Ahmed al Ahmed, el héroe que desarmó a uno de los atacantes en el tiroteo masivo de Australia
El propietario de una frutería de Sídney sigue hospitalizado tras recibir disparos en el brazo y la mano durante el ataque que dejó 15 muertos en Bondi Beach
Mientras la mayoría corría para salvar su vida durante el tiroteo masivo en Australia que este domingo ha dejado 16 muertos (15 víctimas, entre ellas una niña de 10 años, además de uno de los atacantes) en la playa de Bondi, uno de los sitios más populares de Sídney, el propietario de una frutería, Ahmed al Ahmed, se convertía a sus 43años en el héroe de una masacre que ha obligado a los australianos a verse en el espejo y enfrentarse, casi 3 décadas después del tiroteo de Port Arthur, a un atentado terrorista antisemita que ya figura como el episodio de violencia armada más grave registrado en el país.
El tiroteo, perpetrado por un padre y su hijo a los que, al menos a uno de ellos, ya lo había investigado la Agencia de Inteligencia Australiana (ASIO) por sus presuntos vínculos con una célula del grupo yihadista Estado Islámico, interrumpió las celebraciones de la fiesta judía de Jánuca, en la que se conmemora la victoria de la luz sobre la oscuridad y que, por otra parte, suele celebrarse en un ambiente completamente familiar. La reunión de este año, transcurría sin sobresaltos en un parque abierto, a pocos metros del mar, en uno de los lugares más populares de la ciudad de Sídney: la playa de Bondi. Cuando se oyeron los primeros disparos, el lugar perdió de golpe toda lógica reconocible: la música se apagó, los cadáveres empezaban a acumularse en la zona y la playa se convirtió en un escenario de huida.
En ese momento, Ahmed al Ahmed se encontraba en las inmediaciones del parque. Las imágenes grabadas por varios testigos y difundidas en redes sociales después permiten reconstruir su reacción, paso a paso, con pasmosa claridad. Primero se refugió detrás de un coche que estaba aparcado. Desde allí, el frutero musulmán observó los movimientos de uno de los atacantes, que se movía por la zona con el arma en la mano, disparando de forma indiscriminada. Pero cuando Ahmed tuvo la ocasión, tras esperar unos segundos, se abalanzó sobre él por la espalda. El forcejeo fue breve, pero el héroe del tiroteo masivo de Australia consiguió arrebatarle el rifle con el que acababa de disparar a una multitud.
“Es un héroe al 100%”, ha declarado su primo Mustafa al canal 7News Australia, quien ha explicado que en ese momento, Ahmed, padre de dos hijos y propietario de una frutería, se encuentra estable en el hospital, después de someterse a la operación para retirarle los disparos que había recibido en el brazo y en la mano. Cuando las ambulancias llegaron a la playa de Bondi, ya estaba herido. Los sanitarios lo trasladaron a un hospital de Sídney, donde los médicos lo intervinieron quirúrgicamente. Sigue en el hospital y no sabemos exactamente qué está pasando por dentro, pero esperamos que esté bien”, ha añadido.
Las reacciones institucionales no tardaron en llegar. El primer ministro de Australia, Anthony Albanese, se refirió a su actuación en declaraciones recogidas por Brisbane Times. “Lo que vemos es a los australianos uniéndose”, afirmó. El jefe del Ejecutivo destacó que Ahmed “le quitó el arma al agresor arriesgando su propia vida y sufrió graves lesiones como consecuencia de ello”.
Albanese también subrayó la respuesta de las fuerzas de seguridad tras el ataque y puso en valor “las acciones de la Policía, que acudió rápidamente a Bondi”, frente a “dos personas que han cometido un acto horrible y fuera de lugar con el funcionamiento de la sociedad australiana”.
En términos similares se expresó el primer ministro de Nueva Gales del Sur, Chris Minns, que describió a Ahmed como un “auténtico héroe” tras arriesgar su vida para desarmar a uno de los atacantes. Sus palabras se sumaron a una cadena de mensajes públicos que buscaban fijar un punto de referencia en medio de la conmoción.
La Policía australiana ha identificado a los autores del ataque como un hombre de 50 años, que murió tras el enfrentamiento con los agentes, y su hijo, de 24, que permanece detenido y en estado crítico bajo custodia policial. Los investigadores descartan la implicación de más personas y mantienen abierta la investigación para esclarecer las circunstancias del atentado.
Australia vuelve así a enfrentarse a una violencia armada que creía confinada a su pasado. Tres décadas después del tiroteo de Port Arthur, la masacre de Bondi Beach ha roto una frontera simbólica y ha sacudido la idea de seguridad asociada a los espacios cotidianos.
En ese relato marcado por el duelo y la búsqueda de explicaciones, la figura de Ahmed al Ahmed ocupa un lugar central. No como respuesta al horror ni como consuelo posible, sino como la constatación de que, en medio del caos, hubo alguien que decidió no correr.