Una familia vive cerca de un volcán activo que casi los mata en dos ocasiones: no quieren abandonar su hogar
Tuvieron que vivir un tiempo fuera de casa, pero regresaron y no piensan volver a marcharse: "Me gusta donde vivimos".

El 18 de julio de 1995, la isla caribeña de Montserratte, un territorio británico de ultramar, fue sacudida por una de las erupciones volcánicas más devastadoras de su historia. Tras casi un siglo de inactividad, el volcán Soufrière Hills estalló, obligando a miles de personas a abandonar sus hogares, destruyendo la capital Plymouth y dejando dos tercios de la isla dentro de una zona de exclusión.
Entre quienes vivieron de cerca el horror está la familia Johnson. Adena y su madre, Olivette, no solo sobrevivieron a las explosiones, sino que esquivaron la muerte en al menos dos ocasiones. Tres décadas después, han compartido su historia para que el mundo conozca la resiliencia de un pueblo que, literalmente, resurgió de las cenizas.
"Cuando oí la sirena y dijeron que teníamos que evacuar, ¡ni siquiera sabía que teníamos un volcán!", cuenta a Express.co Olivette, de 68 años. "Se detuvieron en mi puerta y dijeron: 'Tienen que salir todos ahora porque lo que está pasando no es muy bueno".
A pesar de que han pasado ya 30 años, el recuerdo de esos días sigue vívido. La familia evacuó en un coche lleno, con siete personas apretadas, rumbo a una zona más segura. Otro momento inolvidable fue cuando Olivette vio a un amigo suyo siendo evacuado en helicóptero: "Lo recogieron a él y a un primo mío y los llevaron a la cima de la colina, desde donde veíamos cómo todo se hundía en el mar. Así que podría decir que escapé dos veces de la muerte".
La situación fue especialmente difícil para Adena, quien era solo una niña cuando las erupciones comenzaron. "Nos mudamos de Long Ground y terminamos en un albergue en la iglesia de Judy Piece. Muchas iglesias de Montserrat se convirtieron en refugios porque no había suficiente espacio para todos", explica.
Olivette, que entonces cosía uniformes para la policía desde casa, fue invitada a continuar su trabajo desde la tienda libre de impuestos del aeropuerto. Pero el alivio fue breve. El volcán también destruyó el aeropuerto WH Bramble, una de las principales rutas de escape, que aún hoy permanece en la zona de exclusión.
Regreso a casa tras un breve exilio
Entonces, la familia se trasladó temporalmente a Santo Tomás, en las Islas Vírgenes estadounidenses. Sin embargo, el deseo de volver a casa era demasiado intenso. "Nos quedamos allí unos dos años y, después de eso, creo que mi madre y yo nos cansamos y extrañamos mucho nuestro hogar. Regresamos a Montserrat", contó Adena, hoy profesional de marketing de 35 años.
Actualmente viven en Gerald's, un pequeño pueblo al norte de la isla, cerca de la nueva capital, Brades. Allí, entre tareas de reconstrucción y limpieza de ceniza, encontraron una nueva vida. "Me gusta donde vivimos", dice Adena. "Es un pueblo muy comunitario. La belleza de vivir en Montserrat y nuestro pequeño tamaño nos une un poco más", añade.
A través de su cuenta de TikTok, @adenadmj, Adena muestra al mundo una Montserrat resiliente y llena de vida tras la catástrofe. "Hay una generación en Montserrat que probablemente no ha vivido una erupción volcánica, y puede que no haya mucha gente dispuesta a compartir sus historias", reflexiona. "Quise usar esta plataforma para dar a conocer las historias de los volcanes, ya que forman nuestra identidad como montserratianos", concluye.
Hoy, Montserrat cuenta con poco más de 4.000 habitantes, lejos de los 11.500 que tenía antes del desastre. Pero para familias como los Johnson, su conexión con la isla sigue intacta y no piensan renunciar a ella a pesar del peligro y la amenaza de otra erupción volcánica: "Esta es nuestra casa".
