El ataque de Ucrania a los aviones rusos "da a Trump influencia sobre Putin": un experto habla de la que "se avecina"
¿Vendrán más sanciones de Washington aprovechando la debilidad generada por la andanada de drones? ¿Y si cuenta con Kiev en su nueva 'Cúpula Dorada'?

Fue un ataque sorprendente y devastador que algunos histéricos blogueros de guerra rusos llaman el Pearl Harbor del país. Ahora el mundo entero espera a saber qué más viene tras el ataque de Ucrania a la aviación estratégica rusa del pasado domingo. Ayer dio un a pista, dañando los cimientos del puente de Crimea en otra operación especial.
Hay una cosa clara para el analista John E. Herbst, director del Centro Eurasia del Atlantic Council y exembajador de Estados Unidos en Ucrania: "Ucrania tenía todo el derecho de hacer lo que hizo"."Después de haber pasado las últimas cuatro noches en un refugio antiaéreo en Odesa y Kiev mientras el Kremlin continúa con sus masivos ataques con misiles y aviones no tripulados contra las ciudades de Ucrania, en una guerra de agresión que Moscú lanzó, puedo asegurarles que Ucrania tenía todo el derecho de hacer lo que hizo el 1 de junio: atacar bombarderos estratégicos en cinco bases a lo largo de Rusia", ha escrito en un análisis de su tanque de pensamiento, con sede en Washington.
A diferencia de los ataques de Moscú contra civiles e infraestructuras ucranianas, "Ucrania no cometió ningún crimen de guerra ni violación del derecho internacional al destruir esos aviones rusos, que se utilizan periódicamente contra civiles", al contrario de lo que hacen las tropas de Vladimir Putin, que en sus ataques acelerados de estas semanas ha convertido las dianas civiles, como las torres de edificios residenciales, en sus favoritas.
"La complejidad y la audacia de la Operación Telaraña" ucraniana -que implicó el contrabando de drones en regiones rusas desde Múrmansk hasta Irkutsk y su lanzamiento contra los avanzados bombarderos rusos Tu-95 y Tu-22 y los aviones de inteligencia A-50, causando inquietud entre la población de la Federación- hace que esta operación "rivalice" con la ya legendaria operación de inteligencia israelí contra los buscapersonas de los combatientes de Hezbolá del año pasado. "Ha puesto de relieve una vez más que el ingenio, junto con la determinación, son las ventajas estratégicas de Ucrania para detener la guerra de agresión de Moscú", indica.
Según informes de prensa, hasta 40 aviones fueron alcanzados. El Servicio de Seguridad de Ucrania, que planeó y ejecutó la operación, afirma que el ataque destruyó el 34 % de los bombarderos estratégicos rusos capaces de transportar misiles de crucero. Fuentes de defensa rusas afirman que, si bien algunos aviones se incendiaron como consecuencia del ataque, no se produjeron daños reales. Sin embargo, algunos blogueros de guerra rusos "escriben como si los daños fueran importantes y vídeos en redes sociales muestran la destrucción de al menos algunos aviones".
"Independientemente del número de aviones destruidos, es lógico concluir que Moscú será más cauteloso con la ubicación de sus bombarderos restantes, como lo fue el año pasado cuando los drones ucranianos comenzaron a atacar activos militares rusos. Esto reducirá aún más el papel de los bombarderos rusos en los ataques a las líneas del frente, la infraestructura y las ciudades de Ucrania", indica el antiguo diplomático.
Por supuesto, Moscú aún cuenta con abundantes misiles y drones para continuar su campaña asesina contra objetivos civiles en Ucrania. "Pero la Operación Telaraña reveló la vulnerabilidad de Rusia a los ataques no convencionales ucranianos. Esto ha sido un rasgo clave de la guerra, evidente en la exitosa contraofensiva ucraniana de 2022, la retirada de la armada rusa del centro y oeste del mar Negro, y la ofensiva de Kursk del año pasado", ahonda.
También es importante señalar que los Tu-95 y Tu-22 son capaces de portar armas nucleares, de ahí su sensibilidad. Su pérdida, pues, "podría debilitar el componente aéreo de la tríada nuclear de Moscú, que también incluye componentes terrestres (misiles) y marítimos (submarinos)". Rusia considera a Estados Unidos su principal adversario. Como señaló la directora de Inteligencia Nacional de EEUU, Tulsi Gabbard, en la evaluación del presente año, "Rusia, al igual que China, es adversaria de Estados Unidos". Al igual que la desmantelación de las fuerzas armadas convencionales rusas por parte de Ucrania en la guerra, esta operación "constituye otra contribución ucraniana a la seguridad estadounidense", afirma sin duda el analista.
Más allá del campo de batalla, "el impacto de esta operación es quizás aún más significativo", toda vez que "contradice contundentemente la dudosa opinión generalizada de que la guerra se inclina inevitablemente a favor de Moscú". "Esta misma suposición explica por qué el presidente ruso, Vladímir Putin, ha rechazado numerosas propuestas de alto el fuego del presidente estadounidense, Donald Trump, y por qué se ha negado a enviar a Ucrania un documento con los términos del Kremlin para un alto el fuego antes de las conversaciones de paz del 2 de junio en Estambul que él mismo propuso", expone. El mandatario autoritario "calificó correctamente esa propuesta de táctica dilatoria, pero en el contexto de esta audaz operación finalmente anunció que Ucrania asistiría a las conversaciones. Por el momento, Moscú no habla de boicotearlas", afina.
La mayoría de los observadores esperan algún tipo de respuesta del Kremlin al ataque ucraniano, claro. Si bien algunos blogueros rusos de guerra, "desquiciados", piden el uso de un arma nuclear táctica, es más probable que Moscú "responda siguiendo las líneas operativas actuales, por ejemplo, llevando a cabo ataques aéreos aún más masivos". Si bien la destrucción de los aviones supone "un duro golpe para la fuerza aérea rusa y el propio prestigio de Putin", su importancia "no se compara con la contraofensiva ucraniana del otoño de 2022", contextualiza. "En cuanto a los planes de Putin en esta guerra, las armas nucleares son principalmente una herramienta retórica para intimidar a los líderes occidentales y evitar que apoyen a Ucrania con mayor firmeza", entiende.
Una pregunta clave es cómo responderá la Administración Trump a esta operación. Varias horas después de conocerse la noticia, la única información de la Casa Blanca fue que Kiev no les informó de la operación con antelación. El ataque ocurrió pocos días después de la visita de los senadores Lindsey Graham y Richard Blumenthal a Ucrania, donde anunciaron que el Senado avanzará esta semana con su esperado proyecto de ley para imponer importantes sanciones adicionales contra Rusia.
"Trump ha sido objeto de crecientes críticas por su reticencia a presionar realmente a Putin tras el incumplimiento del presidente ruso de las condiciones del alto el fuego propuestas por Washington y aceptadas por Kiev. ¿Permitirá Trump que el proyecto de ley de sanciones, que cuenta con 82 copatrocinadores, se apruebe en el Senado?", se pregunta Herbst. Y se responde: "Podría llamar a Putin, señalar el último logro militar de Ucrania como una razón más para aceptar la solución de compromiso de Trump para un alto el fuego y señalar que la presión política en Washington para tomar más medidas contra Rusia está creciendo".
El presidente estadounidense, añade, "también puede señalar la eficaz operación de Ucrania, que desconcertó a las defensas aéreas rusas, como una razón más para que Estados Unidos necesite su propuesto sistema de defensa antimisiles Cúpula Dorada, en cuya construcción Ucrania podría ser un socio excepcionalmente capaz".
Y más: "Trump podría transmitir el mensaje de que si Putin no se atreve a aceptar un alto el fuego, se avecinan nuevas sanciones significativas. Esa sería una forma astuta de aprovechar el éxito de Ucrania en el campo de batalla para lograr el objetivo de Trump: una paz duradera en Ucrania", concluye.