Rusia pone en busca y captura a la primera ministra de Estonia y al ministro de Cultura de Lituania

Rusia pone en busca y captura a la primera ministra de Estonia y al ministro de Cultura de Lituania 

Los nombres de Kaja Kallas y Simonas Kairys han aparecido este martes en la web del Ministerio del Interior ruso.

La primera ministra de Estonia, Kaja Kallas.JAVIER SORIANO via Getty Images

Rusia declaró en busca y captura en su territorio a la primera ministra de Estonia, Kaja Kallas, según se desprende de la base de datos del Ministerio del Interior. El Ministerio del Interior no precisa ni el motivo ni el artículo que justifica la emisión de la orden contra un alto funcionario en activo de un país extranjero.

Kallas, de 46 años, es una de las voces más firmes en el seno de la Unión Europea (UE) y de la OTAN en favor del suministro de armamento a Ucrania y del endurecimiento de las sanciones contra Rusia. En enero de 2021 se convirtió en la primera mujer que encabeza el Gobierno del país báltico, cargo que renovó al ganar su partido las elecciones legislativas celebradas en marzo del pasado año.

Sin embargo, no está sola en la nueva lista negra de Rusia. El gobierno también ha declarado este martes en busca y captura en su territorio al ministro de Cultura de Lituania, Simonas Kairys. El motivo de la orden es la destrucción o daños causados a monumentos de soldados soviéticos en el país báltico, según informaron hoy fuentes de las fuerzas de seguridad rusas a la agencia TASS.

Al respecto, el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, acusó hoy en rueda de prensa a los países bálticos de "acciones hostiles contra la memoria histórica" de Rusia. También fue declarado en busca y captura el secretario de Estado de Estonia, Taimar Peterkop.

Rusia ha incoado 16 casos penales por destrucción, daño y profanación de monumentos, memoriales y tumbas de soldados soviéticos en los tres países bálticos, Polonia y Ucrania. Este asunto enfrenta desde la caída de la Unión Soviética (1991) al Kremlin y a los países bálticos, que en muchos casos no ven al Ejército Rojo como liberador, sino como una fuerza de ocupación que impuso un régimen comunista en sus países desde la Segunda Guerra Mundial.