¿Por qué se tarda tanto en el recuento de votos en las elecciones de EEUU?

¿Por qué se tarda tanto en el recuento de votos en las elecciones de EEUU?

No, no es la pérfida administración de Biden tratando de amañar los datos ni que falten medios en la primera potencia mundial. La clave está en los distintos métodos y plazos.

Una votante se dirige a una máquina de recuento de votos, en un colegio electoral instalado en el Brooklyn Museum, en Nueva York, el pasado martes. John Minchillo via AP

¿Por qué se tarda tanto en el recuento de votos en las elecciones de Estados Unidos? Es una pregunta repetida en las redes tras los comicios de mitad de mandato del pasado 8 de noviembre. Hay quejas para todos los gustos: están los que dicen que el sistema de conteo debe estar obsoleto y no a la altura de la primera potencia del mundo y los que achacan la tardanza a intereses y confabulaciones políticas. Pero nada de eso, los procedimientos son modernos, precisos y garantistas y los revisan gobernadores y secretarios de todo color político. Lo que ocurre es que los diferentes estados estadounidenses tienen diversos métodos y plazos para el ejercicio de este derecho, lo que retrasa los resultados. Nada más.

En vísperas de las midterms, ha habido corrientes de seguidores del expresidente republicano Donald Trump que, sin fundamento, insistían en que el retraso era una “clara señal” de manipulación. Y una cosa es que se pregunten eso en las redes de España, por ejemplo, y otra que se difunda esa mentira en un país donde el terreno está abonado, donde el propio Trump y parte de sus acólitos siguen sin ver como limpia la elección en 2020 del actual mandatario, el demócrata Joe Biden. Poca broma.

Lo cierto es que, aunque los medios de comunicación proyectan datos sobre los ganadores de los comicios el mismo día de la votación o poco después, con base en encuestas a pie de urna al inicio y proyecciones más tarde, con el escrutinio en marcha, los resultados finales nunca se confirman la noche electoral y el proceso de verificación de los votos puede llevar semanas. El propio Biden, en su intervención tras conocerse los primeros datos del 8-N, avisó de que había un número muy elevado de votos llegados por correo o emitidos en la llamada votación anticipada. Ya daba pistas del porqué real del retraso.

Cada estado es un mundo

El recuento oficial y el escrutinio continúan más allá de la noche electoral, que es lo que suele pasar en España. Como aclara la Comisión de Asistencia Electoral de Estados Unidos (EAC, por sus siglas en inglés), “muchos votantes creen que los resultados electorales que ven en la televisión la noche de las elecciones son los resultados finales. De hecho, el resultado de la elección no es oficial hasta que se completa el escrutinio de votos y la certificación de los resultados, lo que a veces puede ser varias semanas después del día de la elección”.

La Conferencia Nacional de Legislaturas Estatales (NCSL, por sus siglas en inglés) explica además que el cronograma postelectoral está determinado por la legislación de cada estado y puntualiza que “el cierre de las urnas no es el final de una elección” y que, “si bien los resultados no oficiales pueden publicarse a medida que estén disponibles, los resultados oficiales llegan mucho más tarde”.

Algunos estados pueden comenzar a contar antes del 8 de noviembre, por el voto anticipado, pero ninguno de ellos termina el conteo al final del día de las elecciones. Kristen Muthig, directora de comunicaciones de la EAC, ha afirmado a Reuters que los votos se emiten a través de diferentes métodos y “se cuentan y se informan extraoficialmente en diferentes momentos en diversos órdenes”. “Los resultados de las elecciones nunca han sido definitivos en la noche electoral”, agregó Muthig.

Después de contar todos los votos disponibles esa misma noche, los números se verifican dos o tres veces en un escrutinio, cuyas reglas varían según el estado. Según la EAC, el escrutinio es un proceso que “permite a los funcionarios electorales confirmar la precisión de los datos electorales e identificar áreas de mejora”.

Dado que las reglas varían según el territorio, los resultados oficiales no se informan hasta después del día de los comicios. Los diferentes estados tendrán plazos variados después de esa jornada electoral para sondear los votos y certificar los resultados.

Por ejemplo, durante las elecciones generales de 2016 en las que Trump derrotó a Hillary Clinton, Iowa no realizó el escrutinio estatal oficial ni el recuento de votos hasta el 5 de diciembre aquí, un mes más tarde. De manera similar, durante las elecciones generales de 2020, que dieron como resultado una victoria de Biden contra Trump, Mississippi no certificó los resultados electorales hasta el 3 de diciembre.

Esto tampoco es un proceso nuevo. En las elecciones generales del 5 de noviembre de 1996, donde el presidente demócrata Bill Clinton derrotó al candidato republicano Bob Dole, California no certificó el escrutinio oficial de votos hasta el 14 de diciembre.

Y hay otra especificidad: el modelo estadounidense es mayoritario, es decir, quien gane, aunque sea por un voto, se lleva todo, el escaño, la gobernaduría. De ahí que, ante lo ajustado de los resultados, se proceda al recuento con especial precaución, para evitar reclamaciones. Hasta una veintena de estados tienen leyes específicas para hacer una doble comprobación en caso de que la diferencia entre dos candidatos sea muy delgada. Arizona, en disputa, la activa con un margen del 0,5% apenas.

  Resultados de las elecciones de mitad de mandato en EEUU, 2022.EPDATA

El peso del variable voto por correo

Las reglas que rigen los votos por correo o el voto en ausencia difieren según el estado, igualmente. Desde la fecha límite para las que son elegibles hasta el cronograma para contarlas. “Algunos estados permiten que se cuenten los votos por correo si tienen matasellos del día de las elecciones y se reciben en una fecha determinada”, detalla Muthig. “Otros estados requieren que todos los votos por correo se reciban a más tardar al cierre de las urnas en la jornada de votación”. Más de 25 millones de electores han optado por esta forma de ejercer su derecho, que es objetivamente más lenta a la hora de sumar: debe verificarse abriendo sobre a sobre, comprobando las firmas y agregando luego los resultados.

Muthig ahonda en el tema postal: “Algunos estados procesan las boletas por correo antes del día de las elecciones”, cuyos totales se incluyen en los primeros informes del día de la votación, mientras que “otros estados no permiten que se procesen los votos por correo hasta el día de las elecciones”, lo que puede retrasar los votos totales, que es lo que está ocurriendo ahora.

Los diferentes estados tienen reglas específicas sobre cuándo pueden comenzar a contarse los votos enviados por correo, que van desde antes del día de las elecciones, ese día antes del cierre de las urnas y después de su cierre el día de las elecciones.

Algunos sufrafios que se reciben después del día de las elecciones todavía son elegibles para contarse en los totales de votos. Si bien los plazos varían según el estado, 14 de ellos permiten que se cuenten los votos en ausencia incluso si se reciben después del día de las elecciones.

Para garantizar unos resultados de votación y certificación precisos, los estados deben esperar a que se reciban y examinen adecuadamente todos los votos legales, añade a Reuters Thomas Hicks, presidente de la Comisión de Asistencia Electoral de Estados Unidos.

“Los resultados del día de las elecciones nunca son oficiales y para obtener una suma oficial, todos los votos elegibles deben verificarse antes de contarse”, especificó Hicks en un comunicado. “Esto incluye boletas enviadas por correo que cumplen con los requisitos de fecha límite y boletas militares, en el extranjero y provisionales”.

Como explica The Washington Post, es bastante común que los recuentos, sin sumar lo llegado por correo, arrojen un “espejismo rojo”, en referencia al color de los republicanos en Estados Unidos, ya que muchos de los electores que optan por esta fórmula de votación a distancia son demócratas.

En resumen, teorías conspiranoicas, fuera.