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Europa busca (otra vez) su sitio: Tirana, un 'think tank' con el ojo puesto en Turquía

Europa busca (otra vez) su sitio: Tirana, un 'think tank' con el ojo puesto en Turquía

Zelenski aterriza en Albania con la mirada puesta en Estambul; Pedro Sánchez, una agenda doble: impulsar la competitividad europea y buscar apoyos sobre Gaza.

El presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, será el protagonista de la cumbreValentyn Ogirenko

Tirana se convierte este viernes en algo más que la capital de Albania. Por unas horas, pasa a ser el epicentro político de un continente que sigue buscando su sitio en un mundo cada vez más fragmentado. En la sexta cumbre de la Comunidad Política Europea (CPE), jefes de Estado y de Gobierno de 47 países —todos los de Europa salvo Rusia, Bielorrusia y el Vaticano— se dan cita para tantear una hoja de ruta común ante desafíos compartidos que no dejan de acumularse. La guerra de Ucrania, el conflicto en Gaza, la competitividad económica, la seguridad energética y el malestar juvenil se cruzan en una agenda ambiciosa y cargada de simbolismo.

La reunión, impulsada por Emmanuel Macron en 2022 tras el estallido de la invasión rusa, aterriza por primera vez en los Balcanes Occidentales, una región con aspiraciones europeas, pero aún lejos de la integración total. Tirana acoge esta sexta edición con un formato deliberadamente flexible: no hay comunicados conjuntos ni conclusiones cerradas, pero sí muchas reuniones bilaterales, mesas temáticas y gestos diplomáticos con carga política. “Desarrollar una visión común sobre el futuro de Europa” es el objetivo oficial, pero el contexto exige mucho más que declaraciones buenas intenciones.

Desde primera hora, la plaza Skanderbeg se blinda con un fuerte dispositivo policial. La coreografía se repite: foto de familia, sesión plenaria, mesas redondas. Pero el verdadero contenido de la cumbre se filtra por los márgenes. Las delegaciones se reparten en tres grupos: el primero aborda la seguridad y resiliencia democrática, ante amenazas híbridas, injerencias extranjeras y campañas de desinformación. El segundo se centra en la competitividad y seguridad económica, con el foco puesto en la innovación y las interconexiones energéticas, especialmente tras el apagón sufrido en la península ibérica el pasado 28 de abril. El tercero, más amplio y abierto, se articula en torno al lema “Retos de movilidad y empoderamiento de la juventud”, un cajón de sastre en el que entra desde la migración hasta la inclusión social.

La cita no pretende imitar a una mini-UE, pero tampoco es un simple encuentro informal. “Es obviamente un reto, pero también una oportunidad”, afirman fuentes europeas, que subrayan la utilidad del foro para “intercambiar políticas, compartir buenas prácticas y reforzar los lazos con países que no forman parte de la Unión, pero sí del continente”. En palabras de uno de los diplomáticos que ha participado en la organización, “el complejo panorama geopolítico actual no hace sino reforzar la necesidad de estos intercambios y del diálogo entre líderes”.

Zelenski, el gran protagonista

Volodímir Zelenski llega a la cumbre convertido en uno de los principales protagonistas del día. El presidente ucraniano busca reforzar el apoyo europeo a su país en plena ofensiva rusa, pero aterriza con un ojo puesto en Estambul, donde han comenzado ya las negociaciones entre los ministros de Relaciones Exteriores de Ucrania, Turquía y Estados Unidos para tantear un posible alto el fuego. 

"En Estambul comienzan las conversaciones tripartitas de las delegaciones de Ucrania, EE. UU. y Turquía", ha escrito el Ministerio de Exteriores ucraniano en una publicación acompañada de un video en el que se puede ver al secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio, caminando junto a los titulares de Exteriores de Ucrania, Andrí Sibiga, y de Turquía, Hakan Fidan. También aparece Andrí Yermak, jefe de la oficina presidencial ucraniana y estrecho colaborador de Zelenski.

El encuentro, auspiciado por Turquía y con participación también de representantes estadounidenses, se mantiene rodeado de incertidumbre. No habrá foto con Putin. Tampoco con Trump, que ha dejado claro que no moverá ficha hasta reunirse cara a cara con el presidente ruso. Aun así, la delegación ucraniana, liderada por el ministro de Defensa Rustem Umérov, acude al palacio de Dolmabahçe con la intención de abrir una vía de diálogo. “Nuestra prioridad es lograr un alto el fuego de al menos 30 días”, ha dicho Zelenski antes de partir hacia Albania.

La reunión de Estambul, más táctica que estratégica, se convierte así en el telón de fondo silencioso de la cumbre en Tirana. Sobre la mesa están los intentos europeos de mantener la presión diplomática sobre Moscú, después de que varios líderes viajaran recientemente a Kiev para conmemorar el Día de Europa y reclamaran un alto el fuego inmediato. Pero en la capital albanesa también se sientan líderes como el serbio Aleksandar Vučić o el eslovaco Robert Fico, que no esconden su cercanía con el Kremlin y asistieron al desfile del Día de la Victoria en Moscú. La unidad, una vez más, se mide en matices.

A primera hora de la mañana se han conocido más detalles: las delegaciones de Rusia y Ucrania tienen previsto mantener este viernes un encuentro en Estambul tras estos primeros encuentros trilaterales entre Kiev, Ankara y Washington, es decir, a partir de las 12.30 horas (una hora más que en Madrid), bajo mediación turca, para buscar una salida negociada a la guerra causada por la invasión rusa de Ucrania, el primer contacto desde 2022, según fuentes de Exteriores de Turquía.  Previamente a esa reunión en el Palacio Dolmabahçe de Estambul, tendrá lugar un encuentro tripartito entre Ucrania, Estados Unidos y Turquía, según informa la agencia oficialista Anadolu citando fuentes del Ministerio de Exteriores de Turquía.

Aunque el ministro turco, Hakan Fidan, está en Estambul, no está claro si él mismo actuará de intremediario entre las dos delegaciones. Fidan se reunió anoche con el jefe de la delegación rusa, el asesor de Putin en temas culturales, Vladímir Medinski, quien afirmó que Rusia "está lista para trabajar".

El secretario de Estado de Estados Unidos, Marco Rubio, que encabeza la delegación estadounidense, adelantó ya anoche que no tiene "expectativas muy altas" sobre las negociaciones previstas en Estambul.

Francamente, es evidente que la única forma de desbloquear esta situación sería con una conversación entre el presidente Trump y el presidente Putin. Se requeriría una participación de ese nivel", explicó Rubio desde Antalya, donde participó en una reunión informal de ministros de Exteriores de la OTAN.

La jornada de ayer estuvo marcada por el cruce de insultos y reproches entre Moscú y Kiev y por la confirmación de que los presidentes de Ucrania, Volodimir Zelenski; Rusia, Vladímit Putin; y Estados Unidos, Donald Trump; no participarían en los contactos, los primeros entre Ucrania y Rusia desde abril de 2022.

Sánchez mueve sus fichas

En medio de este tablero cruzado, Pedro Sánchez aterriza en la cita europea con su propia hoja de ruta. El presidente del Gobierno español participa en la mesa centrada en competitividad e innovación, donde insiste en la necesidad de reforzar las interconexiones eléctricas y avanzar hacia una Europa más resiliente desde el punto de vista energético. Pero su agenda va mucho más allá del crecimiento económico. Sánchez aprovecha la cita para mover fichas en la crisis de Gaza. En los márgenes de la cumbre, promueve junto a Islandia una reunión con varios socios europeos —Irlanda, Noruega, Luxemburgo y Eslovenia— con el objetivo de recabar apoyos para la resolución que España quiere llevar a la Asamblea General de la ONU, en la que se exige el fin del conflicto, el acceso humanitario inmediato y el reconocimiento de un Estado palestino.

Todo ello, con el ruido de fondo del último desencuentro con Israel, que convocó a la embajadora española en Tel Aviv tras las duras declaraciones de Sánchez en el Congreso. “Este Gobierno no comercia con un Estado genocida”, dijo el presidente en respuesta a las críticas del portavoz de ERC, Gabriel Rufián. En la cumbre, Sánchez no se desmarca de sus palabras y busca convertirlas en palanca diplomática. Al día siguiente, acude a la cumbre de la Liga Árabe en Bagdad, en un intento por proyectar a España como actor relevante en la resolución del conflicto.

La jornada se cierra sin comunicados oficiales ni acuerdos firmados. Solo una comparecencia conjunta entre el anfitrión, Edi Rama, y la primera ministra danesa, Mette Frederiksen, que tomará el testigo para la próxima cita en 2025. Sin embargo, el valor real de la cumbre no está en los documentos que no se firman, sino en los contactos que se producen fuera de foco: reuniones bilaterales, tanteos estratégicos, mensajes soterrados entre capitales. En un continente donde la política exterior muchas veces se hace con gestos, Tirana funciona como un laboratorio de poder blando. Europa, una vez más, se prueba frente al espejo. La imagen aún no está clara, pero todos quieren salir en la foto.