Combate europeo contra Marine Le Pen

Combate europeo contra Marine Le Pen

European Union 2014 - Source: EP

No es una pregunta nueva, pero desde los ataques de París y las elecciones regionales del pasado domingo en Francia, ha cobrado especial intensidad en el establishment de la Unión Europea (UE). El ascenso de esta formación populista antieuropea, más allá de sus implicaciones para Francia, representa una amenaza para la UE, cuyos principales actores no tienen claro cómo confrontar. ¿Se debe aislar a Le Pen y hacer como si no existiera? ¿Se le debe tratar como una opción política más y por tanto darle entrada en el juego político parlamentario?

Las probabilidades para que Marine Le Pen sea presidenta de Francia avanzan a un ritmo considerable. Cuanto más cerca está la fecha de las elecciones presidenciales francesas -se celebrarán en la primavera de 2017- más sube en los sondeos el Frente Nacional (EFN). Y cada vez que hay una cita electoral, el partido saca su músculo a relucir. Ganó las elecciones europeas en Francia en mayo de 2014 y volvió a ser primera fuerza en las elecciones regionales del pasado domingo, aunque en la segunda vuelta de hoy los franceses han frenado esa meteórica carrera. Hasta el primer ministro galo, Manuel Valls, ha evitado cualquier triunfalismo e insiste en que "el peligro de la extrema derecha no se ha eliminado".

La pregunta es recurrente entre observadores y líderes políticos en Bruselas: ¿Podría la Unión Europea sobrevivir con una líder de un partido que se opone al euro, a Schengen y tiene un discurso tan antieuropeo y en ocasiones xenófobo al frente de Francia, país fundador y tercera economía de la Unión Europea?

Empieza a asentarse la creencia de que existe un cierto paralelismo en las posibilidades que tiene la candidata francesa de llegar al Elíseo con el susto que existe en el establishment estadounidense con Donald Trump y su presencia en la campaña electoral republicana. ¿Vamos encaminados a un mundo de Putins, Trumps, Orbans y Le Pens?

Es difícil imaginar una agenda europea más propicia para el discurso del Frente Nacional. La combinación entre la llegada de una ola de refugiados de unas dimensiones no vistas desde la II Guerra Mundial junto con la amenaza creciente del terrorismo yihadista que golpea con métodos militares en Europa favorece el discurso duro sobre la seguridad y contra los inmigrantes que propaga Le Pen. Por si fuera poco, la negociación británica con la UE de cara al referéndum sobre su posible salida –algo que marcará la agenda del próximo semestre- favorecerá todavía más los postulados del Frente Nacional. Si los británicos pueden renegociar su estatuto dentro de la UE y decidir sobre su permanencia , ¿por qué no puede Francia hacer lo mismo?, repetirá Marine Le Pen.

Más allá de la capacidad que tengan las fuerzas políticas francesas para neutralizar la gran ola Lepenista, el combate contra el Frente Nacional se libra en el Parlamento Europeo. Marine Le Pen tiene un grupo parlamentario en Bruselas desde junio de 2015. “Europa de las Naciones y la Libertad” (ENF en sus siglas en inglés), del que Le Pen es presidenta, es el grupo más pequeño de los ocho que componen la Eurocámara y su influencia es reducida, pero no tanto como podría parecer.

En ocasiones Le Pen marca la agenda de manera invisible. Tras los ataques de París el Parlamento Europeo se disponía a realizar un debate en su sesión plenaria. Inicialmente se pensó en utilizar un formato reservado para ocasiones de máxima importancia en el que sólo los presidentes de los grupos pudieran intervenir. Esta idea quedó finalmente descartada en favor de un debate ordinario –con intervenciones de diputados rasos– en el momento en que se dieron cuenta que en el formato de alto nivel habría sido Marine Le Pen quien hubiera cerrado el debate, reforzando su visibilidad en un momento en que los medios internacionales le prestan cada vez más atención. Es ilustrativo de esta tendencia que la revista TIME, en su número dedicado a los ataques de París, llevara varias firmas invitadas destacadas en su portada y que la única francesa fuese la de Marine Le Pen.

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Los socialistas franceses, en el Gobierno en Francia y especialmente castigados por la fuga de muchos de sus votantes tradicionales hacia el Frente Nacional, tratan de aplacar la vida parlamentaria del grupo de Le Pen en Bruselas y Estrasburgo y neutralizar su influencia. A petición francesa, el Grupo Socialista del Parlamento Europeo ha aprobado un documento interno al que ha tenido acceso El Huffington Post. La estrategia socialista de aislamiento y marginación, que ha sido trasladada a modo de instrucciones a cada uno de los eurodiputados socialistas, se resume en los siguientes puntos:

  • Evitar que los diputados del ENF sean ponentes de informes sobre materias relevantes, favoreciendo que cualquiera de otro grupo tenga prioridad; no apoyar sus enmiendas; evitar que se sumen a acuerdos parlamentarios.
  • Evitar que diputados del ENF se sumen a enmiendas de compromiso o resoluciones parlamentarias (si es necesario, dice el documento, negociarlos en condiciones en las que sea difícil que el ENF pueda participar).
  • Votar en contra de los informes que hayan sido elaborados por el ENF o, si su contenido es aceptable, abstenerse de participar en la votación.
  • No participar en conferencias organizadas por el ENF.
  • Evitar el cuerpo a cuerpo en los debates plenarios con los diputados lepenistas. El documento incluso sugiere que los diputados socialistas, al ser interpelados por el grupo de Le Pen, afirmen: “No discuto con usted porque no quiero cooperar con quienes no apoyan los valores democráticos”.

Un diputado socialista resume los dilemas de la estrategia contra Le Pen y los posibles efectos negativos que puede tener: “Si aíslas al populismo, facilitas su victimización, pero si lo confrontas y aceptas el cuerpo a cuerpo corres el riesgo de que terminen por influir más en la agenda por su capacidad de escorar los debates a la derecha. En todo caso, si nuestra intención es reconquistar a nuestros votantes que se han marchado al partido de Le Pen, ¿es la mejor estrategia marginarles?”

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Los escándalos son una constante en la vida parlamentaria del Frente Nacional. En marzo pasado, el diario Le Monde reveló que 20 de los asistentes parlamentarios de los 23 eurodiputados del Frente Nacional tenían responsabilidades en su partido en Francia y no dedicaban su tiempo a asuntos relacionados con el Parlamento Europeo, tal y como obligan las normas internas de la Eurocámara. El presidente del Parlamento, el socialista alemán Martin Schulz, anunció una investigación al respecto, aunque es un secreto a voces que hay diputados de otros grupos que también contratan personal en sus países de origen para tareas partidistas no vinculadas a su trabajo parlamentario.

A finales de octubre, Anna Maria Corazza Bildt, eurodiputada sueca del Partido Popular, pidió al Parlamento que investigara una votación en la que Marine Le Pen se marchó antes de que terminara y supuestamente algunos diputados de su grupo continuaron votando en su lugar. Las reglas internas de la cámara indican que los diputados deben votar de forma personal y presencial. Una vulneración de esta norma podría llegar a suponer la suspensión de todas las actividades parlamentarias para el diputado infractor. Martin Schulz escuchará la versión de Marine Le Pen próximamente (el encuentro podría producirse la semana que viene) y decidirá sobre las posibles sanciones para ella y para quienes votaron en su lugar.

La pregunta que está en el aire es si las denuncias sobre sus escándalos y la marginación de Marine Le Pen y su grupo favorecerán su discurso victimista o abrirán los ojos a muchos de sus simpatizantes.