Consecuencias económicas del fin del patriarcado

Consecuencias económicas del fin del patriarcado

Las mujeres son más adversas al riesgo cuando se trata de tomar decisiones financieras sobre cuánto ahorrar y en qué invertir los ahorros. Suelen atribuir más valor a la educación y la salud que los varones. Dado el coste creciente de estos dos servicios, una mayor riqueza en manos de las mujeres también afectará a los patrones de consumo en el sector de servicios.

El mundo sigue cambiando de mil maneras,

y además a un ritmo cada vez más

acelerado. Una de las tendencias más importantes

tiene que ver con la evolución

del papel de la mujer en el ámbito económico.

Ya no se trata solamente de su incorporación

al mercado de trabajo sino

también de su mayor nivel educativo. Es

cierto, sin embargo, que pese a estos

cambios todavía se produce una enorme

disparidad en la remuneración entre

hombres y mujeres, incluso ajustando las

cifras según el nivel educativo o la experiencia

laboral.

Pero quizás el cambio más significativo

que se viene produciendo desde hace

tres décadas se refiere a la riqueza financiera.

Son cada año más las mujeres que

engrosan las filas de las personas con activos

financieros significativos. La razón

es triple. En primer lugar, la incorporación

de la mujer al mercado laboral aumenta

el número de mujeres en

condiciones de ahorrar. En segundo lugar,

son cada vez más las mujeres que no

comparten una unidad familiar con un

varón. Y en tercer lugar, las mujeres en

los países más desarrollados viven por

término medio siete años más que los varones.

Dado que la mayoría de la riqueza

financiera es propiedad de las personas

mayores de 55 años, las mujeres disfrutan

cada vez más de activos financieros

que ellas mismas han acumulado, que

han heredado, o que han recibido de sus

difuntos maridos o acompañantes.

Las cifras hablan por sí mismas. En

2012 había algo más de diez millones de

individuos en el mundo con activos financieros

superiores al millón de dólares

(750.000 euros), excluyendo la primera

vivienda. Así lo indican los informes

anuales de la consultora Capgemni y del

banco privado RBC Wealth Management.

La mayor concentración de estos individuos

se da en Estados Unidos (3,4 millones),

seguido de Japón (1,9 millones),

Alemania (1 millón) y China (600.000).

En España la cifra se sitúa en torno a las

100.000 personas. Pues bien, en 2010 un

37 por ciento de las personas en Estados

Unidos con más de un millón de dólares

en activos financieros eran mujeres y en

Japón un 31 por ciento. En el conjunto

mundial la proporción era del 27 por

ciento, tres puntos más que en 2008. En

solamente diez años las mujeres llegarán

al 50 por ciento, y en veinte es posible

que lleguen al 60 o 65 por ciento.

Esta tendencia no solamente supone

el fin del patriarcado financiero sino que

puede traer consigo consecuencias importantes

para los mercados financieros.

Las encuestas demuestran que las mujeres

son más adversas al riesgo cuando se

trata de tomar decisiones financieras sobre cuánto ahorrar y en qué invertir los ahorros. En

su conjunto, las personas con activos financieros que

superan el millón de dólares han acumulado hasta el

momento unos 50 billones de dólares. Se trata de

una cifra enorme. Un cambio significativo en los criterios

de inversión de sus tenedores podría producir

efectos sensibles en los mercados financieros.

Cabe también esperar cambios en los mercados

de consumo. Las mujeres suelen atribuir más valor a

la educación y la salud que los varones. Dado el coste

creciente de estos dos servicios, una mayor riqueza

en manos de las mujeres también afectará a los patrones

de consumo en el sector de servicios. En general,

los cambios serán graduales, pero las empresas

han de adaptarse sin demora a estos tipos de cambios.

Además del envejecimiento de la población, nos

encontramos antes una situación de feminización

acelerada de la tercera edad, donde se va a concentrar

un cada vez mayor poder adquisitivo y nivel de

ahorro. Los mercados financieros y de consumo ya

no serán los mismos.

Este artículo se publicó originalmente en la revista Empresa Global, de Analistas Financieros Internacionales.