Gavin Newsom, el gobernador de California que encarna todo lo que Trump aborrece
El demócrata, intratable en su estado y con aspiraciones a la Casa Blanca, planta cara al presidente de EEUU en su persecución de los migrantes. Defensor del aborto y la comunidad LGTBIQ+, supone una amenaza presente y futura.

Se llama Gavin Newsom, pero Donald Trump intenta mofarse de él como un crío de párvulos, con el mote de Newscum, algo así como "nueva escoria". El gobernador de California por el Partido Demócrata es, desde hace tiempo, no de los mayores archienemigos que tiene el presidente de Estados Unidos en las filas de la oposición, porque encarna todo lo que odia. Defensor de la comunidad LGTBIQ+ y del aborto, protector de los migrantes con sus espacios-santuario, preocupado por la vivienda pública y el medio ambiente, opuesto a la pena de muerte. Una ideología en sus antípodas, más allá de las luces y las sombras de una carrera dedicada exclusivamente a la política desde 1996.
Newsom es ahora la diana de Trump porque en su estado se están produciendo las mayores manifestaciones contra las redadas masivas del Gobierno federal contra migrantes sin papeles, que han hecho levantarse a la ciudadanía, sobre todo en Los Ángeles y sus alrededores. La respuesta del mandatario ha sido enviar 4.000 militares de la Guardia Nacional y 700 marines. El choque de competencias es claro. Si uno habla de incompetencia, el otro de provocación. Una materia tan sensible sirve de telón de fondo a una pelea mayor, la del poder total, porque a nadie se le escapa que el californiano tiene aspiraciones a la Casa Blanca en 2028 y todas las batallas cuentan.
Gavin Christopher Newsom (San Francisco, 10 de octubre de 1967) no oculta sus ganas de crecer. Inteligente, desde ya se está atrayendo la atención -esperando que se torne en favor- de los republicanos más templados que no apoyan a pies juntillas a Trump. Llegado el momento, pueden ayudarlo a mostrarse como un liberal nada radical, de centro, que es donde están la mayoría de votantes estadounidenses. Arrastra fama de ser un progre sanfranciscano de manual o un woke, como dice Trump, así que trata de limar sus aristas, por ejemplo, "presionando a los funcionarios para que tomen medidas enérgicas contra los campamentos de personas sin hogar o proponiendo propuso limitar la cobertura de salud para los inmigrantes que se encuentran en el país ilegalmente", cita AP.
Newsom apoyó a Joe Biden y a Kamala Harris, aunque en 2020 y en 2024 su nombre ya surgió como un posible aspirante al Despacho Oval. Dijo que no era su momento, no que no fuera a intentarlo nunca. Ahora, en la resaca de la victoria de Trump -esa que fue en enero aunque parece que han pasado eones-, se permite criticar algunas iniciativas de su administración amiga, pasando página y marcando distancias.
El 40º gobernador de California lleva en el cargo desde 2019 y renovó su actual mandato en 2022, con un 59,18 % de los votos. Intratable. Antes, fue por dos mandatos teniente gobernador del estado (2011-2019) y alcalde de San Francisco durante siete años (2004-2011). De origen irlandés, católico practicante, es hijo de un juez de un tribunal de apelación y de una madre pluriempleada tras divorciarse cuando Newsom tenía tres años: camarera, contable y secretaria para salir adelante. Tras criarse sobre todo con su madre y su hermana, ha reivindicado siempre que es de clase media y sabe lo que es "pasar una navidad sin regalos".
Formado en colegios católicos de San Francisco, el demócrata tuvo una infancia compleja por su dislexia, que aún hoy permanece. Tuvo problemas para leer, escribir y contar y buena parte de su formación fue oral, a base de audiolibros. Dice que de ahí le viene su afán por comunicar que, ya en la madurez, le ha brotado en forma de programas de televisión y podcasts. Logró ir a la Universidad de Santa Clara gracias a una beca parcial por deportes, porque destacaba en el béisbol y el baloncesto. No hizo carrera por esa vía por culpa de varias lesiones. Para pagar sus estudios, fue repartidor de productos de ortopedia, lavaplatos en un bar y dependiente en una tienda de alimentación.
En el año 89 se graduó en Ciencias Políticas, tras pasar su último semestre en Roma (Italia), una estancia que aumentó su conexión con los jesuitas, fijada en la universidad y hasta hoy porque, dice, le aporta "independencia y escepticismo". Dos años después de graduarse, sus intereses estaban lejos de la función pública y apostó por montar una bodega con ayuda de un magnate del petróleo local, Jean Paul Getty, que lo trató "como a un hijo". Defiende ahora el político que lo suyo no fue suerte de rico, sino que la tuvo gracias los contactos labrados por su familia en cuatro generaciones en San Francisco, en los que los Newsom han sido maestros, médicos, músicos...
El caso es que con la ayuda del amigo de la familia llegó a tener 23 negocios entre bodegas, restaurantes, hoteles y tiendas de ropa. Más de 700 empleados. Para 2002, sus propiedades comerciales (sin contar las partes de sus socios) llegaban a un valor de 6,9 millones de dólares. A los trabajadores que proponían ideas que fracasaba les daba un bono de 50 dólares, porque "no hay éxito sin fracaso". Dice que le gustaba la empresa, pero debió dejar ese mundo al entrar de lleno en política.

Trayectoria meteórica
Fue en 1995, cuando metió cabeza como voluntario en la campaña del alcalde demócrata de San Francisco Willie Brown. Le gustó como recaudador de fondos y organizador de eventos en sus bares así que tras ganar se lo llevó como miembro de la Comisión de Estacionamiento y Tráfico. Al año siguiente estaba en la Junta de Supervisión con una suplencia. En 1998, era miembro de pleno derecho. En 2003, se hacía ya con la alcaldía entera, aupado por su juventud y carisma. "Soy un liberal social y un guardián fiscal", decía de sí mismo.
Ya no paró, de vicegobernador a gobernador de dos en dos mandatos. 2011 fue el año en el que se estrenó en su actual cargo, lo que le da galones de veterano. Fue aquel un tiempo de purpurina, cuando la New York Magazine hablaba de su "belleza deslumbrante", su 1,90 de estatura, su gomina y sus trajes de Ralph Lauren. Tiene mucha experiencia, pero aún no le ha llegado el salto a la política federal. Se acerca, eso sí.
En sus años como gestor, Newsom ha destacado por algunos caballos de batalla muy significativos. En lo municipal, es recordado por su reforma del transporte público en San Francisco, el tren en especial, por sus limitaciones al precio de los alquileres y el impulso a la vivienda pública (con colaboración privada). Con el tiempo, fue añadiendo preocupaciones ambientales.
En el estado, promovió las uniones entre personas del mismo sexo pese a que contravenían aún las legislaciones federales (2004) y ha sido un defensor de la comunidad LGTBIQ+, creando zonas-refugio incluso para transexuales, como ha hecho con los migrantes sin papeles. Ha participado en piquetes sindicales para apoyar una huelga contra los grandes empresarios hoteleros y ha creado hogares estables para 5.000 sintecho. Defiende la legalización del cannabis y con él no hay pena de muerte en California, ha creado un programa de ayuda a promesas universitarias, ha aprobado protocolos que reducen la violencia policial admitida y es conocido como uno de los políticos más y mejor incorporados a las redes sociales. Incluso tiene publicado un libro sobre digitalización en la administración pública.
Desde 2023 lidera la Campaña por la Democracia, que se entiende como una plataforma para aspirar a cargos federales un día, en la que se centra en combatir a los "líderes autoritarios" como el actual presidente.
No todo es jauja. Newsom fue severamente criticado durante la pandemia de coronavirus, incluyendo un intento de destitución impulsado por republicanos y que sólo recibió un 38% de apoyos, pero también por empresarios y padres frustrados que sentían que el estado actuó con demasiada cautela y se negó a relajar las medidas de control, como lo hicieron otros estados. Con el tiempo ha reconocido que quizá debió actuar de otra manera. Desde luego, no es un negacionista como Trump. También fue criticado en los tres últimos años por no atajar a tiempo o con más medios los incendios que recurrentemente los incendios forestales en California, aunque siempre expone lo desmedido de la catástrofe y la falta de ayuda de otras administraciones.
Para algunos, tampoco es coherente ir de líder verde y duplicar los permisos para fracking como hizo nada más llegar al cargo, aunque luego revertió parte de esas licencias, luego firmó algunas sueltas y, al fin, se ha comprometido a poner fin a la extracción de petróleo para 2045.
En lo personal, este gobernador que hoy quita el sueño a Trump está casado con la directora y documentalista Jennifer Siebel (que tiene el cargo de "primera pareja" de California y no de primera dama), con la que tiene cuatro hijos. Se casaron en 2008.
Es su segunda esposa. La primera, con la que estuvo tres años, es Kimberly Guilfoyle, una abogada famosa por convertirse en comentarista política de la cadena conservadora Fox, que luego ha llegado a ser asesora del presidente Trump... y más que asesora, su nuera: a finales del año pasado, rompió con Donald Trump Junior, el hijo del mandatario, quien ha sido su pareja durante cinco años. Aún se lleva bien con Newsom.