Aitor, dietista-nutricionista, sobre si es bueno comerse la parte blanca del jamón serrano: "Podemos comerla o no según nuestras preferencias"
Su valor nutricional reside en sus proteínas de alta calidad y en minerales como el hierro, el calcio y el zinc.
El jamón serrano, ese manjar tan arraigado en la cultura española, despierta pasiones, pero a menudo también muchas preguntas. ¿Es realmente saludable? ¿Qué papel juega su famosa grasa blanca? ¿Y cómo encaja en una dieta equilibrada?
Este embutido, elaborado a partir de las patas traseras del cerdo mediante un proceso tradicional de salado y curado, es algo más que un acompañamiento para tapas y bocadillos. Según explica Aitor Trabanco, dietista-nutricionista del Consejo General de Colegios Oficiales de Dietistas-Nutricionistas, su valor nutricional reside en sus proteínas de alta calidad y en minerales como el hierro, el calcio y el zinc.
Este profesional también ha advertido sobre el elevado contenido en grasas saturadas y sodio, elementos que pueden variar según la crianza del animal. Por eso, surge de nuevo la eterna duda sobre si deberíamos comernos o no la parte blanca del jamón. Ante esto, Aitor Trabanco responde: es grasa, y su consumo depende de las preferencias personales. Aunque aporta sabor y textura, no deja de ser un componente calórico.
Desde la Fundación Española de Nutrición (FEN) se destaca que el jamón serrano contiene más proteínas y grasas que la carne fresca, debido a la pérdida de agua durante su curación. Además, su grasa es rica en ácido oleico —el mismo que se encuentra en el aceite de oliva—, lo que podría tener efectos positivos sobre la salud cardiovascular.
Pero, no es lo único. En cuanto a micronutrientes, el jamón serrano también es una gran fuente de fósforo, hierro, zinc y vitaminas del grupo B como la tiamina, niacina, riboflavina y B6. No obstante, no hay que perder de vista que se trata de un alimento procesado, ya que se le añade sal y, en algunos casos, conservantes. Esto no lo convierte automáticamente en perjudicial, pero sí exige moderación.
Trabanco subraya que el consumo de carne en España es elevado, por lo que recomienda limitar la presencia del jamón serrano en la dieta. “Debe ocupar un espacio reducido, sin desplazar alimentos más nutritivos como frutas, verduras o legumbres”, señala.