Rusia despierta a Alemania, que ya tiene los tanques Leopard aparcados permanente en la frontera rusa
"Berlín ha cruzado el Rubicón y se ha liberado".

Pocos hubieran habría imaginado en Moscú, en la mañana del 24 de febrero de 2022, cuando se lanzó la "operación militar especial" sobre Ucrania, que la andanada de Vladimir Putin no iba a ser cosa de apenas tres días, que la guerra iba a sumar, como suma hoy, más de tres años.
La acción del Ejército ruso no sólo empantanó al Kremlin en una contienda larga, en la que está más fuerte que su adversario pero dista de ganar, sino que logró irritar a los aliados de Kiev, de un país que intenta ser parte de la Unión Europea. Ha despertado, incluso, la ira de una potencia económica y militar como Alemania, "dormida" durante décadas tras la Segunda Guerra Mundial y, además, buen cliente de diversos bienes rusos.
La invasión rusa de Ucrania cambió todo eso para siempre. Después de décadas de atraer a Rusia a una asociación comercial y de que Alemania no invirtiera en absoluto en sus fuerzas armadas (una prohibición impuesta inicialmente como resultado de la derrota causada en 1945), "Berlín ha cruzado el Rubicón y se ha liberado", dice la web especializada Defense Romania.
Alemania abandonó repentinamente su dependencia del gas ruso y el precio se sintió fuertemente en la economía nacional. Además, inició un gran programa de armamento y hoy, bajo el futuro liderazgo de Friedrich Merz (previsible nuevo canciller conservador), Alemania aspira a convertirse en la locomotora de Europa. Será interesante ver cómo se logra ese objetivo, sobre todo en un contexto en el que se espera que el primero en oponerse sea la propia Francia.
Pero lo que Rusia ha logrado es cambiar radicalmente la política de Alemania. Y Alemania se toma su papel en serio: por primera vez en 80 años, tanques y vehículos de combate Leopard alemanes están estacionados permanentemente en las fronteras de Rusia. Además de las enormes inversiones que la mayor economía de Europa realizará en defensa, Alemania también asumirá un papel de liderazgo político y militar.
Así, los alemanes lideran un grupo de batalla de la OTAN en Lituania, cerca de las fronteras con Rusia. Aquí, en la exrepública soviética, Alemania es una nación marco. Al igual que los franceses lideran el Grupo de Batalla en Rumania. Son los cabezas visibles de la fuerza.
La Bundeswehr anunció esta semana pasada la creación de una nueva brigada, la 45ª Brigada Blindada, que estará estacionada permanentemente en Lituania. Este será el primer despliegue a largo plazo de soldados alemanes en otro país desde la Segunda Guerra Mundial. Eso sí, tiene poco que ver con aquella era nazi. De hecho, ahora se va a combatir otro tipo de totalitarismo.
Associated Press recuerda que está previsto que la presencia alemana en Lituania alcance el nivel de brigada en 2027. Los alemanes liderarán el Grupo de Batalla, que estará compuesto por aproximadamente 5.000 soldados. Si observamos los datos del año pasado del Ministerio de Defensa de Lituania , el número del grupo superó los 1.600. Lo más probable es que hoy en día se trate de unos 2.000 soldados, como el de Rumania, dirigido por Francia.
El grupo de batalla también incluye otros equipos como vehículos de combate CV90 o sistemas de artillería SPGH-M77 Dana.
Punto de inflexión
El canciller en funciones, el socialdemócrata Olaf Scholz, anunció pocos días después de la invasión lo que llamó un "Zeitenwende" (punto de inflexión) -en un discurso histórico- una nueva era de política exterior más firme apoyada por un mayor gasto militar.
Como parte del Zeitenwende y como primer paso para modernizar el ejército, después de décadas de falta de financiación tras el fin de la Guerra Fría, Alemania está aumentando considerablemente su presupuesto militar.
Los planes de adquisición incluyen grandes programas como la compra de aviones de combate F-35, capaces de transportar bombas nucleares, aviones Eurofighter, submarinos nucleares, lanzadores de misiles PULS o la modernización de los misiles Taurus. Los alemanes iniciarán muchos otros programas.
Aunque su implementación llevará tiempo, se espera que la próxima década transforme radicalmente al Ejército alemán.
