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Luana, camarera de 20 años: "A veces me hacían empezar tarde para que no contara como turno doble y pagarme lo mismo que uno normal"

Luana, camarera de 20 años: "A veces me hacían empezar tarde para que no contara como turno doble y pagarme lo mismo que uno normal"

"A la larga, te abre los ojos al mundo".

Imagen de una camarera en una cafetería.
Imagen de una camarera en una cafetería.Getty Images

Su nombre es Luana. Tiene 20 años y trabaja como camarera en la localidad italiana de Brindisi. Lleva ya un lustro de experiencia en un oficio al que no tuvo más remedio que lanzarse con 15 años, con el objetivo de poder pagar parte de sus estudios y aliviar la economía familiar.

En esos 5 años también ha aprendido algo más que los pormenores del servicio en la restauración, también conoce lo que son los turnos dobles sin pagar y, en cuanto a lo que se paga, también conoce lo que es embolsarse solo 4 horas por una hora. Su historia podría ser la de otras y otros tantos en cualquier país mediterráneo, pero entronca directamente con la de una joven explotada en un restaurante pizzería de la costa.

Así lo recoge el diario italiano La Reppublica, en una información en la que relata sus comienzos en el local en el que comenzó a trabajar en el primer estío de sus 15 años. "Empezaba a trabajar a las 16:00 horas y terminaba después de las 2:00, en las llamadas condiciones normales. Pero en agosto a menudo tenía que hacer doble turno. Esto significaba que empezaba a trabajar sobre las 7:00 y trabajaba hasta la hora de cerrar", explica ella.

Turnos dobles falsos, salario a final de semana y en negro

Luana cuenta que ha llegado a hacer 20 horas, pero siempre con truco para que no tuviesen que pagarle una extra o un turno doble. "A veces me hacían empezar a las 10 de la mañana en lugar de a las 7 para que no me reconocieran el doble turno", resume de la picaresca de la explotación laboral, para "así trabajaba 14 horas en lugar de 18, y me pagaban lo mismo que en un turno normal".

"A la larga, te abre los ojos al mundo"

La joven dejó claro su malestar, pero solo logró un aumento de cinco euros por hora al año. Hacía tareas que no eran de su competencia, solía estar con otro compañero, pero en ocasiones estaba completamente sola. "A la larga, te abre los ojos al mundo", destaca, quien cobraba a final de semana, pero siempre en negro. ¿Qué hace ahora Luana? Ha llegado a la universidad, en Bari, donde estudia Ciencias Jurídicas, y con lo ahorrado durante este tiempo, puede pagarse una habitación. 

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