Trump y la paz prometida que no llega: la 'realpolitik' revienta sus prisas en Ucrania
De su mesianismo nada más volver a la Casa Blanca a una "frustración" reconocida incluso por sus más cercanos. Zelenski vuelve a estar en el foco de sus culpas, mientras prosiguen las presiones para lograr el acuerdo de 'tierras raras'.

La hemeroteca no suele llevarse bien con los líderes políticos, pero hay casos de enemistad extrema. Especialmente cuando se gobierna —y se vive— a golpe de exclamación. Quedan lejos, lejísimos, aquellas "24 horas" que Trump daba de plazo para detener la guerra en Ucrania. Caído del guindo de su bravuconería, semanas después de volver a la Casa Blanca matizaba que sólo pretendía ser "sarcástico".
La realidad, no obstante, refuta hasta el sarcasmo del 45º y 47º presidente de EEUU. La guerra sigue 1.148 días después. Sus intentos, sus presiones privadas y públicas y la gira de emisarios a Kiev, Moscú y Riad no están dando los resultados deseados por quien pensaba que bastaría tirar de teléfono para acabar con "esta horrible guerra".
De hecho, sus gestiones hacia (al menos) un alto el fuego, han perdido el foco mundial. Su deriva arancelaria ha colapsado la agenda mediática y social de las últimas semanas, desplazando de los titulares la cuestión ucraniana. "No es que cambie de opinión, es que soy muy flexible", presumía Trump a comienzos de esta semana cuando le preguntaban por sus continuas variaciones de discurso. Algo que toca a los aranceles, pero que también salpica la guerra.
Los contactos en este tiempo han seguido, en un tono menos rutilante pero constante, como el de su enviado personal, reunido con Vladimir Putin el pasado viernes. Un encuentro "útil y eficaz" a ojos del Kremlin; que aventura "algo importante", a juicio de Washington. En el fondo, el enésimo preparativo para un cara a cara Putin-Trump que sigue sin llegar cuando se cumplen tres meses del regreso mesiánico del empresario al Despacho Oval.
Tampoco parece inmediato su visita a Kiev, una fotografía que persigue la Administración Zelenski. Menos ahora, ya que fuentes de Kiev revelan un nuevo enfado de Trump con el líder europeo por sus supuestas críticas a la actitud estadounidense para con Rusia.
La decepción por su falta de éxito es algo más que un secreto a voces. Lo verbalizaba la Casa Blanca hace menos de una semana, cuando en rueda de prensa su portavoz, Katerine Leavitt, admitía que está "frustrado".
Un sentimiento que se revela también en el altavoz 'personal' del mandatario, su perfil en Truth Social, donde este lunes volvía a cargar contra "la guerra de Joe Biden" y del propio Zelenski, a los que culpa de la invasión decretada por Vladimir Putin.
"Había muchas manera para evitar que comenzara, pero eso es pasado, ahora tenemos que pararla y rápido. Es muy triste", culminaba Trump una publicación cuyo contenido ha ido repitiendo en sus constantes apariciones recientes. Pura ambigüedad para no decir nada nuevo en un conflicto que parece retroceder capítulos.
Peligra, incluso, la débil tregua parcial hacia las infraestructuras energéticas acordada, con matices y acusaciones de ambas partes, a instancias de Trump. Un mes después, lo que el líder norteamericano celebraba como el principio de algo mayor ha quedado en prácticamente nada. El último gran episodio, la matanza de civiles ucranianos en Sumi por un bombardeo ruso, agranda la herida diplomática.
Washington, que ha visto frenado su impacto de mediación, vuelve a la carga con otro frente particular, el acuerdo de explotación de las 'tierras raras' ucranianas. El mismo que se volatilizó a raíz del encontronazo entre Trump y Zelenski. Obligados a rehacer las negociaciones, los dos países partieron prácticamente de cero y mes y medio después la firma sigue en el aire. La última versión de la Casa Blanca, en voz del secretario del Tesoro, es que parece inminente, como 'pago' a los nuevos aranceles que también sufre Ucrania.
'Parece' es, a estas horas, la palabra que condiciona todo el radio de acción de Donald Trump en la guerra de Ucrania y una potencial paz que 'parece' irse del control de EEUU.