

El arma del futuro

Junto a los boinas grises, otro equipo clave en esta batalla invisible es el Centro de Referencia de Inteligencia Artificial del EMAD, creado en 2024 para mantener a las Fuerzas Armadas españolas en la vanguardia de la ciberdefensa.

""El principal riesgo de la IA es la propia IA, y el hecho de no utilizarla, porque los adversarios ya lo están haciendo", explica Icía Masid, ingeniera en Ciberseguridad del ISDEFE. Además, advierte de que "tenemos utilizar la IA en nuestra defensa".

En un mundo donde las tecnologías han transformado todos los aspectos de la vida, la seguridad nacional trasciende las fronteras físicas, abarcando también el ciberespacio. Por ello, las autoridades ponen el foco en las amenazas que pueden llegar en forma de un simple código, un ciberataque coordinado o una vulnerabilidad explotada en sistemas críticos. 

El ciberespacio se ha convertido en el "quinto dominio" de la defensa, junto con la tierra, el mar, el aire y el espacio. Y España cuenta con una unidad militar de élite encargada de protegerlo. Se trata de los boinas grises del Mando Conjunto del Ciberespacio (MCCE). 

A diferencia de los conflictos tradicionales, la guerra en el ciberespacio no tiene líneas de batalla visibles ni fechas de inicio o fin. Es un enfrentamiento constante, donde la preparación y la anticipación son clave. Los boinas grises operan en lo que se conoce como la "zona gris": un estado de tensión continua en el que no hay guerra declarada, pero tampoco paz absoluta.

En primera línea de defensa digital

Ubicados en la Base de Retamares, estos 400 militares altamente especializados tienen la misión de vigilar, proteger y, si es necesario, contraatacar en el ciberespacio. No portan fusiles ni blindados, sino conocimientos avanzados en ciberseguridad, inteligencia artificial y sistemas de defensa digital. Desde su creación en 2020, esta unidad ha crecido en importancia y recursos, con el objetivo de llegar a 1.300 efectivos en 2031, integrando personal de los tres ejércitos y la Armada.

El ciberespacio ya es un campo de batalla más. Como explica el Vicealmirante Javier Roca, Comandante del Mando Conjunto del Ciberespacio (MCCE) en la guerra de Ucrania y Rusia "ambos bandos lo han incorporado en sus estrategias para realizar ataques, recopilar inteligencia, y defender sus infraestructuras". Por ello, según cuenta Roca las boinas grises tienen "capacidades de defensa, de inteligencia, y de ataque" para cualquier intento que pueda comprometer la seguridad del país

la guerra sin trincheras

Lejos de la imagen clásica de la guerra, los conflictos en el ciberespacio cuentan a diario con miles de intentos de ciberataques que amenazan infraestructuras críticas, desde ministerios hasta sistemas financieros y redes de comunicación.

Los enemigos suelen ser hackers individuales, grupos de ciberdelincuencia organizada e incluso estados que emplean ciberataques. Pero la mayor preocupación son las APT (Amenazas Persistentes Avanzadas), sofisticados grupos respaldados por gobiernos extranjeros con la capacidad de infiltrarse en redes estratégicas y operar sin ser detectados durante meses o incluso años.

Para combatir estas amenazas, el MCCE ha desarrollado el Sistema de Combate del Ciberespacio (SCOMCE), una plataforma integral que permite defender, recopilar inteligencia y lanzar contraataques si es necesario. Este sistema, en el que el Ministerio de Defensa invirtió hace 3 años 80 millones de euros, representa una de las armas más avanzadas en la lucha digital.

Además, el MCCE cuenta con el Centro de Ciberdefensa 5G, una unidad dedicada a investigar vulnerabilidades en las redes de quinta generación y fortalecer la seguridad de los sistemas nacionales que dependen de esta tecnología.

El arma del futuro

Junto a los boinas grises, otro equipo clave en esta batalla invisible es el Centro de Referencia de Inteligencia Artificial del EMAD, creado en 2024 para mantener a las Fuerzas Armadas españolas en la vanguardia de la ciberdefensa.

""El principal riesgo de la IA es la propia IA, y el hecho de no utilizarla, porque los adversarios ya lo están haciendo", explica Icía Masid, ingeniera en Ciberseguridad del ISDEFE. Además, advierte de que "tenemos utilizar la IA en nuestra defensa".

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Soy redactora en El HuffPost España, donde te cuento las historias más curiosas y te intento ayudar a encontrar esos detalles que marcan la diferencia en la vida cotidiana.

 

Sobre qué temas escribo

Tengo el privilegio de escribir sobre una amplia variedad de temas, con un enfoque que abarca tanto actualidad como estilo de vida. Escribo con la intención de contarte historias que te interesen y ofrecerte información que hagan tu vida un poco más fácil.


Te ayudo a no caer en estafas, te doy consejos de salud y cuidado personal, además de recomendaciones de destinos para tu próximo viaje.


Mis artículos son un surtido de historias curiosas, viajes, cultura, estilo de vida, naturaleza, ¡y mucho más! Mi objetivo es despertar tu curiosidad y acompañarte con lecturas útiles y entretenidas.

  

Mi trayectoria

Soy madrileña, pero con raíces en Castilla-La Mancha. Estudié Periodismo en la Universidad Ceu San Pablo, aunque siempre digo que mi verdadera escuela ha sido El HuffPost, el lugar donde escribí mis primeras líneas como periodista. Empecé como becaria y ahora colaboro en este medio que me ha visto crecer.


Mi pasión por el periodismo nació en la infancia, cuando dibujaba las portadas de los medios deportivos y soñaba con convertirme en una de aquellas reporteras que veía en la televisión.

 


 

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