Culpan a Putin de usar menores de edad como nueva arma de Rusia
Los servicios de inteligencia rusos están utilizando a adolescentes y personas vulnerables como instrumentos involuntarios en atentados explosivos en Ucrania, mediante engaños, chantajes y reclutamiento a través de redes sociales.

Los servicios de inteligencia rusos han puesto en marcha una táctica cada vez más recurrente: la utilización de civiles —incluidos niños y personas en situación vulnerable— como instrumentos involuntarios en ataques explosivos.
Uno de los casos más impactantes ocurrió el pasado 14 de febrero en la ciudad de Mykolaiv, cuando una mujer colocó una bolsa frente a un grupo de soldados ucranianos. Lo que parecía una entrega inocente terminó en tragedia: el paquete contenía una bomba que fue activada a distancia, matando a la mujer y a tres militares. Según la investigación, ella no era consciente del contenido explosivo y había sido manipulada a través de la red social Telegram, creyendo que solo transportaba dinero.
La bomba, según revelaron los servicios de seguridad ucranianos, había sido montada por un grupo de jóvenes, guiados paso a paso por agentes rusos. El patrón se ha repetido en varias regiones del país, especialmente en zonas alejadas del frente de batalla. En marzo, dos adolescentes también fueron víctimas de una operación similar en Ivano-Frankivsk, tras aceptar una oferta por "dinero fácil" sin saber que serían sacrificados en un ataque remoto.
Las autoridades ucranianas han identificado una tendencia sistemática: los servicios secretos rusos reclutan a jóvenes a través de plataformas digitales, ofreciéndoles recompensas por tareas aparentemente inofensivas, como dejar un paquete en un lugar específico. A menudo, los reclutas no saben que transportan explosivos. En algunos casos, la manipulación incluye intimidación o chantaje, como ocurrió con una menor de 14 años en Ternopil, a quien amenazaron con divulgar contenido privado si no colaboraba.
Estos actos, que ya han dejado decenas de muertos y heridos, han llevado a las fuerzas de seguridad ucranianas a lanzar campañas de concienciación en las escuelas, alertando a los estudiantes sobre los riesgos de contactos sospechosos en redes sociales. Bajo el lema "Quemar al oficial del FSB" —en referencia al servicio secreto ruso—, se intenta evitar que más jóvenes caigan en estas trampas.
Expertos comparan estas tácticas con las empleadas por organizaciones como Al Qaeda o el Estado Islámico. "Se trata de una estrategia brutal y extremadamente eficaz para sembrar el caos", explica Liubov Tsybulska, especialista en guerra híbrida. "Los agentes rusos no dudan en utilizar a los más vulnerables como carne de cañón".
Estos ataques también buscan exacerbar tensiones internas dentro de Ucrania. Muchos de los blancos han sido centros de reclutamiento militar, en un intento por avivar el descontento entre la población respecto a la movilización forzada de hombres en edad militar. Según el jefe de la Policía Nacional de Ucrania, Ivan Vyhivskyi, el objetivo es "crear una narrativa falsa para desestabilizar al país desde dentro".
La amenaza no se limita a Ucrania. En países como Reino Unido y Alemania, redes vinculadas al Kremlin han promovido actos de sabotaje e incitación al odio, buscando debilitar el respaldo europeo a Ucrania. De acuerdo con agencias de inteligencia occidentales, detrás de muchas de estas operaciones está la Unidad 29155 del GRU, un grupo élite responsable de operaciones encubiertas en Europa durante la última década.