Un país europeo cambia la ley para blindarse contra las amenazas de Putin
El temor ante las políticas expansionistas de Rusia provoca que numerosos países tomen medidas muy contundentes contra Moscú.

Muchos son los países del Este de Europa que están llevando a cabo modificaciones en numerosos aspectos por el temor imperante en la región a una posible escalada del conflicto entre Ucrania y Rusia, que pueda terminar con Moscú tratando de expandirse más aún y atacando nuevos territorios europeos.
Ante este posible escenario, muchos son los países vecinos de Rusia que llevan desde hace meses -e incluso años- reforzando sus fronteras, rearmándose militarmente o modificando algunos aspectos legales acerca de su integridad territorial y defensa.
El último país en tomar una medida de esta índole ha sido Estonia, fronterizo con Rusia y Bielorrusia y en estado de alerta desde que estalló el conflicto en suelo ucraniano. Según informa el portal Postimees, Tallin habría llevado a cabo una modificación significativa acerca de la organización de las Fuerzas de Defensa y respecto a la ley sobre la zona económica para reforzar su seguridad marítima.
De acuerdo con la nueva ley, las Fuerzas de Defensa Nacional del país tienen nuevas opciones. Señalan que a partir de ahora, podrán utilizar tanto la coerción como la fuerza militar contra amenazas enemigas. En un comunicado, destacaron que "esto proporciona a las Fuerzas de Defensa la flexibilidad para actuar y poder responder rápidamente a las amenazas que vienen del mar".
Así, podrán atacar objetivos que busquen debilitar o perpetrar ataques contra la integridad de Estonia o el espacio marítimo estonio. "Los cambios tienen como objetivo garantizar un control y una protección más eficaces de la frontera marítima de Estonia, especialmente ante las crecientes amenazas en la región del Báltico", apuntan acerca de este proyecto de ley.
Este tipo de medidas se antoja fundamental si se tiene en cuenta que los países bálticos han experimentado numerosos ataques submarinos en los últimos meses. Uno de ellos tuvo lugar el pasado 18 de noviembre, cuando el director técnico de la empresa de telecomunicaciones lituana Telia, aseguró que un cable submarino que va desde Lituania a Suecia, había sido dañado.
A continuación, un segundo cable (Estlink 2), en este caso a su paso por el mar de Finlandia, también fue dañado. Y todo ello después de que desde Washington alertaran de un período de mayor actividad militar rusa en la zona.
Estas sospechas fueron confirmadas posteriormente, el 27 de noviembre, día en el que la Inteligencia estadounidense confirmó que pudo haber sido obra de un carguero chino. De igual manera, el 25 de diciembre, otros tres cables submarinos resultaron dañados o cortados a su paso entre Estonia y Finlandia.
Finalmente, ya en 2025, el medio The Washington Post, aseguró que la inteligencia estadounidense y europea consideraron que los daños a los cables fueron el resultado de sendos accidentes, y no sabotajes.
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