La esperanza de un festival como los de antes, la clave de la música este verano

La esperanza de un festival como los de antes, la clave de la música este verano

El Festival Cruïlla o el Sonorama Ribera son algunos de los que se celebrarán este 2021 sin distancia de seguridad y de pie.

Grupo de amigos en un festival.Klaus Vedfelt via Getty Images

Abrazos, besos, gente junta cantando y bailando sin mascarillas ni distancia. Parece una utopía festivalera, pero esto se vivía en Wuhan (China) —epicentro de la pandemia del coronavirus— en mayo de 2020. En España esa situación todavía no se vislumbra en ningún evento musical, pero poco a poco se va abriendo camino.

Con las esperanzas puestas en la vacunación y la situación epidemiológica que  invita a un moderado optimismo, qué mejor forma de celebrarlo que con un festival.

Sin embargo, muchos grandes nombres del sector como el MadCool, el BBK Live o el Primavera Sound han aplazado su edición a 2022 debido a la pandemia del coronavirus y, en gran parte, por el peso de los nombres internacionales, aún con dificultades para hacer una gira por varios países.

En este sentido, también se ha visto afectada la promotora The Music Republic y sus grandes citas. “Nuestros festivales más internacionales, FIB y Arenal Sound, ya se han aplazado a 2022 por lo que esperamos que el próximo año esas restricciones hayan desaparecido y el mercado funcione con normalidad”, señalan a El HuffPost.

En paralelo a este, un escenario muy distinto se plantea para festivales medianos, que ven este 2021 como una oportunidad. El Sonorama Ribera (Aranda de Duero, Burgos) presentó su cartel para los días 12, 13 y 14 de agosto y agotó las primeras tandas de entradas promocionales con un reclamo muy importante: será sin distancia de seguridad y de pie, aunque el uso de mascarillas será obligatorio.

En este contexto los hay que van más allá, como el Cruïlla (Barcelona), que además lanza su edición de 2021 como un “volver a la vida” gracias a un control con test de antígenos, tal y como cuenta su director Jordi Herreruela. Para ello, ha sido fundamental una experimentación previa en grandes eventos para los que ha sido un gran paso el concierto de Love of Lesbian celebrado el pasado 27 de marzo.

Para Herreruela, la andadura para llevar a cabo el Cruïlla 2021 empezó en marzo de 2020, cuando empezó a hablar del festival como un “espacio de prueba” como alternativa al confinamiento que se vivía en España.

“En realidad un festival se parece bastante a crear una ciudad efímera para miles de personas, con todos sus servicios”, explica. ”Tenemos un riguroso control de acceso. Cuando pasaron los atentados de Barcelona, en los festivales de la ciudad empezaron a implementar protocolos antiterroristas coordinados con las fuerzas del orden sin que nadie se diera cuenta”, detalla.

En el contexto de la pandemia aparecieron los test rápidos, aunque tal y como cuenta Herreruela, no pensaron en utilizarlos porque el porcentaje de falsos negativos rondaba entre el 4% y el 6%. “Eso en miles de personas da una propagación del virus inasumible”, apunta. 

Lo que sí marcó un punto de inflexión fue el desarrollo del test de antígenos, que sirvió para la prueba piloto de la sala Apolo celebrado en diciembre de 2020. “Eso nos abrió la puerta para lo que llamamos burbujas sanitarias, espacios o recintos donde no hay nadie que pueda contagiar el virus”, explica Herreruela. Para este evento, en el que actuaron Mujeres, Renaldo & Clara, y los DJ Marta Salicrú y Unai Muguruza, contaron con la ayuda de los médicos Boris Revollo y Josep Maria Llibre de la Fundación de Lucha contra el sida y las enfermedades infecciosas. 

Nos vemos capaces de cribar a 25.000 personas en seis horas
Jordi Herreruela, director del Cruïlla

A este concierto, con 500 personas, le siguió el de 5.000 del Palau Sant Jordi del mes de marzo. En éste, en lugar de volver a convocar a los espectadores para una segunda prueba 10 días como se hizo en la sala Apolo, se coordinaron las bases de datos de asistentes al concierto con las de Salud Pública.

Estos doctores nos dijeron que las medidas son como protegernos con tres capas, cada una de ellas es como si fuera una loncha de queso gruyere, es decir, nos protege, pero hay algunos agujeritos que se escapan de la protección. Una capa es la mascarilla, otra es la distancia de seguridad y otra es la ventilación o el aire libre. Con estas capas es prácticamente imposible que los agujeritos coincidan en el mismo sitio, por lo que la protección es total”, detalla.

  Concierto de Love of Lesbian en el Palau Sant Jordi de Barcelona ante 5.000 personas.Xavi Torrent via Getty Images

“En nuestro proceso hemos eliminado una de esas capas, la de la distancia física, por otra, con los agujeritos más pequeños que es la de los test de antígenos. Igualmente hemos mantenido tres capas”, apunta.

“Con esta experiencia nos vemos capaces de cribar a 25.000 personas en seis horas. Esto, que parece que es como un protocolo previo a entrar al festival, lo que nos da es una prueba piloto que nos permite pensar que, en el caso de tener un nuevo susto, podríamos cribar al conjunto de la población de Cataluña en 25 ciudades en una semana”, explica. 

Con el Cruïlla el reto epidemiológico es otro. “Lo que vamos a hacer es testar la capacidad de cribaje, incluso hay un cierto debate sobre la validez del test de antígeno”, detalla.

Para Herreruela, más que un festival ha sido un experimento que “ha unido ciencia y cultura para promover soluciones que sean para el conjunto de la sociedad”. The Music Republic también resalta que el evento de Love of Lesbian marcó un antes y un después, puesto que “puso de manifiesto que se podían celebrar grandes conciertos de manera segura”.

El siguiente paso se ha dado en Liverpool (Reino Unido) donde se ha eliminado la mascarilla en un evento con 3.000 personas. Por ahora, aquí no se plantea en España pese a la nueva normativa de la retirada en exteriores.

“Esto será también gradual y nuestro caso no es el ejemplo de que te puedas quitar la mascarilla, aunque lo hagas para beber o para comer y en esos momentos, sentido común, se guarda la distancia de seguridad, lo mismo que pasa en la terraza en cualquier bar, que te juntas con tu núcleo”, explica Herreruela.

La vuelta a la normalidad de un sector golpeado por la pandemia

En este sentido, cada festival ha planteado sus propias medidas, e incluso los hay que han cambiado su formato por un ciclo de conciertos. “Lo que hemos hecho ha sido crear ciclos de conciertos utilizando la marca de algunos de nuestros festivales”, explican desde The Music Republic.

“Con Granada Sound llevamos a cabo el ciclo de conciertos de Granada Sound Day, con Interestelar Sevilla hemos lanzado el ciclo de Picnic Interestelar y con nuestro festival de Valencia, Festival de les Arts, llevamos celebrando versiones Lite desde el pasado mes de septiembre. Además hemos desarrollado otros ciclos como Luce Benicassim, en el que se darán cita a lo largo del mes de julio artistas como Pablo Alborán, Aitana, Camilo, Raphael o Izal entre otros”, señalan.

Lo que hemos hecho ha sido crear ciclos de conciertos utilizando la marca de algunos de nuestros festivales
The Music Republic

La dificultad ha radicado en los artistas internacionales, para los que las cuarentenas, los pasaportes y los cierres fronterizos siguen siendo un obstáculo. Sin embargo, el festival barcelonés también ha logrado varios nombres internacionales como Tom Walker y Two Door Cinema Club a los que dicen estar “eternamente agradecidos”.

  Asistentes al MadCool 2019.Javier BragadoWireImage

Necesitábamos artistas internacionales que confiaran en nosotros, en nuestra producción, que pudieran venir solos con el personal, pero sin grandes equipos técnicos e incluso hasta el final nos está costando mucho”, señala Herreruela.

“Sabíamos que podíamos programar a artistas que pudiesen hacer solo un concierto y volverse a casa que no hiciera falta que hicieran una gira. Por lo tanto, que estuvieran en Europa”, añade. “El Cruïlla siempre ha tenido un 50/50 nacional e internacional y este año ocupan un 80 o 85% de la programación”, detalla.

Otros que han intentado seguir el modelo del Cruïlla, aunque con otras variantes fue el Reggeton Music Festival, también con gran presencia internacional, que pedía para asistir a sus conciertos una prueba de antígenos o PCR negativa, certificado de vacunación o prueba de anticuerpos.

Estas nuevas modalidades insuflan esperanza en un momento débil para el sector. Según los datos del anuario publicado en 2021 por la Asociación de Promotores Musicales (APM), los beneficios por la venta de entradas han bajado un 63,78%, llegando a cifras de 2004. Además, las reducciones de aforo, las restricciones y los confinamientos hicieron que los espectadores pasaran de 21 millones en 2019 a los 2 millones y medio de 2020.

Con vistas a 2022, el sector augura cierta recuperación. Muestra de ello es que el Primavera Sound haya agotado sus abonos para su nuevo formato, dos fines de semanas en lugar de uno para junio del próximo año. A pesar de esto, los que no estén interesados en asistir el próximo año pueden recuperar el dinero de sus entradas.

Los aplazamientos —que no cancelaciones—hacen pensar en un horizonte próximo más halagüeño en el que la música seguirá sonando. Como decía Queen, Show must go on.

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Soy redactora de LIFE en El HuffPost España y mi misión es acercarte la última hora del mundo de la cultura, la música y el entretenimiento.

 

Sobre qué temas escribo

Escribo principalmente de música, cultura, cine, series y entretenimiento porque, aunque sirva para desconectar, bailar o echar un rato entre palomitas, la cultura esconde mucho más. Evitando el elitismo, trato de tender la mano a las nuevas tendencias de la industria musical o del audiovisual a través de entrevistas con artistas emergentes —que pronto dejarán de serlo— y compaginarlo con el análisis de lo más mainstream como Taylor Swift o Bad Bunny.


En estos ocho años he cubierto los Goya, los Oscar, el Benidorm Fest o Eurovisión. Sí, soy la responsable de los memes que han inundado la cuenta de X de El HuffPost en Eurovisión. Siempre buscando un contenido cercano, sin perder el rigor, contando más allá de lo que se pueda ver en la pantalla.
Aunque no siempre haya relación con la industria cultural, también he cubierto temas relacionados con el Feminismo y el colectivo LGTBIQ+.

 

He podido contar en primera persona con supervivientes del “Stonewall español” que es el Pasaje Begoña, denunciar la situación que viven los menores trans o hablar sobre qué significa la manosfera antes de que llegara a Netflix ‘Adolescencia’.

 

Mi trayectoria

Nací en Málaga, donde estudié Periodismo por vocación en la Universidad de Málaga, entre playlists de Spotify, discos y conciertos. Antes de incorporarme a El HuffPost en 2017, colaboré diversas revistas culturales y de entretenimiento. En 2016 trabajé en el departamento de comunicación de UPHO Festival, un festival de fotografía contemporánea urbana parte del proyecto europeo Urban Layers. Y, aunque sigo echando de menos Andalucía, me trasladé a Madrid para estudiar el Máster en Periodismo Cultural en la Universidad CEU San Pablo. En 2018, compaginé mi trabajo en El HuffPost con la coordinación de proyecto de la Bienal de Arte Contemporáneo de Fundación ONCE celebrada en CentroCentro. Desde 2017 trabajo en El HuffPost España, donde he logrado una nominación a los premios GLAAD y ser finalista de los Premios Papageno en 2022.

 


 

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