Plebiscito a Milei: una elección legislativa entre fallos propios e injerencias de Trump
Argentina renueva este domingo la mitad de su Cámara de Diputados y un tercio del Senado, con el presidente ultra prometiendo ya cambios en su equipo a modo de autocrítica. Los peronistas, vencedores en los últimos comicios, llegan fuertes.

Javier Milei, el presidente de Argentina, debe estar agotado. En estas últimas semanas, se ha pateado el país haciendo campaña en unas elecciones legislativas parciales de mitad de mandato en las que nadie lo votará a él y todo el mundo lo votará a él. Se las ha tomado como si fueran unas auténticas presidenciales y se ha echado a la carretera porque sabe que, de lo que salga este domingo de las urnas, depende su propia gobernabilidad.
Los ciudadanos están llamados a renovar la mitad de la Cámara de Diputados y un tercio del Senado. En total, se elegirán 127 diputados nacionales y 24 senadores pero, en el fondo, en sus papeletas los argentinos llevan también la respuesta a un plebiscito no escrito, a un refrendo al mandatario ultraderechista y a su gestión. Milei no llega bien: se encuentra en crisis por errores propios, de la gestión a la corrupción, y por la sombra de una injerencia norteamericana a la que el principal partido de la oposición, el peronista, se ha agarrado como a un clavo ardiendo para hacer campaña.
Esta cita con las urnas se asemeja a las midterms de Estados Unidos, una oportunidad para pulsar la popularidad de la Presidencia y forzarla, también, a moverse si las cosas no van bien. Milei, en particular, necesita sacar músculo político y tener poder en las dos cámaras en juego, porque si no tiene las mejores condiciones, será complicado sacar adelante proyectos legislativos en los años que le quedan, dos más, desde su toma de posesión el 10 de diciembre de 2023.
La Libertad Avanza, el partido de derecha radical del presidente, ganó las elecciones pero no tiene mayoría en los hemiciclos, por lo que depende de negociaciones con otros bloques como el peronismo y el PRO (Propuesta Republicana) para poder aprobar leyes. Sin una base sólida, la aplicación de su programa económico, el de la motosierra, sería muy frágil, así que un apoyo a sus listas este 26 de octubre se le ha vuelto vital.
Milei no iba mal en las encuestas, pero se le han ido complicando las cosas por varias razones. Una, fundamental, es que a los ciudadanos se les está empezando a acabar la paciencia porque los problemas para llegar a fin de mes siguen siendo formidables. La Fundación Mediterránea ha revelado esta semana que 4,5 millones de trabajadores son pobres en Argentina: al 21,6% de los ocupados no les llega ni ganando un salario. "Entre los desocupados, la incidencia trepa al 58,9%, lo que confirma el impacto directo de la falta de empleo en la vulnerabilidad social", añade el informe. La tasa de paro nacional es del 7,6% actualmente, lo que no es un mal dato, pero la falta de asistencia nacional y los bajos salarios a los que sí tienen una nómina llevan a esta situación.
Milei la niega, pese a los informes de ONG, centros de asistencia o voluntarios, y ha dicho que, si estuvieran tan mal las cosas, las calles estarían llenas de cadáveres. La oposición ha cogido su frase como lema de campaña. "¡Desvergüenza!", gritaba Axel Kicillof, el gobernador peronista de la provincia de Buenos Aires. El presidente insiste en que tienen los mejores datos de pobreza en siete años. Los críticos acusan al Gobierno de manipular los datos y piden al gabinete que "mire a la gente".
A Milei le falla lo micro, porque lo cierto es que en lo macroeconómico está logrando algunos avances, como el control de la inflación. El Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC) la sitúa en 1,5%, la más baja en los últimos cinco años. Para encontrar un porcentaje igual, hay que viajar hasta los primeros meses del aislamiento decretado en 2020 por la pandemia de coronavirus, pero eso no quiere decir que los precios hayan bajado. "Lo que uno tiene que considerar en este proceso actual de desinflación mensual es que en realidad se ha acumulado una alta tasa de inflación a lo largo de toda la gestión de Milei, por la emisión que heredó, pero también por decisiones que ha tomado el propio Milei, como la variación del tipo de cambio ni bien asumió en diciembre de 2023, que generó una tensión adicional sobre los precios que hizo que la inflación sea alta", explica Guido Agostinelli, economista y docente de la Universidad de Buenos Aires, a la CNN.
El experto señala que, por todo esto, la inflación tocó un techo muy alto (25,5% en diciembre de 2023 y más de 200% acumulado desde la asunción de Milei) y ahora está encontrando una desaceleración mensual. Pero el diario Financial Times avisaba esta semana de que incluso este aparente avance no es sostenible: no cuenta con los recursos ni el consenso político interno para ello, denuncia. "La difícil tarea de salir de la trampa populista", titula. Acabar con 18.000 empresas y 253.000 puestos de trabajo, según el Centro de Economía Política Argentina (CEPA), no parece el camino.
Argentina, además, sigue siendo una de las naciones más endeudadas del mundo y la mayor acreedora del FMI: la deuda externa bruta se situó en el segundo trimestre de 2025 en 305.043 millones de dólares, la más alta desde 1994. De esa cifra 92.964 millones corresponden a deuda contraída con organismos internacionales, de los cuales 55.317 se los debe al FMI, revela el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC).

La presión añadida de Washington...
Los mercados reaccionan a estas tensiones con altibajos, más bajos que altos. Y peor aún tras el gran terremoto que ha sacudido esta campaña: la promesa (¿o chantaje?) del presidente de EEUU, Donald Trump, de dar más dinero a Argentina pero sólo si el partido de Milei vence en estas elecciones. Porque él apoya a su correligionario, no a su nación, queda claro. "Si no gana, no vamos a perder el tiempo porque no hay posibilidad de que Argentina vuelva a ser grande", dijo el pasado 15 de octubre, tras verse con su homólogo del sur. Más aún: la Casa Blanca insiste en que Buenos Aires es su "aliado incondicional" y ese adjetivo, que podría parecer positivo, se ven en circunstancias en que la asertividad de Trump con América Latina crece como una amenaza futura, un compromiso a ciegas, un cheque en blanco que vendrán a cobrar.
Desde que Milei llegó al cargo, Argentina ha firmado un nuevo crédito de 20.000 millones de dólares con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y un swap -un intercambio de divisas que cuando se ejecuta se convierte en deuda- por otros 20.000 millones con EEUU. También asiste a la compra repetida e inédita de pesos argentinos por el Tesoro de EEUU para evitar una devaluación y ha visto cómo el secretario del Tesoro de este país, Scott Bessent, gestionó más auxilios financieros con instituciones privadas para Argentina.
La dependencia de la ayuda exterior es total para el ultraderechista, y ahora más aún en concreto de Trump, que lo ha dejado en evidencia. Por supuesto, sus oponentes han aprovechado para hacer leña del árbol caído y los peronistas han rescatado el lema "Patria o Colonia", uno de sus clásicos, para mostrarse al margen de esta supuesta intromisión que llega de Washington. El 17 de octubre, cuando el peronismo cumplió 80 años, el popular gobernador de la provincia de Buenos Aires, Kicillof, también recurrió a esas consignas: "El entonces embajador Braden era, no solo el encargado de intentar llevarse la riqueza de nuestro país, sino que se convirtió en el verdadero organizador de partidos y sectores que enfrentaron a Perón. Fue cuando Perón dijo que la opción era fácil, era liberación o dependencia, era Perón o era Braden", expone EFE. "80 años después, es Bessent o Perón", posteó la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner desde su prisión domiciliaria este mismo día.
Tampoco ha ayudado la marcha de su canciller (o ministro de Exteriores), Gerardo Werthein, precisamente uno de los hombres clave para mantener una buena relación con la Administración Trump. Al parecer, decidió irse después de que una oleada de afines al mandatario lo atacasen en redes por su rol en la gestión del anuncio del norteamericano. Werthein se había reunido con el propio Trump antes que Milei y al mandatario y su entorno más cercano no le gustó esa idea de condicionar la ayuda a vista de todos. Lo demás es historia: cayeron los mercados y se culpó al ministro de no hacer bien las cosas, empezando por la comunicación.
Hay más: su marcha se produjo en el contexto del anuncio de una crisis de Gobierno, con la que Milei ha tratado de ponerse la venda antes de la herida de una derrota, como explica nuestro compañero Antón Parada. El presidente promete mover sillas como una especie de autocrítica pública pero, en realidad, no hay que obviar que es que los cambios son obligados porque hay varios miembros de su staff que tienen que jurar nuevos cargos: la ministra de Seguridad Nacional, Patricia Bullrich (una de las ultras más influyentes de su partido y, por tanto, más polémicas), y el ministro de Defensa, Luis Petri, se prevé obtengan escaños en el Parlamento en los comicios del domingo, mientras que Manuel Adorni, portavoz presidencial y secretario de Comunicación y Medios, asumirá en diciembre como legislador en la ciudad de Buenos Aires.
Hay un cambio extra: se espera la inminente asignación de un cargo en el Ejecutivo al principal asesor presidencial, Santiago Caputo, lo que -dice la prensa local- ha podido acelerar la marcha del canciller Werthein. Parece que igual no se llevan muy bien. En cualquier caso, Milei ha quemado ya a su segundo ministro de Exteriores del mandato, tras cargarse a Diana Mondino por permitir un voto a favor de Cuba en Naciones Unidas.
"De cara al segundo tramo de este mandato voy a reacomodar el gabinete para lograr los objetivos de las reformas de segunda generación. El día 26, a la noche, con todos los números, veré qué tipo de entramado necesito para lograr los objetivos", afirmó Milei en una entrevista con la TV Pública. Sin más detalles. Primero quiere ver los números.
... y sus malas artes
Y luego están los escándalos, tan cercanos como que los sufre en carne propia y salpican a su hermana, Karina, señalada como presunta beneficiaria directa de unos fondos movilizados a través de la Agencia Nacional de Discapacidad (Andis). Tan sensible, además. La prensa ha publicado audios demoledores en los que distintos altos funcionarios hablan de las mordidas que le tienen que pagar. Más: en febrero, la difusión de la criptomoneda $LIBRA, que subió vertiginosamente para desplomarse a las pocas horas, implicó múltiples denuncias penales por estafa contra Milei. Él dijo que no sabía nada del asunto.
La olla a presión se disparó cuando el presidente fue recibido entre gritos e insultos en la campaña de las elecciones provinciales del 7 de septiembre pasado, en las que salió muy malparado: los ciudadanos arrojaron piedras y otros objetos contra un vehículo de su caravana y tuvo que suspender algunos actos. La Universidad Torcuato di Tella, en su Índice de Confianza en el Gobierno, constata que en septiembre se situó en los 1,94 puntos (en una escala de cero a cinco), nivel que representa una caída del 8,2% respecto del mes anterior, en bajada constante. "El actual nivel de confianza se ubica en un valor intermedio en comparación con las dos presidencias anteriores: es 31,9% menor que el de septiembre de 2017, durante el gobierno de Mauricio Macri, y 23,1% mayor que el de septiembre de 2021, durante la gestión de Alberto Fernández".

La impopularidad se vio claramente en esa convocatoria: La Libertad Avanza fue derrotado en la provincia de Buenos Aires -donde está empadronado más de un tercio de la población de todo el país- y la peronista Fuerza Patria logró más del 47% de los votos. Es por eso que su gobernador, Kicillof, se ha convertido en la estrella-azote de esta nueva convocatoria electoral, en la que "frenar a Milei", dice, es la meta.
El extremista de derechas no pudo hacer mucho, porque hasta tuvo que retirar candidatos en la capital, como José Luis Espert, a quien persigue una investigación judicial y acusaciones en medios nacionales de tener conexiones con el narcotráfico. En este contexto, la cita con Trump, que esperaba como agua de mayo, le ha salido fatal, mano al cuello, que se dice.
Los sondeos
El peronismo (el partido de los exmandatarios Cristina Fernández, Néstor Kirchner o Alberto Fernández), compite en estas elecciones con el sello Fuerza Patria, sin embargo, no lleva el mismo nombre en todas las provincias. Esto significa que el recuento de votos a nivel nacional para este sector va a estar fragmentado, mientras que Milei podrá mostrar un resultado más abultado, ya que su espacio lleva mayormente el mismo sello en todas las provincias. Sin embargo, la Justicia electoral ordenó informar los resultados de las elecciones por distrito y no exhibir un conteo nacional.
Aparte de esta precisión sobre las denominaciones, están los números: las encuestas preelectorales muestran un escenario parejo entre oficialismo y oposición. Opina Argentina asigna una ventaja a nivel nacional de dos puntos al peronismo, que llegaría a 37% de los votos, contra 35% del Gobierno. Mientras, CB Consultora Opinión Pública invierte los resultados y ubica al oficialista La Libertad Avanza al frente, con 40,8%, frente al 35,4%. En ambas proyecciones, se suman las distintas expresiones del peronismo, más allá de esos casos en que van con sellos diferenciados.
En la Ciudad Autónoma de Buenos Aires -que al ser la capital del país tiene estatus provincial y designa representantes en el Congreso Nacional- muestra una clara ventaja del oficialismo, mientras la provincia de Buenos Aires se inclina hacia el peronismo.
En otros sondeos se pregunta también por el sentir ciudadano, lo que inclina el voto, lo que preocupa. La consultora Escenarios a principios de octubre revelaba que el 53,04% de los encuestados tiene ingresos mensuales insuficientes, mientras que otro 30,30% llega a fin de mes "con lo justo". Y según mediciones del consultor independiente Hugo Haime, la confianza en “un futuro mejor” cayó del 48% al 34% en lo que va del año. Un 62% de los encuestados reclama un cambio, mientras solo 37% se inclina por la continuidad del rumbo actual. Las preocupaciones más extendidas son la pérdida del poder adquisitivo, la inseguridad y la inflación. La evaluación de la gestión de LLA refleja ese malestar: 59,8% de imagen negativa frente a 40,2% positiva, según Proyección Consultores.
Ahora son los argentinos los que tienen la respuesta a todas las preguntas de este domingo electoral, "un momento bisagra de la historia" nacional, en palabras de su presidente.
