El líder del golpe de Estado en Madagascar jura como "presidente para la refundación de la República" a pesar del rechazo internacional
La ONU denuncia que se trata de un "cambio inconstitucional de gobierno" y exige "el restablecimiento del orden constitucional y el Estado de derecho".

El coronel Michael Randrianirina, líder del golpe de Estado perpetrado el pasado martes en Madagascar, ha sido investido este viernes como "presidente para la refundación de la República de Madagascar", en una ceremonia celebrada en la sede del Alto Tribunal Constitucional, en la capital, Antananarivo.
Vestido con traje oscuro, corbata azul y camisa blanca, sin su habitual uniforme militar, Randrianirina ha jurado el cargo ante los magistrados del tribunal y los representantes de las fuerzas armadas, marcando oficialmente el inicio de una etapa de transición tras la caída del presidente Andry Rajoelina, quien ha huido del país.
El nuevo líder, hasta ahora jefe del Centro de Administración de Personal y Servicios del Ejército de Tierra (CAPSAT), la unidad de élite que protagonizó el levantamiento, anunció el martes la supresión de la Constitución y la toma del poder, en respuesta, dijo, a la crisis generada por las protestas de los jóvenes e la Generación Z que sacuden al país desde el 25 de septiembre.
El ascenso de un militar pragmático
Formado en la Academia Militar de Antsirabe, Michael Randrianirina ha forjado una carrera marcada por la disciplina, la estrategia y una notable habilidad para moverse entre los engranajes del poder. Gobernador de la región sureña de Androy entre 2016 y 2018, pasó luego a dirigir un batallón de infantería en Toliara, al suroeste del país.
En 2022, su ascenso dentro del Cuerpo Administrativo y de los Servicios Técnicos de las Fuerzas Armadas (CAPSAT) consolidó su influencia en una unidad clave, considerada una de las más poderosas del ejército malgache por su control sobre la logística y la gestión interna. El CAPSAT, puente entre lo militar y lo político, ha sido actor decisivo tanto en el golpe de Estado de 2009, que llevó al poder a Andry Rajoelina, como en el de 2025, que lo ha desalojado para colocar a Randrianirina al frente del país.
El coronel vivió un episodio polémico en noviembre de 2023, cuando fue arrestado por "instigación a un motín". Liberado poco después con una condena suspendida, regresó a su cargo sin grandes consecuencias. Su figura emergió definitivamente durante las recientes protestas, cuando pidió a las fuerzas de seguridad no abrir fuego contra los manifestantes, desafiando una orden directa del entonces presidente.

Ese gesto lo convirtió en referente moral para amplios sectores del ejército y la población y, tras la huida de Rajoelina, Randrianirina articuló un triángulo de poder militar con el general Démosthène Pikulas en el Estado Mayor, el general Nonos Mbina Mamelison en la Gendarmería y el comisario Ravony Jean Victor Tsaramonina en la Policía Nacional.
"Restablecer la estabilidad sin recurrir a la represión"
Durante su discurso, Randrianirina ha adelantado la creación de un consejo de transición integrado por representantes del Ejército, la Gendarmería y la Policía Nacional, con la posibilidad de incluir civiles. Este órgano dispondrá de un plazo máximo de dos años para "reconstruir los cimientos de la nación".
Asimismo, ha prometido la celebración de un referéndum constitucional como parte del proceso de refundación: "Se trata de devolver al pueblo malgache la esperanza y la dignidad que le han sido arrebatadas".
En declaraciones posteriores, ha defendido que lo ocurrido "no es un golpe de Estado", argumentando que "ello implica violencia por parte de los militares y derramamiento de sangre". Ha asegurado además que formará un Gobierno integrado mayoritariamente por civiles, con el compromiso de "restablecer la estabilidad sin recurrir a la represión".
El coronel ha confirmado también su nombramiento como presidente interino y ha anunciado que designará próximamente un nuevo primer ministro, aunque ha descartado la posibilidad de celebrar elecciones presidenciales en los próximos meses, en contra de lo dictaminado por el Tribunal Constitucional.
Reacciones internacionales: condena y aislamiento
La comunidad internacional ha reaccionado con firmeza a la toma de poder del nuevo presidente. El portavoz de Naciones Unidas, Stéphane Dujarric, ha dicho que el secretario general la organización, Antonio Guterres, "condena el cambio inconstitucional de gobierno en Madagascar y pide el restablecimiento del orden constitucional y el Estado de derecho".
Además, ha declarado que la ONU está a "apoyar los esfuerzos nacionales encaminados" a enfrentar las raíces de la inestabilidad en el país, una meta que ha hecho extensiva a "todos los actores malgaches, incluidos los jóvenes", quienes estuvieron al frente de las primeras protestas.
Por otra parte, ha indicado que el enviado de la ONU "toma nota" de la resolución adopatada el miércoles por la Unión Africana (UA), quien suspendió a Madagascar de todas sus actividades "hasta que restaure el orden constitucional". La Comunidad de Desarrollo del África Meridional (SADC) expresó su "alarma" y calificó el golpe de "grave amenaza para la paz, la estabilidad y el orden democrático" en el país insular.
Además, ha destacado que cerca de 29.000 personas padecen actualmente una situación de hambruna extrema, según datos de las agencias humanitarias presentes en la zona, las cuales advierten que esta cifra podría ascender a 110.000 a comienzos de 2026, como consecuencia del "constante aumento" de la desnutrición, la propagación de enfermedades y los recortes presupuestarios aplicados por los países donantes.
Un país marcado por las crisis
El golpe militar llega tras semanas de protestas lideradas por jóvenes de la Generación Z, hartos de los constantes cortes de electricidad y agua y de la corrupción del gobierno de Rajoelina, a quien acusan de nepotismo y malversación.
Las manifestaciones, iniciadas el 25 de septiembre, se transformaron en un movimiento nacional que exigía su dimisión. La presión en las calles culminó el martes con la intervención del CAPSAT, que ya había participado en el golpe de 2009 que llevó al poder, por primera vez, al propio Rajoelina.
Madagascar, que ha vivido tres golpes de Estado desde su independencia de Francia (1972, 1975 y 2009), enfrenta ahora un nuevo periodo de incertidumbre. Rajoelina, desde su exilio, insiste en que sigue siendo el presidente legítimo de Madagascar, pese a la moción de censura parlamentaria y la confirmación del Tribunal Constitucional de la vacancia del cargo.
