Alemania se despide del copago sanitario el 1 de enero

Alemania se despide del copago sanitario el 1 de enero

EFE

Alemania se despide con la entrada en 2013 del copago sanitario, una fórmula impopular entre el ciudadano y el sector médico, que fue introducida en 2004 para paliar el déficit de la Sanidad y moderar las visitas a los especialistas del hasta entonces mimado contribuyente alemán.

El gobierno de Angela Merkel aprobó hace dos meses la supresión del copago, implantado por su predecesor, el socialdemócrata Gerhard Schröder, por el que el ciudadano pagaba 10 euros por trimestre, adicionales a su cuota, por acudir a consultas médicas o dentistas.

La supresión entrará en vigor el 1 de enero, coincidiendo con el arranque de un año electoral en que Merkel aspira a su reelección, en las generales del próximo septiembre, lo que hizo que fuera tachada de oportunista desde las filas de la oposición.

La supresión de la medida coincide con la polémica en España del copago en Madrid y Cataluña. A partir de enero de 2013, Madrid se unirá a Cataluña y cobrará un euro por receta médica a pesar de que la expresidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, aseguró que la región no optaría por esta medida. El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ha adelantado que el Ejecutivo tiene previsto recurrir ante el Tribunal Constitucional el euro por receta en la Comunidad de Madrid si el próximo 1 de enero entra en vigor, como ya hizo este mismo mes con la medida implantada en Cataluña el pasado mes de junio.

ALIVIO

La supresión ha sido recibida con alivio general por el contribuyente común y también por los médicos, que con el régimen de copago se vieron obligados a asumir tareas burocráticas adicionales.

Los 10 euros se pagaban en la primera visita trimestral a una consulta, que además de extender el recibo correspondiente emitía los sucesivos volantes al paciente para cualquier otra cita, con cualquier médico, en ese mismo trimestre natural.

Ese pago único no revertía en ganancias adicionales para el médico, que era mero administrador de una cuota que debía transferir a la mutua correspondiente, en tanto que su destino era paliar el, hasta entonces, déficit sanitario acumulado.

Se trataba de una fórmula de aplicación compleja, orientada a reparar los enormes costes derivados de un sistema sanitario que integraba más de 300 mutuas, que a menudo competían entre sí para ganarse el favor del paciente, especialmente el de altos ingresos.

SANIDAD A LA CARTA

Schröder introdujo ese sistema como puntal de una reforma sanitaria que en paralelo recortó numerosas prestaciones, en medio del multimillonario déficit generado por las malas prácticas de la llamada 'sanidad a la carta'. A la reforma del gobierno roji-verde de Schröder siguieron otros ajustes, ya con Merkel en el poder, así como un proceso de reducción de mutuas adscritas al sistema público, hasta las actuales 150.

El puntal de Schröder fue el copago sanitario, el de Merkel fue la creación de un fondo o bolsa común sanitaria, a la que van a parar todas las cuotas al seguro obligatorio y de la que salen luego las partidas más o menos equitativas a cada mutua. De esa bolsa común deberán salir ahora los 2.000 millones de euros que dejarán de recaudarse con la supresión del copago.

VUELTA A MEDIAS

No vuelven los alemanes, en cambio, a su antiguo estatus de 'mimados' por la Sanidad pública, ya que algunas de las prestaciones a que tuvieron derecho en el pasado -tratamientos dentales, gafas, lentes de contacto o medicinas alternativas- quedaron para siempre erradicadas de la lista de servicios a que tienen derecho.

Está por ver si también se ha logrado la deseada reeducación del ciudadano para evitar que acuda al especialista por mero criterio intuitivo, ya que la elección de la consulta sigue siendo libre. Un 97 % de los ciudadanos declaraba, en una encuesta publicada esta semana por el instituto Forsa, su convicción de que no acudirá más a menudo al médico ahora que ya no debe pagar los 10 euros. Apenas un 7 % afirmaba haber postergado su visita al médico hasta principios de año para ahorrarse ese pago único.

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Me centro en virales, cultura digital y tendencias sociales, con especial atención a cómo ciertos fenómenos aparentemente ligeros abren la puerta a debates más profundos. Por ejemplo, el reportaje con el que se dio a conocer Alfredo Corell: “La charla de un profesor de universidad que puso en pie a todo un auditorio”. En aquella época, Corell era un desconocido para el gran público, pero a partir de ese artículo, que tuvo cientos de miles de lectores, su popularidad fue creciendo hasta convertirse en uno de los científicos más respetados de España, con galardones como el I Premio CSIC-Fundación BBVA de Comunicación Científica.

 

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Nací en Valladolid, estudié Periodismo en la Universidad de esa misma ciudad y fui becario en 'El Día de Valladolid'. Luego dejé mi tierra para cursar el Máster de Periodismo de la Universidad Autónoma de Madrid y trabajé un año en 'El País' antes de entrar a formar parte en 2012 del equipo de 'El HuffPost España'. Aquí he sido redactor de hard news, responsable de fin de semana, jefe de la sección de virales y, ahora, subdirector. Entre medias, durante un año fui jefe de redes sociales y multidistribución de contenidos en 'Los40'.

 

Una de mis aficiones es escribir ficción y he sido finalista en dos concursos literarios: el I Concurso de Microrrelatos 5’ y el Premio Internacional de Microtextos Garzón Céspedes.

 


 

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