A la Eurocámara le importa más la cuestión turca que los refugiados

A la Eurocámara le importa más la cuestión turca que los refugiados

FREDERICK FLORIN/AFP

Los grupos mayoritarios del Parlamento Europeo, el Partido Popular Europeo (PPE) y los socialdemócratas (S&D), se han mostrado más preocupados por no dar "un cheque en blanco" a Ankara tras el polémico preacuerdo alcanzado con el Consejo, que sobre la situación de los refugiados y migrantes a los que se deportará en masa a Turquía. Los socialistas españoles se han desvinculado de la línea marcada por su partido -Elena Valenciano ha tildado el acuerdo de "sumamente perverso y estúpido"-, y la izquierda y los Verdes lo han rechazado frontalmente.

Normalmente el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, y de la Comisión, Jean-Claude Juncker, acuden al pleno de Estrasburgo a explicar las decisiones de las instituciones que representan. En esta ocasión han enviado a sus segundos -Jeanine Hennis-Plasschaert y Vladis Dombrovskis, respectivamente- a dar cuenta de un plan que las ONG y la ONU cuestionan por su escasa legalidad y moralidad. Si la Cumbre del próximo 17 y 18 de marzo ratifica lo acordado, la UE deportará a Turquía a todas las personas que entren sin papeles en la UE. A cambio, Turquía enviará a Europa a refugiados sirios que ya estén en su sueldo. Para compensar sus servicios como guardia de fronteras, pide 6.000 millones de euros, que sus ciudadanos tengan visado para entrar en Europa a partir de junio y que se abran varios capítulos para la negociación de su adhesión a la UE.

El líder del PPE, el alemán Manfred Weber, se ha mostrado satisfecho de que "por primera vez, empieza a haber una solución concreta". "Se trata de poner fin a la inmigración ilegal", ha dicho en un discurso en el que ha omitido que según ACNUR, más del 90% de quienes se juegan la vida en el Mediterráneo tienen legalmente derecho a solicitar asilo porque huyen de situaciones de conflicto, no solo de Siria, también de Afganistán, Irak y otros países. El eurodiputado también ha defendido las vallas "si son necesarias para asegurar nuestras fronteras".

NO A LA ADHESIÓN

Lo único que parece molestar al jefe de los populares europeos es "depender de Turquía", que el país aproveche el acuerdo para renegociar su adhesión, y que el dinero que se de a Turquía no se vincule a proyectos concretos. Gianni Pittella, líder de los socialdemócratas europeos, también ha pedido al Consejo que no se dé "un cheque en blanco" y que se desvincule esta negociación de la adhesión, pero ha considerado el preacuerdo "un paso necesario", a falta de que se "clarifique".

Pittella no se opone pues a que Ankara se ocupe de esta crisis humanitaria europea, igual que el presidente de la Eurocámara, Martin Schulz, que el lunes de madrugada declaró que "por el bien de los refugiados, debemos cooperar con Turquía". Pese a que Pittella lo ve "ambiguo", también lo considera necesario para "estabilizar el flujo de refugiados". Sí que se ha acordado de los derechos humanos, para los que ha pedido respeto. "No se puede hacer trueque con gente necesitada", ha recordado, y ha demandado una "solución digna" para ellos.

Los liberales, representados por el belga Guy Verhofstad, se han mostrado preocupados porque Europa "subcontrate sus problemas", y que la solución sea "darle las llaves a los sucesores del Imperio Otomano". El ex primer ministro belga es además escéptico con que funcione: "Veremos la resurrección de la ruta de Lampedusa. Una nueva ruta en Malta. Una nueva en Albania. Otra en Bulgaria", y ha recordado que el aspecto legal "es enormemente problemático" porque vulnera la prohibición de devoluciones colectivas que recoge la Convención de Ginebra.

LOS SOCIALISTAS ESPAÑOLES Y LA IZQUIERDA LO RECHAZAN

Normalmente alineados con las decisiones de su grupo, en esta ocasión la delegación del PSOE en el Parlamento Europeo se ha desmarcado totalmente tanto de Schulz como de Pittella, como ha explicado Elena Valenciano, presidenta de la Comisión de Derechos Humanos de la Eurocámara, en una entrevista en Cadena Ser. El texto supone derogar "el derecho de asilo y la Convención de Ginebra" y sitúa a los refugiados como "mercancía". "Si habláramos de mercancía estarían más seguros", ha lamentado la dirigente socialista.

La presidenta ha explicado que el acuerdo implica que "para que un sirio salga legalmente de Turquía, otro tiene que intentar entrar ilegalmente en Grecia". Por este motivo lo considera "tan sumamente perverso y estúpido que parece mentira que el Consejo haya sido capaz de escribirlo".

El grupo de la izquierda europea (GUE/NGL) y los Verdes (Greens/EFA) han sido los más duros con la decisión de las instituciones europeas. Gabriele Zimmer ha dicho que "no es la solución", y al contrario, proyecta "una imagen penosa de Europa". Ha tenido que recordar a sus señorías y a los jefes de Estado y de Gobierno que están hablando de personas, y "que con los derechos humanos no se negocia", y que además, Europa ha firmado acuerdos internacionales que debe cumplir.

El belga Philippe Lamberts ha denunciado también la "bancarrota moral" de una Europa que "pone la alfombra roja" a un país, Turquía, que bombardea a sus propios ciudadanos.