Abascal se blinda hasta 2028 en plena hemorragia de Vox

Santiago Abascal será reelegido sin votación este sábado como líder de Vox hasta el año 2028. El actual presidente de la formación adelantó por sorpresa hace unas semanas la Asamblea General, prevista para marzo, para evitar que el previsible derrumbe del partido en las elecciones gallegas del próximo 18 de febrero pudiera debilitarle internamente. Y parecía no equivocarse: la última encuesta del CIS, publicada este pasado jueves, situaba a Vox de nuevo fuera del parlamento gallego con sólo un 1,3% de estimación de voto. 

En mitad de un vendaval por los malos resultados en las generales del 23 de julio, donde Vox perdió 19 escaños y no fue llave de gobierno, la salida continua de importantes dirigentes o las sospechas sobre una presunta financiación irregular del partido, Abascal ha decidido 'blindarse' para mantenerse al frente del partido durante los próximos cuatro años, remodelando su Ejecutiva y colaborando de forma más estrecha con sus líderes regionales. Será su segunda reelección después de haber sido elegido presidente en 2014 y haber revalidado el cargo en 2020. 

El diagnóstico de la situación actual de Vox puede parecer contradictorio. Por un lado, es el momento en el que más poder territorial abarca desde su irrupción en el panorama político. Los de Abascal están presentes en el gobierno de cinco Comunidades Autónomas (Murcia, Valencia, Extremadura, Aragón y Castilla y León) y marcan la pauta de los Ejecutivos del PP en Baleares y Cantabria. A su vez, ambas formaciones comparten el poder local de más de 140 municipios, incluyendo capitales de provincia como  Valladolid, Burgos, Guadalajara, Toledo y Ciudad Real. 

Sin embargo, Vox sufrió una duro revés en las generales del 23-J al pasar de 52 a 33 escaños y perder más de 600.000 votos y las últimas encuestas electorales le auguran un peor pronóstico. En el barómetro del CIS de enero, la formación de ultraderecha bajaba hasta el 8,3% en estimación de voto, su peor registro en dicho estudio desde septiembre de 2019.

Por si fuera poco, la hemorragia de salidas de cargos importantes del partido no ha dejado de sucederse desde el mes de agosto, cuando Iván Espinosa de los Monteros anunció que abandonaba el partido que cofundó. Le siguieron todos los perfiles 'liberales' que integraban la formación, como Víctor Sánchez del Real, Mireia Borrás, Rubén Manso, Víctor González o Inés Cañizares. En paralelo, ganaba peso el sector más ultracatólico reconocido en las figuras de Ignacio Garriga y Jorge Buxadé. También están ya fuera todos los miembros de la mesa fundacional, a excepción de Ortega Lara, e importantes rostros como Macarena Olona, que en un libro publicado este año definía a Abascal como “un juguete” en manos del sector más ultracatólico del partido y alguien a quien no le gusta mucho trabajar. 

Barones territoriales en su círculo más próximo

En las últimas semanas, diferentes medios de comunicación advertían de que Javier Ortega Smith estaba dispuesto a rivalizar con Abascal en la Asamblea General. Un extremo que desmintió el propio diputado nacional y que acabó siendo descartado al conocerse que Ortega Smith forma parte de la lista de Abascal al Comité Ejecutivo Nacional (CEN). En ella también incluye a cuatro de sus líderes territoriales ―Juan García-Gallardo (Castilla y León), Alejandro Nolasco (Aragón), Vicente Barreda (Comunidad Valenciana) y Jose Ángel Antelo (Murcia)—, un guiño con el que Abascal pretende combatir las críticas sobre el supuesto 'centralismo' que cubre toda la gestión interna de Vox.

El nuevo organigrama de Vox también contempla importantes cambios, como la vicepresidencia única de Garriga o la ampliación hasta 17 del número de vocales. Se mantienen en ese grupo Rocío de Meer, Enrique Cabanas o María Ruiz, y entran la actual directora de Comunicación de Presidencia y jefa de prensa del grupo parlamentario; Rosa Cuervas-Mons; la vicesecretaria de Acción de Gobierno, Montserrat Lluis; y la diputada Blanca Armario. 

El nuevo equipo de Abascal tendrá que poner freno al derrumbe electoral del partido en las europeas y en las vascas de este año, una vez asumido el desastre en Galicia, así como la apatía generalizada entre los simpatizantes de Vox. El censo del partido para la Asamblea General revelaba que el partido cuenta actualmente con 33.000 afiliados al corriente de los pagos de su cuota, menos de la mitad que hace un año. 

Disenso, el gran 'tabú' de Vox

No ayudan las sospechas sobre financiación irregular que han cercado al partido en estos últimos meses. Este mismo viernes, El País desvelaba que el Tribunal de Cuentas les ha abierto un expediente sancionador a Vox por financiación irregular y propone dos multas por un importe total de 233.324,22 euros. El organismo considera que el partido ultra recaudó miles de donaciones prohibidas por ley para pagar la fianza de la querella contra Torra y de un joven malagueño que mató a un ladrón.

Además, siguen bajo sospecha los más de siete millones que Vox ha transferido en estos últimos años a Disenso, la fundación del partido que Abascal preside a título personal. La mayor partida de gastos de Disenso corresponde al pago de servicios contratados en el exterior: 1,5 millones de euros en 2021. Entre los beneficiarios se encuentra Tizona, la agencia de comunicación de Vox liderada por Gabriel Ariza y Kiko Méndez Monasterio que destinó el 70% de su facturación de cinco años al epígrafe ‘otros gastos’.

Fuentes aseguran a El HuffPost que Vox habría utilizado Disenso como “vehículo e instrumento” para “desviar dinero a terceros”. Es decir, para financiar al resto de componentes de su ‘universo’ empresarial. Uno compuesto por diferentes personas jurídicas -entre las que se encontraría Tizona- pero con tres únicos apellidos al mando de sus órganos administrativos: Abascal, Ariza y Méndez Monasterio. El 'clan Intereconomía' que, según Macarena Olona, mueve en la sombra los hilos de Vox.