Así son los primeros '300' soldados sirios que pelearán por Rusia en Ucrania

Así son los primeros '300' soldados sirios que pelearán por Rusia en Ucrania

Tropas de élite, arrastradas a miles de kilómetros de distancia para combatir en un país desconocido a un pueblo desconocido por la promesa de un sueldo de mil dólares.

Unidad de soldados de élite del Ejército sirio, en una foto de archivo.Hisam Hac Omer/Anadolu Agency via Getty Images

La guerra de Ucrania no es solo un conflicto internacional por la convulsión que ha generado a nivel mundial y las correspondientes sanciones. También lo es en el terreno de batalla. No solo por los combatientes voluntarios de todo el mundo que se han unido a las filas ucranianas, los experimentados militares chechenos o las tropas de mercenarios del Grupo Wagner que luchan por Rusia. Los primeros 300 militares sirios ya han llegado a suelo ruso, según han confirmado medios como The New York Times o BBC.

Se trata de un grupo de soldados pertenecientes a la 25ª División del Ejército sirio, más conocida por el sobrenombre de Fuerzas Tigre. Simbolizan la última hornada de tropas de élite de Siria, lo mejor del país después de que el régimen de Baschar Al-Assad lograse recuperar el control de la mayor parte del territorio y recomponer su Ejército nacional.

Su llegada se produce en un momento crucial para el futuro del conflicto, en un escenario en que el Pentágono estadounidense y la Inteligencia británica apuntan a que las tropas rusas viven un desgaste sin precedentes en la invasión sobre Ucrania, que ha llevado a Rusia a cambiar de estrategia para centrar su ofensiva en el este y redoblar sus esfuerzos para conseguir avances en el Donbás, algo que no ha terminado de lograr en la capital y otras ciudades del norte como Járkov o Chernígov.

Todos los síntomas apuntan a que Rusia necesita más efectivos, desde el oscurantismo a la hora de reconocer el número de bajas que ha sufrido hasta el momento en la incursión hasta el reciente decreto firmado por el mandatario ruso para reclutar a 134.500 nuevos soldados entre la ciudadanía rusa.

  Combatientes del Ejército sirio desfilando.Hisam Hac Omer/Anadolu Agency via Getty Images

Veteranos a cambio de mil dólares mensuales

Según explica el rotativo estadounidense, esta primera llegada de soldados extranjeros es solo la punta de un iceberg encarnado en un objetivo: sumar un total de 16.000 sirios a sus filas. No les vale cualquier tipo de soldado, puesto que el proceso de selección tiene unos claros requisitos: hombres de entre 20 y 45 años con un peso de 50 a 90 kilos, pero con una amplia experiencia en combate. Una veteranía que supone un aval claro, el de haber combatido en una cruenta guerra civil que se ha desarrollado en escenarios de combate tan diversos como el urbano o en el vasto desierto.

¿A cambio de qué? Putin ha puesto precio a su participación con la nada desdeñable cifra de un salario mensual de entre mil y dos mil dólares. Puede parecer poco por adentrarse en el infierno de las bombas, el fuego de artillería y los disparos, pero cabe destacar que el salario mínimo al mes en Siria para los funcionarios es de unos 57 dólares.

Mi familia no quiere que vaya. Pero tengo que hacerlo por el dinero. Lo más probable es que el 90% de nosotros vayamos y muramos
Testimonio de un soldado sirio relatado a la BBC

La cadena pública británica ha tenido acceso a testimonios de soldados sirios que aseguran que no desean sumarse al conflicto, pero la oferta económica es demasiado grande como para despreciarla. “Mi familia no quiere que vaya. Pero tengo que hacerlo por el dinero. Lo más probable es que el 90% de nosotros vayamos y muramos”, ha relatado uno de los soldados a la BBC.

La explicación de por qué marchan a una nueva guerra no se encuentra solo en la de sus bolsillos, también responde a la situación de sus hogares. En caso de que estos soldados sirios mueran en el combate, sus familias percibirán una prima de 2.800 dólares, más 600 dólares al mes durante un año.

Para algunos no será su segundo conflicto, puesto que al término de la guerra de Siria, este país se ha convertido en una suerte de exportador de combatientes que se han curtido en luchas en Libia, Azerbaiyán o la República Centroafricana. La próxima parada les llevará ante el siguiente letrero: ‘Ucrania’.

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Soy redactor de actualidad en El HuffPost, donde cada día realizo un seguimiento de todo lo que está pasando y marcando la jornada, con el único objetivo y árdua tarea de trasmitírselo a nuestros lectores de una forma en la que conozcan el contexto y el trasfondo más allá de un mero titular. Es decir, para que tu cuñado no pueda colártela otra vez.

 

Sobre qué temas escribo

Aunque en el día a día acabe escribiendo de cualquier cosa que suceda en el mundo, “puede que me recuerdes” de algunas temáticas que suelen quitarme el sueño con especial frecuencia. Me gusta escribir de política internacional, sobre todo cuando esta es eufemismo de atroces injusticias contra los derechos humanos o el medio ambiente, así como para acercar causas sociales que pasarían inadvertidas (la siguiente podría ser la tuya, así que escríbeme). La morriña también me devuelve en ocasiones a Galicia, sobre todo para que sus historias no se pierdan en el camino a la meseta.

 

Mi trayectoria

Antes de llegar a El HuffPost en 2021, fui periodista en La Voz de Galicia durante cinco años. En aquella etapa también pasé por los micrófonos de ‘Radio Voz’, en distintos programas radiofónicos. Y, aunque parezca poco probable, bebía más café que en la actualidad.


Soy de Ribeira, una bella localidad coruñesa que probablemente recuerdes del marisco, las páginas de sucesos o de personalidades de las que solemos presumir (tenemos a la triplista olímpica Ana Peleteiro y a una de las Tanxugueiras).


Aunque bromeo con que soy doctorado en Periodismo Gonzo, en realidad solo soy licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid (UCM), pero, eso sí, tengo la orla de la misma tienda que la que se la hizo al rey Felipe VI. Aquellos años en Madrid me sirvieron para conocer la ciudad, pero también para entender que el mercado de la vivienda aún podía ir a peor. Ah, también tengo otra identidad secreta bajo la que hago rap o escribo poesía y que solo revelé en la redacción para que me dejasen entrevistar a artistas.

 


 

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