Así es el Poseidón, el arma nuclear submarina que Rusia probó con éxito
Está diseñado para transportar cargas nucleares o convencionales y operar a gran profundidad bajo el agua, lo que le permitiría atacar objetivos costeros o estratégicos desde el mar.

Rusia dobla su apuesta en la carrera armamentística submarina. El presidente de Rusia, Vladímir Putin, ha anunciado este miércoles que su país ha conseguido realizar con éxito un ensayo del sumergible atómico no tripulado Poseidón. "Ayer realizamos una nueva prueba de otro sistema prometedor, el submarino no tripulado Poseidón, también de propulsión nuclear", ha asegurado el mismo en una reunión con militares heridos en el conflicto con Ucrania, que se ha retransmitido por la televisión estatal.
Según Putin, el Poseidón, también conocido como Status-6 o con el nombre clave “Kanyon” según la OTAN, activó su propulsión nuclear de manera sostenida, recorrió kilómetros bajo el mar y demostró que su sistema de navegación autónoma funciona a la perfección. "Por primera vez fue posible no solo lanzarlo desde un submarino portador utilizando un motor auxiliar, sino también poner en marcha su sistema de propulsión nuclear, con el que el aparato navegó durante un cierto período de tiempo", ha agregado.
La nueva apuesta nuclear submarina de Rusia
El sumergible Poseidon es un vehículo submarino autónomo no tripulado (UUV), con propulsión nuclear y se encuentra diseñado para transportar cargas nucleares o convencionales y operar a gran profundidad bajo el agua, lo que le permitiría atacar objetivos costeros o estratégicos desde el mar.
El Poseidón puede ser lanzado desde submarinos especializados, como el Belgorod (K-329), considerado el más largo del mundo, construido especialmente para portar estos drones nucleares. El aparato mide unos 24 metros de largo, puede alcanzar velocidades de entre 100 y 185 km/h bajo el agua y operar a profundidades de hasta 1.000 metros, mucho más allá del rango de los submarinos convencionales. Además, están diseñados para causar tsunamis radiactivos en caso de ataque, convirtiendo ciudades costeras en objetivos letales y extendiendo su influencia destructiva a enormes masas de agua.
