La Verja de Gibraltar tiene los días contados: Reino Unido y España confían en derribarla en enero de 2026
El diario 'El País' revela que los gobiernos implicados mantienen negociaciones para concretar el principal pacto contemplado en el Tratado relativo a Gibraltar.
Una de las fronteras más simbólicas de Europa tiene los días contados. De cumplirse los plazos previstos, la Verja que separa Gibraltar de La Línea de la Concepción desde 1969 será derribada en enero de 2026, poniendo fin a más de medio siglo de controles fronterizos. Tal y como adelanta El País, Bruselas, Madrid y Londres ultiman el texto jurídico que abrirá la Roca al espacio Schengen, en lo que se considera un "acuerdo histórico" para España, el Reino Unido y la Unión Europea.
Confían en cerrar en octubre este texto jurídico definitivo, furto del acuerdo alcanzado en junio sobre el futuro del Peñón tras el Brexit, de modo que pueda ser ratificado en torno a la Navidad y entrar en vigor poco después. El ministro principal gibraltareño, Fabian Picardo, evita fijar fechas concretas, pero asegura que todos los actores implicados trabajan para acelerar el calendario.
El borrador en inglés está muy avanzado, aunque fuentes comunitarias advierten de que el trámite podría demorarse, ya que, según han explicado varias fuentes de la Comisión Europea a El País, el texto deberá traducirse a 23 idiomas y superar la votación en el Parlamento Europeo, donde "España tiene que hacer un esfuerzo diplomático porque algún fleco jurídico puede presentar complicaciones con los eurodiputados de algunos países".
"Eliminaremos todas las barreras físicas"
El pacto político alcanzado en junio entre Londres, Madrid, Bruselas y Gibraltar puso fin a años de tensiones y despejó los escollos más delicados: la fiscalidad indirecta y la aplicación de controles Schengen.
"Eliminaremos todas las barreras físicas, controles sobre personas y mercancías que crucen entre España y Gibraltar, pero manteniendo la integridad de la zona Schengen, el mercado único europeo y la unión aduanera", explicó meses atrás el comisario de Comercio y negociador europeo con Reino Unido, Maros Sefcovic.
Se pretende acabar así con el modelo de doble control en el puerto y el aeropuerto gibraltareños, gestionado por las policías española y local y la futura unión aduanera de la Roca con la UE. También se prevé establecer un nuevo sistema impositivo en Gibraltar, que incluye al tabaco, con el objetivo de evitar distorsiones y fomentar la economía del Campo de Gibraltar.
Preocupación entre los trabajadores aduaneros
Más allá de las cuestiones técnicas, Bruselas subraya el valor simbólico de la demolición de la Verja, erigida en 1969 y reabierta en los años ochenta, pero que aún separa físicamente a miles de trabajadores transfronterizos. Para la UE, su eliminación significa "recoser" Schengen y cerrar una de las últimas heridas abiertas por el Brexit, comparable a la de Irlanda del Norte.
Sin embargo, el acuerdo ha reavivado viejas polémicas sobre la soberanía. El exministro español José Manuel García-Margallo lo calificó de "rendición total", mientras que la Comisión Europea insiste en que esa cuestión nunca estuvo sobre la mesa.
El Gobierno de Pedro Sánchez defiende que es el "mejor acuerdo posible", y confía en que impulse tanto la relación bilateral con el Reino Unido, un socio estratégico en comercio e inversiones, como la posición común de Londres y Bruselas en un contexto internacional marcado por la guerra en Ucrania y la inestabilidad en Oriente Medio.
Por su parte, la desaparición de los controles aduaneros en la frontera con Gibraltar, generó inquietud en el Campo de Gibraltar, donde más de 40 trabajadores del sector aduanero podrían perder sus empleos si cesa la actividad de despacho de mercancías.
El sindicato Coordinadora TPA trasladó esta preocupación a Juan Franco, alcalde de La Línea. Alberto Mesa, coordinador comarcal del sindicato, agradeció al edil su "reacción inmediata" y su "total alineación" con la defensa de estos puestos. Franco se comprometió a elevar el asunto a la Mancomunidad de Municipios, la Diputación Provincial, la Junta de Andalucía y el Gobierno de España.
"Hace falta voluntad política para que esto no quede en el aire", advirtió Mesa, quien dijo que era urgente la actuación de las administraciones para evitar consecuencias sociales indeseadas.
Por el contrario, la Asociación Sociocultural de Trabajadores Españoles en Gibraltar (ASTEG), se mostró muy feliz con el cambio. "Estamos muy satisfechos. Al fin se ha llegado al momento decisivo, teníamos ya las esperanzas perdidas de tanto esperar", señaló su portavoz, Juan José Uceda, a EFE. Se estima que unos 15.000 empleados cruzan diariamente esta frontera para acudir a sus lugares de trabajo, de los cuales alrededor de 10.000 son ciudadanos españoles. "Ese era el principal obstáculo para los trabajadores", denunció.
Si el calendario se cumple, la caída de la Verja en 2026 no solo transformará la vida cotidiana en el Campo de Gibraltar, sino que también redefinirá las relaciones entre España, el Reino Unido y la Unión Europea.