La nueva ambición de Putin: Rusia se fija en los recursos naturales y las rutas marítimas
"Permitir que Moscú gane influencia en el Ártico conllevaría consecuencias geopolíticas impredecibles. El control sobre los recursos de petróleo y gas de la región ártica podría incrementar drásticamente los ingresos estatales rusos".

Bohdan Ustymenko, director del Instituto de Seguridad Nacional de Ucrania, ha publicado un análisis en el tanque de pensamiento norteamericano Atlantic Council en el que afirma que Rusia está poniendo sus ojos en los recursos naturales y las rutas marítimas del Ártico, en una nueva jugada expansionista.
El deseo del presidente estadounidense Donald Trump de adquirir Groenlandia de Dinamarca "ha contribuido recientemente a destacar la creciente importancia geopolítica de la región ártica en los asuntos internacionales". A medida que la temperatura global aumenta y los casquetes polares se derriten, "el mayor acceso a los recursos y rutas comerciales del Ártico parece que convertirá a la región en un foco importante de competencia internacional en las próximas décadas", augura.
Desde que la Casa Blanca de Trump y el Kremlin iniciaron negociaciones en febrero de 2025 para poner fin a la invasión rusa de Ucrania, "la posible cooperación entre Estados Unidos y Rusia en el Ártico ha sido una prioridad". Sin embargo, EEUU "se enfrentará a una fuerte competencia de China en este ámbito y las iniciativas en el Ártico ocupan un lugar central en el fortalecimiento de la relación estratégica entre Pekín y Moscú", avisa el autor.
La estrategia marítima ha desempeñado un papel fundamental en el pensamiento del presidente ruso, Vladímir Putin, quien trabaja para ampliar la influencia de Moscú en el escenario internacional. En agosto de 2024, ya ordenó la creación de un colegio marítimo ruso, encabezado por su estrecho aliado y asesor, Nikolai Patrushev, quien anteriormente dirigió el servicio de seguridad ruso, el FSB, y el Consejo de Seguridad Nacional.
"La reciente creación de un colegio marítimo coincide con la acusación contra Rusia de participar en una amplia gama de actos navales hostiles, como el sabotaje de cables submarinos en el mar Báltico, así como actividades de vigilancia frente a las costas de Reino Unido y otros Estados miembros de la OTAN", expone Ustymenko. "Como era de esperar, uno de los objetivos declarados del nuevo colegio es contribuir a la protección de los intereses nacionales de Rusia en el Ártico".
Las "ambiciones árticas" de Rusia se evidencian de forma similar en la doctrina marítima actual del país. El control ruso sobre la Ruta del mar del Norte, que recorre las aguas árticas a lo largo de la costa norte de Rusia y constituye la ruta marítima más corta entre Europa y el Pacífico, "es vital para los planes del Kremlin". Con esto en mente, Putin prioriza actualmente una presencia militar ampliada y modernizada en la región ártica, incluyendo capacidades navales mejoradas.
Moscú considera la Ruta Marítima del Norte "como parte de la infraestructura nacional de transporte de Rusia y ha buscado controlar el acceso al transporte marítimo de otros países". Esto resulta "particularmente controvertido", ya que la Ruta Marítima del Norte abarca una vasta zona que "se prevé que será cada vez más navegable en los próximos años debido a las cambiantes condiciones ambientales". Algunas de las zonas que actualmente reclama el Kremlin se encuentran mucho más allá de las aguas territoriales de la Federación Rusa, teme el analista.
"Los críticos argumentan que los esfuerzos de Rusia por restringir el acceso a la Ruta del Mar del Norte violan directamente la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar (CNUDM) de 1982. Sin embargo, si bien Rusia es signataria de la convención y ratificó sus compromisos con la CNUDM en 1997, funcionarios del Kremlin afirman que sus términos no son aplicables a las reivindicaciones marítimas rusas en la región ártica", expone el ucraniano.
Con la militarización rusa a lo largo de la Ruta del Mar del Norte y la reivindicación de extensas zonas marítimas del Ártico, "el potencial de un conflicto futuro es enorme". Es "probable" que las tensiones geopolíticas "se agraven aún más por la creciente participación regional de China en colaboración con Rusia". Ambas naciones han identificado el Ártico como una zona clave de cooperación, tanto como ruta comercial que conecta a China con Europa como fuente de los recursos naturales que Pekín necesita para impulsar su economía.
Dice el informe del think tank norteamericano que en los próximos años, "los puertos de la Ruta del Mar del Norte podrían adquirir una importancia creciente para la proyección del poder naval chino y ruso en el escenario internacional, tanto en la región ártica como más allá". Esto podría permitir a ambos países "hacer valer sus derechos sobre los recursos árticos y abrumar a otras naciones de la región con armadas menos poderosas, como Canadá, Dinamarca y Noruega", lo que está generando "preocupaciones de seguridad en varias islas aisladas y vulnerables de la región".
"Permitir que Rusia gane influencia en el Ártico conllevaría consecuencias geopolíticas impredecibles. El control sobre los recursos de petróleo y gas de la región ártica podría incrementar drásticamente los ingresos estatales rusos", afirma el investigador.
"La experiencia pasada indica que esta ganancia inesperada probablemente sería utilizada por el Kremlin para financiar el gasto militar, lo que podría sentar las bases para nuevas agresiones. Por lo tanto, limitar el acceso de Rusia al Ártico debería considerarse una cuestión de seguridad internacional", ahonda.
A medida que se intensifica la lucha por el dominio en el Ártico, "ya es evidente que los Estados miembros de la OTAN necesitan reforzar drásticamente su presencia y capacidades en la región", defiende. También sería "lógico" instar a organismos internacionales como la Corte Internacional de Justicia a que aclaren el régimen que Rusia ha establecido arbitrariamente en las aguas de la Ruta del mar del Norte.
En última instancia, "el objetivo debería ser concluir una convención internacional basada en la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar (UNCLOS) y la Carta de las Naciones Unidas", que evite que las crecientes tensiones actuales desemboquen en un conflicto armado en el Ártico.
"Antes de que esto suceda, los países con territorios potencialmente amenazados por una Rusia expansionista deberían buscar acuerdos de seguridad reforzados con Estados Unidos y otros miembros de la OTAN que cumplan con los requisitos del derecho internacional", concluye Bohdan Ustymenko.