La paz no es resignación o agotamiento. Es iniciativa, tiempo y diálogo. Estas tres armas están al servicio de una única exigencia que es la reconciliación. Porque lo que cuenta no es el armisticio sino la paz. Hay guerras que al terminarse siembran nuevas guerras, como fue el caso de la paz fracasada y mutilada del Tratado de Versalles en 1919.