Rusia extiende su intimidación a Japón: le manda un avión de inteligencia y dispara las alarmas
Tokio ha tenido que sacar sus cazas de combate para monitorear la aeronave, en el segundo incidente de esta naturaleza en menos de una semana.
El Ministerio de Defensa de Japón ha informado este lunes del despliegue de sus cazas de combate para monitorear a un avión de inteligencia ruso que volaba cerca de su territorio. Se trata del segundo incidente de este tipo en menos de una semana, lo que ha hecho disparar las alarmas ante la intimidación rusa, que ya no se limita a los países occidentales, sino también a los orientales.
"Confirmamos que un avión de recopilación de inteligencia ruso (IL-20) había volado sobre el mar de Japón y respondimos enviando aviones de combate de la Fuerza de Defensa Aérea del Norte y otras fuerzas", dijo el Estado Mayor Conjunto del Ministerio de Defensa nipón, detallando que el incidente tuvo lugar el sábado.
El suceso, reportado hoy, tuvo lugar un día después de que Japón enviara cazas para interceptar y monitorizar a un grupo de aeronaves rusas, que incluían bombarderos estratégicos Tu-95 con capacidad para transportar armas nucleares, según el ministro de Defensa del archipiélago, Shinjiro Koizumi. "Rusia lleva a cabo actividades militares activas en torno a Japón casi a diario", señaló Koizumi en un mensaje publicado en su perfil de la red social X.
El titular japonés de Defensa añadió que "incluso en este entorno desafiante", el país asiático está implementando contramedidas en respuesta a violaciones del espació aéreo y realizando tareas de vigilancia las 24 horas "para proteger con resolución el territorio, las aguas y el espacio aéreo de Japón".
Por su parte, el Ministerio de Defensa ruso defendió que el vuelo del pasado viernes fue programado sobre "aguas neutrales" del mar de Japón.
Una vieja disputa
Tokio y Moscú mantienen una disputa territorial en torno a las islas Kuriles, situadas al norte de la isla septentrional japonesa de Hokkaido, y que pasaron a formar parte de Japón en 1875 en virtud del Tratado de San Petersburgo.
Las ínsulas se incorporaron a la antigua Unión Soviética (URSS) tras la Segunda Guerra Mundial por el Tratado de San Francisco, poco después de la rendición de Japón, que considera ilegal la anexión de lo que denomina como "los Territorios del Norte".
El control de estas islas, que han pasado de mano en mano desde el siglo XVIII, le permite a Rusia reclamar todo el Ojotsk como mar interior y área de importancia existencial en su doctrina naval.
Rusia suspendió las consultas sobre un posible tratado de paz con Japón después de que Tokio le impusiera sanciones por la guerra de Ucrania.