Un experto desvela la reacción de Putin tras el último anuncio en guerra arancelaria mientras se avecina la Tercera Guerra Mundial
"Putin está disfrutando cada segundo de este mega psicodrama".
Donald Trump ha sacudido los cimientos de la economía global con una medida arancelaria que ha alarmado a analistas y economistas. El presidente de EEUU impuso la semana pasada aranceles devastadores a una amplia variedad de países, que ha pausado durante 90 días a todas las naciones excepto China. Una agresiva estrategia comercial que ha provocado ondas de choque a los mercados bursátiles.
En respuesta, China incrementó los aranceles a los productos estadounidenses del 34% al 84% (+50%), a lo que EEUU contraatacó elevando al 125% sus aranceles a las importaciones chinas. La Unión Europea, por su parte, acordó gravar con un 25% un montante de 21.000 millones de euros en compras a EEUU.
Mientras esta guerra arancelaria siembra el caos, el líder ruso, Vladímir Putin, la observa con satisfacción. "Putin está disfrutando cada segundo de este mega psicodrama", señala a Mirror Anthony Glees, profesor de la Universidad de Buckingham. Y es que Rusia se ha mantenido al margen de los aranceles impuestos por Trump debido a las sanciones económicas previas que pesan sobre el país.
Este regocijo, añade el experto, podría tener consecuencias devastadoras para Europa. El profesor Glees advierte que las políticas arancelarias históricamente han estado vinculadas al surgimiento de nacionalismos agresivos y guerras. "Si EEUU se encierra en sí mismo, corremos un riesgo masivo por parte de Rusia", asegur. Los paralelismos con las décadas de 1880 y 1930, cuando políticas similares precedieron a grandes conflictos, son preocupantes.
El impacto de los aranceles también se refleja en los temores de que la globalización tal como la conocemos esté llegando a su fin. Trump ha defendido esta política, alegando que su propósito es obligar a otras naciones a renegociar acuerdos comerciales en favor de los intereses de Estados Unidos y, además, fomentar la reubicación de fábricas y empleos en suelo estadounidense.
Sin embargo, sus críticos argumentan que los aranceles provocarán un aumento de los precios para los consumidores, afectando gravemente a las clases medias y bajas, en un momento de ya significativa incertidumbre económica.
