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ONU, día 1: Gaza, Ucrania, desprecios, lujos y averías de Trump para estrenar el debate

ONU, día 1: Gaza, Ucrania, desprecios, lujos y averías de Trump para estrenar el debate

Los primeros mandatarios mundiales intervienen en la Asamblea General, en un arranque marcado por la intervención de Trump, que fue a insultar la tarea de la organización internacional. Pero son más los que creen en el multilateralismo. 

El presidente de EEUU, Donald Trump, con el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, durante la 80ª Asamblea General, el 23 de septiembre de 22025, en Nueva York.AL DRAGO / Reuters

La Asamblea General de Naciones Unidas es un remolino. Más de 140 líderes acuden al debate general y participan, en paralelo, en incontables jornadas, conferencias y debates. La diplomacia jugando su copa mundial en Manhattan. El primer día, el de ayer, venía fuerte, porque comparecía el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, el anfitrión, deseoso de hablar tras su retorno a la Casa Blanca. No defraudó. Vimos al republicano más deslenguado, ofensivo, despreciando el trabajo de la ONU y disparando contra un sistema, el multilateralismo, sobre el que se ha levantado el planeta desde la Segunda Guerra Mundial. 

Pero hubo mucho más, de los grandes temas esperados, como el de Gaza, a giros de timón en conflictos como el de Ucrania. También una defensa de otro mundo, distinto al trumpista, críticas a sus aranceles y mensajes de entendimiento. No faltaron averías (el karma quiso que le tocasen a Trump y a su esposa, Melania) y polémicas sobre las compras que pueden o no hacer en Nueva York los emisarios de países como Irán. 

Este es el resumen de lo vivido, a la espera de la intervención de hoy del rey español, Felipe, y de la traca del israelí Benjamin Netanyahu, el jueves.  

Gaza, el corazón

La ofensiva de Israel contra en Gaza, que deja más de 65.000 asesinados ya, estuvo en el corazón de la jornada. Desde las primeras frases de Luiz Inacio Lula da Silva, presidente de Brasil y primero en intervenir en la Asamblea, la palabra maldita, "genocidio", estuvo en la tribuna. Uno de los primeros líderes que ordenó el embargo de armas a Israel, dejó claro que asistimos a un intento de borrado del pueblo palestino y su desaparición está cerca, si el mundo no interviene. 

Trump vino luego, demostrando que se sigue mereciendo la etiqueta de mejor amigo de Israel, criticando la avalancha de reconocimientos del Estado de Palestina (156 países ya, superando el 80% del mundo) porque son, dice, "una recompensa para los terroristas" de Hamás. 

El presidente de Colombia, Gustavo Petro, subió el tono al proponer "unir ejércitos y armas" para "liberar a Palestina" y plantear la creación de un "ejército de la salvación" votado por la ONU y sin veto, llamamiento que sumó intensidad al debate.

Otros líderes como el rey Abdalá II de Jordania y los presidentes de Turquía, Recep Erdogan; de Chile, Gabriel Boric, exigieron un alto el fuego, ayuda humanitaria y respuestas legales, y el uruguayo Yamandú Orsi reclamó la liberación de rehenes y el cese inmediato de las hostilidades. Para la mayoría de países que intervinieron, la solución de dos Estados y un alto el fuego inmediato son condiciones urgentes para frenar la catástrofe humanitaria.

Fuera de tribuna, pero en una entrevista al hilo del debate, el presidente Francés, Emmanuel Macron, aseguró que Benjamín Netanyahu "ya no tiene proyecto", porque la guerra total "no funciona", y vio clave la presión que pueda ejercer Trump para frenar el conflicto. Recurrió a las flores para convencerlo. "Veo a un presidente estadounidense que está movilizado, que lo ha vuelto a decir esta mañana en la tribuna ('quiero la paz, he arreglado siete conflictos'), que quiere el Premio Nobel de la Paz. El Premio Nobel de la Paz solo es posible si se pone fin a este conflicto", dijo el galo

Ucrania, cambio de discurso

Unas de las sorpresas de la jornada la dio un encuentro bilateral entre Trump y el presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski. A su término, el norteamericano dijo que el país invadido por Rusia puede recuperar todo su territorio ocupado, que se estima en un 20% del suelo. ¿Por qué es nuevo? Porque el magnate siempre ha defendido, desde que lanzó el proceso negociador con Moscú en febrero, que Kiev iba a tener que ceder, empezando por Crimea y siguiendo por las cuatro regiones que tiene hoy parcialmente tomadas por su agresor. Le decía a Zelenski que fuera deciendo, básicamente. Ahora, parece que confía en sus posibilidades y en su derecho soberano. 

Como era de esperar, el viraje ha entusiasmado a Ucrania. "Muy positivo", un "gran cambio", dice su presidente, que espera así recibir de nuevo la ayuda financiera y militar que necesita para hacer frente a los de Vladimir Putin. Esos que avanzan en el este cada día mientras demoran las negociaciones de paz. Un statu quo que les va muy bien. 

El presidente de Francia, Macron, celebró lo que leyó como un giro en el discurso de Trump sobre Ucrania y defendió que el debilitamiento económico ruso puede acelerar el fin del conflicto. Fue otra de las novedades, que Trump planteó hacer daño desde los rublos a Putin. Falta ver el cómo. 

Tragar o no tragar

El presidente de Brasil, Lula da Silva, está siendo uno de los pocos líderes mundiales que se niega a agachar la cabeza ante las exigencias arancelarias de EEUU. Tienen ambos una guerra comercial abierta, porque Brasilia ha optado por responder a Trump con su misma moneda. Ayer, sin encogerse, abrió la sesión reclamando reglas más justas y mayor protagonismo de la Organización Mundial de Comercio (OMC) frente al uso de sanciones comerciales como herramienta política. 

La imposición por parte de EEUU de aranceles del 50 % a las importaciones brasileñas fue uno de los ejes del contraste entre ambos mandatarios, y otros líderes -como el sudafricano Cyril Ramaphosa y el portugués Marcelo Rebelo de Sousa- alertaron sobre el uso del comercio "como arma". La Administración de Trump impuso aranceles del 50 % a las importaciones brasileñas como castigo por el juicio contra Bolsonaro, un estrecho aliado de Trump, condenado a 27 años de cárcel por intentar un golpe de Estado.

Trump y Lula se cruzaron en los pasillos de la ONU y acordaron encontrarse la próxima semana. El mandatario de EEUU afirmó que hubo una "excelente química" entre ambos. "Debo contarles que yo estaba entrando y el líder de Brasil saliendo. Nos vimos, él me vio, y nos abrazamos", reveló Trump. "Me pareció un hombre muy amable, en realidad me gustaría conocerlo. Yo solo hago negocios con gente que me gusta", añadió.

Sin embargo, resuena en la sala la denuncia del brasileño de un "desorden internacional" y de las medidas unilaterales que, dijo, vulneran la soberanía de Brasil por el juicio contra el exmandatario brasileño Jair Bolsonaro (2019-2022). Trump ha hablado de caza de brujas a su amigo y queda claro que le aprieta las tuercas con las tasas comerciales como castigo. 

La transformación

Sobre tragar o no tragar, también de fondo el debate sobre las mayorías en la ONU y sus imposiciones. Macron aprovechó para reclamar una reforma del Consejo de Seguridad -incluida mayor representación africana- y rechazó la lógica de bloques que contraponga al G7 y los BRICS, pidiendo volver a la cooperación internacional para afrontar desafíos globales. La mandataria de Perú, Dina Boluarte, pidió que el próximo secretario general sea latinoamericano y advirtió sobre la renovación del "totalitarismo con otros rostros".

Es común la idea de que la ONU se tiene que transformar, que no puede mantener el esquema de los ganadores de la Segunda Guerra Mundial, cuando el planeta ya es otro. El problema es el choque de visiones: el llamado Sur Global tiene claro que quiere máz voz y más integración pero, sin embargo, Trump fue todo desprecio contra una organización que ve obsoleta. Arremetió contra sus anfitriones porque nio ha "contribuido" a la pacificación mundial. Cuestionó el propósito de la organización, afirmando que tenía un potencial enorme, pero que no lo estaba cumpliendo. Todo lo que hace, afirmó, es escribir cartas enérgicas a las que no les da seguimiento. Las palabras vacías, dijo, no acababan con las guerras.

Trump acusó a la ONU de no haberlo “ayudado” a frenar los conflictos armados, de limitarse a redactar “cartas muy enérgicas” y de difundir “mentiras” sobre el clima. Más tarde, en un encuentro bilateral con el secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, matizó su postura y afirmó que EE.UU. apoya a la organización “al 100 %”.

También atacó a la ONU por la ayuda brindada a los solicitantes de asilo que querían entrar en Estados Unidos, afirmando: "Se supone que la ONU debe detener las invasiones, no crearlas ni financiarlas". Un reproche que también hizo a sus ¿aliados? europeos, a los que dijo que pasen la página de las políticas de puertas abiertas. Que sois tontos, le faltó decir, ante la invasión migratoria. 

Las escaleras y el teleprompter...

La pimienta del día también tuvo que ver con Trump, porque una rebelión de las máquinas trató de complicarle la intervención. El presidente de EEUU abrió su intervención con ironías sobre el funcionamiento de la sede de la ONU, porque se quedó atrapado en unas escaleras mecánicas y que el teleprompter en el que debía leer su discurso falló, usándolo como metáfora para cuestionar la eficacia del organismo. "La ONU sólo me dio una escalera eléctrica defectuosa y un teleprompter que no funciona", dijo literalmente. Luego vino el chaparrón, sin chistes. 

La Casa Blanca no se conformó con la anécdota y pidió investigar si la avería fue intencionada, mientras que tras varias horas de investigación, la oficina del portavoz de la ONU explicó que un camarógrafo que acompañaba a los Trump subió en la misma escalera con el fin de documentar su llegada y, al llegar arriba, por delante de ellos, "pudo haber activado sin darse cuenta un mecanismo de seguridad". Fue cosa de su gente, pero la disculpa no llegó. 

... y las compras de lujo

Además, el Gobierno de Estados Unidos ha prohibido oficialmente que los diplomáticos de Irán que se encuentran en Nueva York por la Asamblea puedan adquirir productos en tiendas mayoristas o en tiendas de lujo. No tienen permitido acceder a este tipo de establecimientos. De acuerdo con el aviso, si un funcionario de Irán quiere comprar algo en estas tiendas debe obtener un permiso especial en la Oficina de Misiones Extranjeras del Departamento de Estado y así poder "comprar artículos de lujo" mientras están en Estados Unidos.

Por su parte, el portavoz del Departamento de Estado, Tommy Pigott, publicó en su cuenta de X que no permitirán que "el régimen iraní deje que sus élites clericales hagan compras compulsivas en Estados Unidos mientras obligan a su pueblo en Irán a soportar pobreza". 

Como país que acoge la sede de la ONU, Estados Unidos ha limitado o impuesto restricciones a distintos países como Venezuela, China, Cuba, Eritrea, Rusia, Siria, Bielorusia o Corea del Norte. Por orden del Departamento de Estado los diplomáticos de estos países ante la ONU no pueden viajar a más de 40 kilómetros de distancia de la isla de Manhattan.

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Soy redactora centrada en Global y trato de contar el mundo de forma didáctica y crítica, con especial atención a los conflictos armados y las violaciones de derechos humanos.

 

Sobre qué temas escribo

Mi labor es diversa, como diverso es el planeta, así que salto de Oriente Medio a Estados Unidos, pero siempre con el mismo interés: tratar de entender quién y cómo manda en el siglo XXI y cómo afectan sus decisiones a la ciudadanía. Nunca hemos tenido tantos recursos, nunca hemos tenido tanto conocimiento, pero no llegan ni las reformas ni la convivencia prometidas. Las injusticias siempre hay que denunciarlas y para eso le damos a la tecla.

 

También tengo un especial empeño en la actualidad europea, que es la que nos condiciona el día a día, y trato de acercar sus novedades desde Bruselas. En esta ciudad y en este momento, la defensa es otra de las materias que más me ocupan y preocupan.

 

Mi trayectoria

Nací en Albacete en 1980 pero mis raíces son sevillanas. Estudié Periodismo en la Universidad de Sevilla, donde también me hice especialista en Comunicación Institucional y Defensa. Trabajé nueve años en El Correo de Andalucía escribiendo de política regional y salté al gabinete de la Secretaría de Estado de Defensa, en Madrid. En 2010 me marché como freelance (autónoma) a Jerusalén, donde fui corresponsal durante cinco años, trabajando para medios como la Cadena SER, El País o Canal Sur TV.

 

En 2015 me incorporé al Huff, pasando por las secciones de Fin de Semana y Hard News, siempre centrada en la información internacional, pero con brochazos de memoria histórica o crisis climática. El motor siempre es el mismo y lo resumió Martha Gellhorn, maestra de corresponsales: "Tiro piedras sobre un estanque. No sé qué efecto producen, pero al menos yo tiro piedras". Es lo que nos queda cuando nuestras armas son el ordenador y las palabras: contarlo. 

 

Sí, soy un poco intensa con el oficio periodístico y me preocupan sus condiciones, por eso he formado parte durante unos años de la junta directiva de la ONG Reporteros Sin Fronteras (RSF) España. Como también adoro la fotografía, escribí  'El viaje andaluz de Robert Capa'. Tuve el honor de recibir el XXIII Premio de la Comunicación Asociación de la Prensa de Sevilla por mi trabajo en Israel y Palestina y una mención especial en los Andalucía de Periodismo de la Junta de Andalucía (2007). He sido jurado del IV Premio Internacional de Periodismo ‘Manuel Chaves Nogales’.

 

 


 

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