Dentro de tres meses el virus no será el mismo (y no es por el calor)

Dentro de tres meses el virus no será el mismo (y no es por el calor)

Los virus son inteligentes, y una de sus estrategias para sobrevivir es hacerse menos letales.

Corea del Sur acelera la producción de test de diagnóstico del COVID-19.Chung Sung-Jun/Getty Images

Para superar la pandemia de coronavirus, hay quienes apuestan todas sus cartas a la existencia de una vacuna; hay quienes confían en el desarrollo de una inmunidad de rebaño generada por el contagio masivo de la población; hay quienes esperan que llegue el buen tiempo y este dificulte la supervivencia del virus. Los virólogos, por su parte, sin desdeñar estas opciones, guardan un as bajo la manga: la probable mutación del virus a formas menos letales.

“El virus que circule dentro de tres meses será mucho más benigno que el que circula ahora”, afirmó Luis Enjuanes, virólogo y director del laboratorio de coronavirus del CNB-CSIC, durante una entrevista con Jordi Évole emitida el pasado domingo. Enjuanes, considerado el mayor experto de coronavirus en España, no tiene una bola del futuro, pero sí conoce perfectamente cómo funcionan los virus, y esto le permite asumir que con el paso del tiempo el coronavirus se irá atenuando.

“Los virus tienden a dar patología nueva grave cuando saltan de especie, pero luego normalmente van cambiando hacia formas menos letales”, explica Juan José Tellería, doctor en Medicina Genética y experto en enfermedades respiratorias de la Universidad de Valladolid. Tellería no se atreve a dar una fecha de cuándo ocurrirá esto “no sé si dentro de tres meses o de más”—, pero sí a afirmar que este virus “pasará a formar parte del acervo que tenemos a nuestro alrededor”, como ya ha ocurrido con anteriores coronavirus, como el SARS y el MERS, pero también con “otros más banales que nos provocan catarros”.

Al virus le conviene mantener vivo a su huésped, el ser humano, para reproducirse

El genetista habla de “darwinismo básico” para explicar este fenómeno. “Cuanto menos mata el virus, más eficaz es. Si el virus mata a su huésped, está mordiendo la mano que le da de comer”, ilustra. “Porque él no se puede reproducir solo, necesita a un ser vivo para ello, así que le conviene mantener vivo a ese humano”. 

Es decir, desde el punto de vista evolutivo, “el virus tendrá más probabilidades de triunfo cuanto menos mate”, añade, y cita el virus de la gripe común, que cada año vuelve con una versión ‘mejorada’, como “el máster del Universo” en cuestión de capacidad de supervivencia. “Parte de su éxito lo debe a lo poco patógeno que es. Mata relativamente poco (aproximadamente un 0,1%), lo cual quiere decir que sobrevive en 999 personas de cada mil”, apunta. “Lo que hará triunfar a un virus es no matar a su huésped, o ser lo menor dañino posible”, resume. 

De ahí que los virus tiendan a evolucionar hacia formas menos letales, “pero no porque lo ‘elijan’ ellos”, matiza Tellería, “sino porque las variantes más graves que matan al huésped dejan de reproducirse y, en cambio, las formas menos dañinas continúan transmitiéndose”. “Las mutaciones se producen espontáneamente; y las que pierden virulencia serán aquellas que al final se extiendan más entre la población”, explica.

“Los virus son unos estrategas impresionantes”, asegura Luis Enjuanes en una entrevista para el programa El Cazador de Cerebros. Enjuanes menciona, por un lado, la estrategia de “distracción” que utiliza el Ébola, por la que una proteína que en principio induce protección lo que hace finalmente es inmunosuprimir al huésped; por otro, la estrategia de “guerra de guerrillas” que emplea el nuevo coronavirus, y que consiste en “ocultarse durante mucho tiempo” (de forma asintomática) para poder expandirse a sus anchas antes de “dar la cara”, que es cuando se puede combatir. “Es un virus muy inteligente en este sentido”, señala.

Desde que nació en Wuhan hasta hoy se han ido produciendo pequeñas mutaciones

La realidad es que los virus van cambiando con el tiempo y, de hecho, en este coronavirus “ya se han descrito varias cepas con mínimas variantes entre ellas”, apunta Juan José Tellería. “Desde que nació en Wuhan hasta hoy se han ido produciendo pequeñas mutaciones en el virus que han dado lugar a distintas familias”, explica. Esto puede resultar positivo, en caso de que vaya disminuyendo su letalidad, y al mismo tiempo negativo, ya que dificulta la búsqueda de una vacuna más eficaz, como ocurre con el virus de la gripe estacional, que por sus mutaciones obliga a producir una vacuna nueva cada año. 

De momento, todo son hipótesis, aunque los virólogos van observando que este coronavirus no muta tanto o tan rápido como el de la gripe. “Es posible que el invierno que viene haya alguna vacuna práctica, y además se podrán aplicar sueros de las personas que se han recuperado”, teoriza Luis Enjuanes en El Cazador de Cerebros. Sea como sea, “estaremos bastante más preparados”, asegura Enjuanes, que vaticina que la situación será mucho más similar a la de la gripe estacional, “que no sale tanto en las noticias”. “A lo conocido la gente no lo teme tanto”, concluye.

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