Cinco claves para entender la victoria de Javier Milei en las legislativas de Argentina
La Libertad Avanza ha logrado los resultados que buscaba para poder sacar adelante sus políticas de ajuste económico y ha golpeado muy fuerte al peronismo. Las presiones de EEUU de que sin el libertario no habría dólares ha surtido efecto.

La Libertad Avanza (LLA), el partido del presidente Javier Milei, le ha dado la vuelta a la tortilla. Ha ganado las elecciones legislativas de este domingo, logrando los resultados que buscaba para poder sacar adelante sus políticas de ajuste económico, dando un golpe al peronismo que le había derrotado hace apenas un mes en los comicios de la provincia de Buenos Aires.
No sólo se impone en el territorio más determinante por peso y población, sino que saca buenos resultados en provincias grandes como Córdoba, Mendoza, Santa Fe y Entre Ríos. Es una victoria total y sin peros y eso es noticia, porque el libertario llegaba a esta cita con las urnas severamente cuestionado. La victoria quizá estaba en su mano, ajustando con los contrarios, pero que haya sido abultada es, desde luego, inesperado.
Aunque las elecciones servían para renovar a la mitad de su Cámara de Diputados y un tercio del Senado, en la práctica eran un refrendo sobre el mandatario, a sus dos años de gestión. Y ha superado la prueba, a tenor de los resultados, en los que LLA obtuvo alrededor de un 40 % de los votos totales. "Hoy ha sido un día histórico. El pueblo argentino dejó atrás la decadencia y optó por el progreso. Hoy pasamos el punto bisagra. Hoy comienza la construcción de la Argentina grande", decía anoche, pletórico, tras conocer los resultados.
Ahora ha ampliado su base en las Cámaras, con lo que se le abre la puerta a una mayor estabilidad de Gobierno y una mayor capacidad legislativa, sin freno del peronismo y el PRO (Propuesta Republicana), los partidos a los que ha tenido que rogar hasta ahora. Además, con estos resultados, respira aliviado porque se cumple con la condición que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, le impuso para seguir poniéndole dinero en la mesa ante la desesperada situación económica del país. El aviso era claro: o Milei o no hay dólares. Los ciudadanos han entendido la amenaza. El miedo ha surtido efecto, aunque luego venga más motosierra.
Milei logra un tercio del Parlamento
Milei había planteado durante la campaña electoral que su objetivo era alcanzar un tercio de los escaños en la Cámara de Diputados para poder sostener sus proyectos de reforma y contrarrestar los intentos de la oposición para bloquear decretos presidenciales.
Con los resultados definidos, LLA superó este objetivo: no sólo logró el tercio de la Cámara, sino que quedó muy cerca de también conseguirlo en el Senado, si se calcula la estratégica alianza que estableció con el PRO, partido de derecha del expresidente Mauricio Macri (2015-2019). La Cámara Alta, sin embargo, seguirá en control de la oposición, por lo que ahí tendrá que esforzarse aún en lograr puntos de encuentro. Al final, las cosas quedan así: con las bancas ganadas, Milei pasará de tener 37 diputados a 80 sobre un total de 257, lo que lo deja cerca de poder blindar su poder de veto, toda vez que sólo necesita negociar seis votos más con sus aliados para ello.
Sin embargo, incluso con el apoyo de sus socios politicos, no podrá alcanzar el quorum exigido para habilitar debates (que se establece en 129). Es decir, necesitará negociar sí o sí con sus rivales para sacar reformas de calado. Y eso no será fácil, sobre todo por el propio Milei y su carácter poco dado a la flexibilidad y muy dado, en cambio, en ponerse "autozancadillas", como las llama la prensa local. "Tenemos que afianzar en los próximos dos años el camino reformista para consolidar el crecimiento y el despegue definitivo", señaló el presidente en plena celebración. De tender manos no dijo nada.
La gran sorpresa fue cómo recortó la diferencia en la provincia de Buenos Aires, el principal distrito electoral del país, donde hace casi un mes y medio había perdido por casi 14 puntos con el peronismo y en esta elección lo venció por menos de un punto.
"La noche de hoy hemos conocido resultados muy ajustados con una mínima de 0.5 en nuestra contra. Pudimos renovar 15 diputados y uno más", dijo el gobernador bonaerense peronista, Axel Kicillof. El peronismo, reunido bajo el lema de Fuerza Patria, se ubicó segundo a nivel nacional con un porcentaje del 31,62%. Se mire por donde se mire, son más de ocho puntos de diferencia respecto a Milei, algo que ahora habrá de analizar el bloque progresista.
La tercera fuerza, con 7,13% de los votos, fue la alianza Provincias Unidas, una fuerza de seis gobernadores que intentaba ocupar el centro del escenario político, entre los libertarios y los peronistas. Solo uno de los seis gobernadores ganó en su provincia. El cuarto puesto fue para el Frente de Izquierda, con casi 4%.
Más margen para la 'motosierra'
Con esta nueva configuración en el Congreso, Milei buscará aprobar más reformas estructurales en la economía argentina: según sus propias declaraciones y las de miembros de su partido, el presidente aspira a lograr un nuevo régimen impositivo y un cambio sustancial en las leyes laborales.
El economista ultraderechista llegó al Gobierno con la promesa de bajar los impuestos, algo que hasta el momento no logró, y es reclamado por diversos sectores productivos y empresariales nacionales, así como grupos de inversión extranjera. Además, Milei apunta a modificar los formatos de contratación, flexibilizar los aportes a la seguridad social y restringir la representación de los sindicatos.
En el camino de estas reformas, el Gobierno se fue quedando sin dólares y el panorama económico ha empezado a oscurecerse, hasta el punto de que en septiembre los inversionistas comenzaron a vender sus activos y a desconfiar de que el país fuera capaz de pagar su deuda. La población argentina, además, mostró recelo ante las políticas del presidente. Llegaron las derrotas.
Los índices macroeconómicos no habían logrado -según las encuestas- ser percibidos por las familias como una mejora en sus vidas cotidianas. Por ejemplo, un sondeo de la firma demoscópica Zuban Córdoba realizado en julio de este año y citado por la BBC reveló que un 50,3% de los ciudadanos sentía miedo de perder su empleo y un 63,7% afirmaba que le resultaba cada vez más difícil llegar a fin de mes. En ese mismo sondeo, un 65,1% consideraba que su situación económica había empeorado en los últimos seis meses.
En este contexto, el respaldo y apoyo económico de EEUU fue vital para la victoria de este domingo, 26-O.
Ahora está por ver si Milei, tras lograr este respaldo, acomete o no la crisis de gabinete que tenía prevista, una promesa electoral con la que aspiraba a demostrarle a los electores que podía insuflar otros aires a su gestión. De momento, tiene un cambio forzoso, por la marcha de su ministro de Exteriores.
La más baja participación de la democracia
Milei puede hacer mucha fiesta, pero hay un dato que emborrona -y mucho- su alegría: sólo el 68 % de los electores habilitados para votar concurrió a las urnas este domingo, lo que significa la participación más baja en un comicio legislativo nacional desde el regreso de la democracia en Argentina, en 1983, cuando concluyó la última dictadura iniciada siete años atrás. Hablamos de un país donde el sufragio es obligatorio, pero ni por esas.
Asistimos a una consolidación de la tendencia que ya se vio en las elecciones regionales que tuvieron lugar este año: un desinterés por ir a votar de gran parte de la población argentina. El año 2025 estuvo cargado de votaciones para renovar los parlamentos de muchas provincias, donde se vio en general una baja participación, al extremo de que en las elecciones de la ciudad de Buenos Aires sólo acudió a las unas el 53,3 %.

La derrota del peronismo
El peronismo, representado por la coalición Fuerza Patria y sus aliados en las provincias, sufrió una importante derrota en casi todos los distritos electorales y ya suma más de veinte años sin victorias en legislativas nacionales de medio término.
Perdió incluso en la provincia de Buenos Aires, su principal bastión y gobernada por el popular Axel Kicillof, quien lideró la campaña para la victoria de Fuerza Patria en las legislativas provinciales del pasado 7 de septiembre. Pensaron que era la antesala de una nueva victoria de cara a estas legislativas y las encuestas, de hecho, les daban una importante subida. Al final, no hubo sprint.
Kicillof se presentó esta pasada noche en la sede de su agrupación política junto a varios referentes actuales del partido, entre ellos Sergio Massa, excandidato presidencial y líder del Frente Renovador; Máximo Kirchner, hijo de los expresidentes Cristina Fernández y Néstor Kirchner, además de presidente del Partido Justicialista de la Provincia de Buenos Aires; y Juan Grabois, referente de la Unión de Trabajadores de la Economía Popular. Con esta puesta en escena, el gobernador convocó a la unidad con sus socios peronistas y alcanzó a decir que "el futuro no es Milei, es del pueblo".
Sí a la gestión del presidente y a EEUU
La ciudadanía argentina, con estos resultados, apoyó en buena medida la gestión del Gobierno de Milei, quien cumple el próximo diciembre dos años en el poder. El mayor logro de Milei en este periodo fue reducir la inflación mediante un severo plan de ajuste que, sin embargo, ha generado desempleo, precariedad en el mercado laboral, deuda externa y turbulencias en los mercados financieros.
Poco ha pesado en el voto los escándalos y denuncias de corrupción en los que se ha visto envuelto el presidente junto a cercanos colaboradores, entre ellos su hermana Karina.
Los electores han dado, también en una amplia medida, su visto bueno al acercamiento de Milei a la administración de Donald Trump, a los préstamos concedidos al país por el Fondo Monetario Internacional (FMI) y las ayudas financieras del Tesoro de EEUU para sostener el peso argentino, más el apoyo de Washington a entidades privadas del país para impulsar la economía patria.
Juan Grabois, de la Unión de Trabajadores de la Economía Popular, decía anoche en la no fiesta de los peronistas que su jefe de campaña "se llama Donald Trump, y su ministro de Economía, Scott Bessent", en referencia al secretario del Tesoro estadounidense. Ahora mismo, eso no es más que una pataleta, vistos los resultados, que al propio Trump le han parecido maravillosos, claro. En su red social Truth Social, ha descrito la victoria del oficialismo como "aplastante". "¡Está haciendo un trabajo maravilloso! Nuestra confianza en él ha sido justificada por el pueblo de Argentina", comentó.
El plan de ayuda económica que lanzó Washington a Buenos Aires tenía dos componentes: la apertura de una línea de swap o intercambio de monedas por valor de 20.000 millones de dólares entre ambos países y unos 1.000 millones más para comprar pesos argentinos, con el fin de evitar que la moneda se devaluara aún más. Esta medida le valió críticas a Trump a nivel local, pues los empresarios estadounidenses que compiten con Argentina en mercados como el de la soya -y que comulgan con su política de "EEUU primero", la clave del pensamiento MAGA- se quejaron de que su administración pusiera en una posición ventajosa a los productores argentinos.
El salvavidas estadounidense logró calmar los mercados, pero estaba condicionado, como dijo el propio Trump, a que la fuerza política de Milei resultara victoriosa en la contienda de este fin de semana. "Si pierde, no vamos a ser tan generosos con Argentina", comentó el magnate. Ayer, tras conocerse los resultados, se registró una contundente subida de las acciones argentinas en el mercado nocturno de Nueva York.
El miedo, en realidad, no es sólo a que EEUU no entregue más dinero, sino al efecto que precisamente podía tener en los mercados una victoria peronista, afina la CNN. En elecciones pasadas, "la aprehensión de los mercados hizo que el peso se devaluara con fuerza y que los argentinos vieran cómo sus ingresos se deterioraban en apenas horas". Por eso Milei y su entorno decidieron transformar, en las últimas semanas, la campana en una batalla bipolar de "ellos o nosotros", vistos los resultados de Buenos Aires en septiembre. "Y los argentinos se sintieron atraídos por esa polarización: el 72,4% de los votantes se inclinó o por Milei o por el peronismo, al menos en la elección de diputados. La única alternativa al Gobierno libertario es hoy el peronismo, pero para muchos argentinos, ese regreso a administraciones que dejaron una estela de estancamiento y corrupción no es una opción", expone la cadena norteamericana.
Aún así, la economía y las finanzas argentinas lejos están de haberse salvado con el rescate. El daño de una economía que no crea empleo privados desde hace 15 años es demasiado profundo como para haberse curado en unas semanas. Se calcula que 4,5 millones de trabajadores son pobres en Argentina, que al 21,6% de los ocupados no les llega ni ganando un salario. Eso no ha cambiado desde ayer, cuando abrieron los colegios electorales.
