Adiós al correo tradicional en 2026: el primer país del mundo quiere abolir las cartas y se espera que los demás sigan su ejemplo
El detonante principal ha sido la disminución del 90 por ciento en el volumen de cartas enviadas en un cuarto de siglo.
Dinamarca ha dado un paso que hasta hace poco parecía impensable: según detalla el medio británico The Economist, el país se prepara para convertirse en el primero de Europa que deja de entregar y recoger cartas de forma generalizada. La fecha marcada es el 30 de diciembre de 2025, un punto de inflexión que llega tras una caída abrupta en el uso del correo tradicional y un cambio legislativo que ha terminado por sentenciar su continuidad.
El detonante principal ha sido la disminución del 90 por ciento en el volumen de cartas enviadas en un cuarto de siglo. Solo en 2024 se registró una caída del 30 por ciento, un desplome que PostNord, el servicio postal estatal, considera irreversible. A ello se suma una nueva ley que eliminó la obligación de ofrecer servicios universalmente y a precios asequibles, además de suprimir la exención de IVA. El efecto fue inmediato: enviar una carta estándar pasó a costar 29 coronas, es decir, unos 4,50 euros. Para muchos daneses, ese importe convirtió la carta en un medio de comunicación poco viable.
The Economist explica que esta situación se enmarca en una tendencia mundial. A medida que proliferan los correos electrónicos, la mensajería instantánea y las plataformas sociales, el volumen de cartas ha caído en prácticamente todos los países. La pandemia aceleró aún más la transición hacia el entorno digital al fomentar el teletrabajo, reducir las interacciones presenciales y multiplicar las gestiones en línea. En paralelo, el comercio electrónico ha crecido hasta niveles récord: en 2022 se enviaron 161 000 millones de paquetes en el mundo, una cifra que podría alcanzar los 256 000 millones en 2027.
Mientras algunos operadores postales han logrado transformar su modelo, otros se tambalean. The Economist recuerda que compañías privatizadas o parcialmente privatizadas, como Malta Post o Poste Italiane, han diversificado su actividad con servicios financieros y aseguradores. En contraste, el Royal Mail británico continúa acumulando pérdidas. Incluso en grandes mercados, como el de Estados Unidos, la presión económica es intensa: el USPS perdió nueve mil millones de dólares en un solo año.
En el caso danés, el avance de la digitalización ha sido decisivo. El país encabeza desde hace cuatro años el ranking de las Naciones Unidas en digitalización del sector público. En palabras de Kim Pedersen, director ejecutivo de PostNord, “cuantas menos cartas se envían, mayores son los costes unitarios de procesamiento”, un círculo vicioso que ha terminado por hacer inviable el servicio.
Con la retirada de los emblemáticos buzones rojos, que pasarán a exhibirse en museos, Dinamarca abre un debate sobre el futuro del correo en Europa. Los expertos no descartan que otros países sigan el mismo camino en la próxima década, sobre todo aquellos con altos niveles de digitalización. En un mundo donde el papel pierde terreno, la logística de paquetes se perfila como la verdadera columna vertebral del sector postal del futuro.