Sanna Marin no es suficiente: Finlandia gira hacia la derecha pero, ¿cuánto?

Sanna Marin no es suficiente: Finlandia gira hacia la derecha pero, ¿cuánto?

La primera ministra, tercera en las elecciones presidenciales, lo tiene muy complicado para revalidar mandato. Petteri Orpo se perfila como su sustituto.

Sanna Marin ya no será primera ministra de FinlandiaEFE/EPA/KIMMO BRANDT

En 2019, cuando Sanna Marin se convirtió en primera ministra de Finlandia, fue noticia por asumir el cargo con tan solo 34 años. Cuatro años después, sin embargo, la líder del Partido Socialdemócrata vuelve a ocupar las portadas porque es muy difícil que revalide el cargo tras los resultados obtenidos este domingo en las presidenciales finesas: tercera fuerza más votada, por detrás del bloque conservador. 

Finlandia ha elegido cambiar de primera ministra y ha dado un giro a la derecha encumbrando a los conservadores de Kokoomus, la formación que dirige Petteri Orpo, y al partido de ultraderecha Verdaderos Finlandeses, dirigido por Riikka Purra. Sin embargo, la victoria del bloque conservador ha sido más que ajustada: entre los tres primeros partidos apenas hay un punto de diferencia en el reparto de votos. 

Así, el Partido de la Coalición Nacional de Petteri Orpo obtuvo el 20,8 % de los votos y 48 de los 200 escaños del Eduskunta (Parlamento), diez más que en las anteriores elecciones. Mientras, el ultraderechista Verdaderos Finlandeses, liderado por la jefa de la oposición, Riikka Purra, cosechó el 20,1 % de los votos y 46 escaños, siete más que en los últimos comicios, tras aumentar un 2,6 % su apoyo popular.

El Partido Socialdemócrata (SDP) de Marin finalmente tuvo que conformarse con el tercer puesto, al lograr 43 diputados, pese a mejorar también sus propios resultados y quedarse sólo a dos décimas por debajo de la ultraderecha.

La popularidad no ha sido suficiente

A pesar de que el SDP de Sanna Marin ha mejorado los resultados del partido respecto a las elecciones anteriores, tres escaños más y un 2,2 % más de votos, esto ha sido insuficiente para que una de las presidentas más jóvenes del mundo revalide su mandato.

Marin, que llegó a la presidencia de Finlandia después de la dimisión de Antti Rinne por la gestión de una huelga en la empresa estatal de correos, se ganó el reconocimiento internacional por su gestión de la pandemia y por conseguir que su país sea miembro de la OTAN, algo que después de la aprobación de Turquía podría formalizarse esta semana. 

Sin embargo, esa popularidad no ha sido suficiente para apagar los malos datos económicos que registra el país como consecuencia de la guerra de Ucrania y que ha centrado buena parte del debate durante la campaña electoral: la economía se desaceleró a 1,9% en 2022 y a la sombra de la recesión amenaza con hacer acto de presencia este año. 

Además, sus contrincantes se han encargado de dejar claro que Sanna Marin es la culpable de que el endeudamiento de Finlandia se haya disparado estos últimos cuatro años: ocupó el décimo lugar entre las 20 naciones de la zona euro, según Eurostat. "Hay una cuestión crucial y esa es la economía. Tenemos que arreglar nuestra economía, tenemos que hacer reformas para impulsarla hacia un crecimiento sostenible", afirmó el ganador de las elecciones presidenciales de Finlandia en rueda de prensa.

"Mi partido ha ganado apoyos y tenemos más representantes en el Parlamento, así que, como líder del partido, estoy muy contenta", apuntó Marin tras conocerse el recuento definitivo y saber que ese avance es insuficiente, pero que le otorga el derecho a que su partido lo tengan en cuenta como un posible socio en la próxima coalición gubernamental.

Sanna Marin ha augurado que serán negociaciones difíciles para formar Gobierno, aunque expresó su confianza en que se llegará a un acuerdo que garantice una coalición con mayoría parlamentaria y en las que ella, según apuntan varios analistas, podría salir como ministra de Exteriores.

"En Finlandia no hay partidos de extrema derecha"

"¡Ha sido una gran victoria!", ha proclamado Orpo antes de adelantar su intención de formar un gobierno de coalición liderado por su partido, un gobierno que "recuperará Finlandia": "El pueblo finlandés pide un cambio y ahora iniciaré las negociaciones para formar un nuevo Gobierno", ha dicho el líder conservador. 

Las cuentas le obligan a hablar con todos los partidos y también a responder a una pregunta: ¿cuánto hacia la derecha va a girar el gobierno de Finlandia? Lo cierto es su partido y el ultraderechista suman 94 de los 200 escaños del Parlamento finlandés, una cifra insuficiente para asegurarse una mayoría parlamentaria y que convertiría en pieza clave a uno de los perdedores de la noche electoral, el Partido de Centro, una de las fuerzas políticas más tradicionales del país, que perdió 8 de sus 31 diputados tras cosechar un 11,3 %, el peor resultado de su historia.

Orpo deberá aclarar con el resultado de estas negociaciones cuánto ha girado hacia la derecha Finlandia y determinar el reparto de poder con sus socios de gobierno. Sus primeras declaraciones al respecto dan pistas de cómo puede ser todo. Preguntado por la prensa extranjera sobre si estaría dispuesto a formar Gobierno con la extrema derecha, el líder conservador se limitó a decir que "en Finlandia no hay partidos de extrema derecha".

Una afirmación extraña pues el propio Orpo, en su etapa como titular de Finanzas, acordó en 2017 con el entonces primer ministro, el centrista Juha Sipilä, expulsar de la coalición gubernamental a los Verdaderos Finlandeses debido al giro a la ultraderecha que dio esta formación con la elección como presidente de Jussi Halla-aho, representante del ala más radical.

Los conservadores de Kokoomus y el partido de Riikka Purra comparten visiones similares en ciertas cuestiones, principalmente económicas, pero mantienen grandes diferencias en asuntos como la inmigración y las políticas europeas y medioambientales. 

Con los resultados de las elecciones en Suecia de 2022 en la cabeza, la clave ahora será  que todos los miembros del Gobierno de coalición encuentren puntos comunes que faciliten la firma de un acuerdo que facilite la gobernanza. Las negociaciones suelen durar un par de semanas, solo entonces se responderá a la pregunta: ¿Cuánto ha girado a la derecha Finlandia?