Israel insiste: un Irán nuclear es un "riesgo existencial" latente

Israel insiste: un Irán nuclear es un "riesgo existencial" latente

AFP

Israel no cambia de opinión. Abomina de un acuerdo -el del G5+1 e Irán- que, sostiene, mantiene el riesgo de que el gobierno iraní profundice en sus investigaciones atómicas y acabe generando una bomba nuclear. Un arma que, insiste el primer ministro, Benjamín Netanyahu, tendría en su diana a Israel, un país "que debe desaparecer", en palabras de decenas de líderes religiosos y militares del Irán actual.

Pese al "riesgo existencial", como lo cataloga Netanyahu, un acuerdo es hoy la menos mala de las soluciones para su país, que ha demostrado que en solitario no puede abordar un ataque militar contra Irán y sus centrifugadoras. Necesita forzosamente de Estados Unidos y, hoy, su aliado no está dispuesto a abrir un nuevo frente de batalla en Oriente Medio, de consecuencias imprevisiblemente terribles y con amenazas en las que Irán puede ayudar, como la batalla contra el Estado Islámico. Obama llamó de inmediato a Netanyahu para explicarle el acuerdo alcanzado, y dice la prensa israelí que la charla fue a cara de perro.

No pasan las relaciones entre los dos países por el mejor momento -la negativa de Israel a reconocer el estado palestino ha sido la enésima causa de disputa- pero tampoco EEUU hará nada que dañe realmente los intereses de Israel. No se puede empezar una guerra sin pruebas, ni menos cuando se abren las puertas a las inspecciones y se promete un uso puramente civil del uranio enriquecido, explican en los corrillos de la Casa Blanca.

La Administración de Barack Obama ha apostado por la diplomacia. Siempre ha dicho que "todas las opciones están sobre la mesa" en el debate iraní o que "las ventanas de negociación están abiertas, como otras, de otro tipo", velada alusión a la violencia. Pero esta vez, si el acuerdo marco cuaja en junio en algo más claro y formal, habrá alejado el fantasma del ataque. Ya tuvo la misma postura en 2012 cuando, ante la Asamblea General de la ONU, Netanyahu dijo al mundo que faltaban menos de nueve meses para que Irán lograse su bomba nuclear.

"ISRAEL SOLO NO PUEDE"

"El acuerdo no es bueno porque da legitimidad internacional al programa nuclear de Irán, que sigue rozando un umbral peligroso, pero es lo mejor, porque Israel solo no puede, y esta ves ha tenido que ver cómo Washington no estaba dispuesto a ceder", escribe el comentarista Nahum Barnea.

Netanyahu, en rueda de prensa, ha denunciado el ataque por varias razones: porque, como dice Barnea, se "legitima" a Irán y sus investigaciones nucleares; porque "no se cerrará ni una instalación ni se destruirá una centrifugadora ni cesará el desarrollo de programas ni de tecnología atómica avanzada", cuando en Fordo o en Arak hay más de 6.000 máquinas, fácilmente ractivables; porque el peligro, sostiene, sigue "latente", ya que sin una presión "mayor", se puede retomar en pocos años lo ahora aparcado.

“La alternativa a este acuerdo marco es un mejor acuerdo, un acuerdo que desarme de forma significativa las infraestructuras nucleares militares de Irán, que exija que Teherán cese sus agresiones en la región, deje de apoyar el terrorismo en todo el mundo y pare de pedir repetidamente la desaparición de Israel”, sostiene Mark Regev, el portavoz de Netanyahu.

Hay otro detalle de peso que enerva a Israel: el acuerdo marco no incluye un reconocimiento del Estado de Israel como legítimo, una exigencia que han trasmitido en repetidas ocasiones a EEUU. Sería oponer, negro sobre blanco, la asunción del adversario que se "llama a desaparecer", insiste Netanyahu. "La supervivencia de Israel no es negociable", remacha.

Si se incluye este punto y si se endurecen las condiciones a Irán, Israel se daría por relativamente conforme, porque ha entendido que, si el acuerdo actual no le gusta y la guerra es inviable, "sólo queda como aceptable un acuerdo con condiciones más duras con las que se pueda tragar", añade Alex Fishman, analista político y defensivo.

Meir Javedanfar, un analista político judío, nacido en Irán y hoy residente en Israel, enorme conocedor de las realidades de los dos países, sostiene que, viendo las primeras conclusiones alcanzadas por Occidente e Irán, "sin duda parece un buen trato-marco para la seguridad del Estado de Israel". Es el especialista que más claramente lo dice. ¿Por qué ese optimismo? "Irán estará obligado a permitir el acceso a los inspectores del Organismo Internacional para la Energía Atómica para investigar los sitios sospechosos o las alegaciones de instalaciones de enriquecimiento encubiertas, tendrán que ver si realmente hay conversión... Vamos a ver lo que el acuerdo final se verá así. Pero hay razones para ser optimistas", añade, pragmático.

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Soy redactora centrada en Global y trato de contar el mundo de forma didáctica y crítica, con especial atención a los conflictos armados y las violaciones de derechos humanos.

 

Sobre qué temas escribo

Mi labor es diversa, como diverso es el planeta, así que salto de Oriente Medio a Estados Unidos, pero siempre con el mismo interés: tratar de entender quién y cómo manda en el siglo XXI y cómo afectan sus decisiones a la ciudadanía. Nunca hemos tenido tantos recursos, nunca hemos tenido tanto conocimiento, pero no llegan ni las reformas ni la convivencia prometidas. Las injusticias siempre hay que denunciarlas y para eso le damos a la tecla.

 

También tengo un especial empeño en la actualidad europea, que es la que nos condiciona el día a día, y trato de acercar sus novedades desde Bruselas. En esta ciudad y en este momento, la defensa es otra de las materias que más me ocupan y preocupan.

 

Mi trayectoria

Nací en Albacete en 1980 pero mis raíces son sevillanas. Estudié Periodismo en la Universidad de Sevilla, donde también me hice especialista en Comunicación Institucional y Defensa. Trabajé nueve años en El Correo de Andalucía escribiendo de política regional y salté al gabinete de la Secretaría de Estado de Defensa, en Madrid. En 2010 me marché como freelance (autónoma) a Jerusalén, donde fui corresponsal durante cinco años, trabajando para medios como la Cadena SER, El País o Canal Sur TV.

 

En 2015 me incorporé al Huff, pasando por las secciones de Fin de Semana y Hard News, siempre centrada en la información internacional, pero con brochazos de memoria histórica o crisis climática. El motor siempre es el mismo y lo resumió Martha Gellhorn, maestra de corresponsales: "Tiro piedras sobre un estanque. No sé qué efecto producen, pero al menos yo tiro piedras". Es lo que nos queda cuando nuestras armas son el ordenador y las palabras: contarlo. 

 

Sí, soy un poco intensa con el oficio periodístico y me preocupan sus condiciones, por eso he formado parte durante unos años de la junta directiva de la ONG Reporteros Sin Fronteras (RSF) España. Como también adoro la fotografía, escribí  'El viaje andaluz de Robert Capa'. Tuve el honor de recibir el XXIII Premio de la Comunicación Asociación de la Prensa de Sevilla por mi trabajo en Israel y Palestina y una mención especial en los Andalucía de Periodismo de la Junta de Andalucía (2007). He sido jurado del IV Premio Internacional de Periodismo ‘Manuel Chaves Nogales’.

 

 


 

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