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Las venas abiertas del mundo: cuando el día de la paz hay aún 59 guerras que sanar

Las venas abiertas del mundo: cuando el día de la paz hay aún 59 guerras que sanar

La ONU llama este domingo a actuar "ahora" por un planeta sin conflictos armados. Un hermoso deseo, inalcanzable a día de hoy: hay más choques que nunca desde la Segunda Guerra Mundial y la probabilidad de nuevas crisis es "alta".

Conflictos armados en Myanmar, Tigray, Sudán del Sur y Siria.Getty Images / Reuters

"La paz más desventajosa es mejor que la guerra más justa". La famosa máxima de Erasmo de Rotterdam se leía este verano cerca de su tumba, en la catedral de Basilea (Suiza), enmarcando un mapamundi en llamas. Más allá de la hipérbole, la verdad es que el mundo arde. Desvanecidas las certezas y los statu quo que cuajaron tras la Segunda Guerra Mundial y olvidados los compromisos con el "nunca más", el planeta enfrenta un momento de violencia desconocido desde 1945. Los augurios tampoco son buenos para el futuro. 

La ofensiva de Israel contra Gaza y la invasión de Ucrania por parte de Rusia acaparan la mayor parte de los titulares cuando de guerras se habla, pero en total hay hasta 59 conflictos armados abiertos en el mundo, según el Índice de Paz Global 2025. Este domingo, 21 de septiembre, se conmemora el Día Internacional de la Paz y Naciones Unidas ha optado por el lema "Actúa ahora" para sus acciones, precisamente para poner el énfasis en el hecho de que "es fundamental que todos emprendamos acciones concretas para movilizarnos en favor de la paz". 

"Todas las personas tenemos un papel que desempeñar, desde las fuerzas de mantenimiento de la paz en primera línea de conflicto hasta los miembros de la comunidad y los estudiantes en las aulas de todo el mundo. Debemos alzar la voz contra la violencia, el odio, la discriminación y la desigualdad, practicar el respeto y abrazar la diversidad de nuestro mundo", defiende la ONU.

Es un llamamiento loable. Otra cosa es que suene naïf en escenario en el que nos encontramos. Volvamos al Índice, conocido en junio pasado. El informe -que puedes leer completo al final de este artículo- revela un continuo declive de la paz global, con muchos indicadores clave que preceden a grandes conflictos en niveles más altos que en cualquier otro momento desde la Segunda Guerra Mundial. El aumento de muertes en conflictos, la aceleración de las tensiones geopolíticas y la asertividad de las potencias intermedias están impulsando lo que llaman la "Gran Fragmentación", una reestructuración fundamental del orden global que "marca el surgimiento de una nueva era geopolítica", no más tranquila, desde luego. 

"En combinación con la competencia entre grandes potencias, las tecnologías de guerra asimétrica y el aumento de la deuda en economías frágiles, la probabilidad de nuevos conflictos es alta", firman los expertos.

"En combinación con la competencia entre grandes potencias, las tecnologías de guerra asimétrica y el aumento de la deuda en economías frágiles, la probabilidad de nuevos conflictos es alta"

Según el documento, la paz mundial se ha deteriorado cada año desde 2014, con esos 59 conflictos estatales activos, lo nunca visto desde la Segunda Gran Guerra, y 152.000 personas han muerto por conflictos registrados en el pasado año, 2024. Los conflictos son cada vez más internacionales, también, con 78 naciones involucradas, añade. Son los peores datos para la paz registrados por este informe de referencia desde que se comenzó a elaborar, en 2007. 

La región MENA (Norte de África y Oriente Medio) es la menos pacífica del mundo, sobre todo Sudán, Yemen, Siria e Israel, mientras que el África Subsahariana es la región con más países en conflicto, con 35 de 43 naciones involucradas en uno en los últimos cinco años.

La paz mundial se ha deteriorado sin parar desde 2014, en una escalada que no ha tenido tregua, y en la última década la situación se ha deteriorado en 100 países. En 2024, hubo 17 países con más de 1.000 muertes por conflictos internos, la cifra más alta desde 1999.

Un "punto de inflexión"

Ese mundo que acabamos de repasar, conflicto a conflicto, se encuentra en un "punto de inflexión", en el que "la influencia y el poder globales se están fragmentando". Lo demuestra el hecho de que el número de países con influencia mundial casi se ha triplicado desde el final de la Guerra Fría, aumentando de 13 a 34 en 2023. "Esto se debe al auge de las potencias de nivel medio, la competencia entre grandes potencias y los niveles insostenibles de deuda en los países más frágiles del mundo. Esto está llevando a un realineamiento fundamental y a un posible punto de inflexión hacia un nuevo orden internacional", se explica. 

Destaca otro denominador común preocupante: que los conflictos se están internacionalizando cada vez más: en 2024, 78 países estaban involucrados en conflictos más allá de sus fronteras. Ya no estamos sólo ante guerras civiles o con el vecino, por recursos, territorio, religión o  gloria pasada, sino que las alianzas regionales y los bloques defensivos llevan a que, si se inicia un conflicto, pase pronto a ser más que nacional o de vecindad, regional o casi mundial. 

El peligro se ve claro, por ejemplo, en casos como el ucraniano, después de que la semana pasada la OTAN tuviera que detener por primera vez drones rusos, una veintena, de incursión en el espacio aéreo de un socio, Polonia. 

Hay más guerras y su impacto económico, claro, se dispara también: alcanzó los 19,97 billones de dólares en 2024, equivalente al 11,6% del PIB mundial, y sólo el gasto militar representó 2,7 billones de dólares. Los conflictos son cada vez más costosos, por la sofisticación del armamento, y también más difíciles de ganar.

Países como Arabia Saudí, Turquía, India, Emiratos Árabes Unidos, Israel, Sudáfrica, Brasil e Indonesia se han convertido en influyentes potencias regionales. América del Sur fue la única región que mejoró en cuanto a la paz, siendo Perú el Estado que registró la mayor mejora, impulsada por la reducción de los disturbios civiles. Hoy, los cinco países más pacíficos del planeta son, por este orden, Islandia, Irlanda, Nueva Zelanda, Austria y Suiza. En el extremo contrario se encuentran Bangladesh, Ucrania, Rusia, Congo, Myanmar, con Palestina entrando en una degradación sin precedentes. 

Hasta los dientes

Los conflictos al alza han llevado al mundo, en paralelo, a una carrera armamentística que por ahora no tiene freno. El Instituto Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo (SIPRI, por sus siglas en inglés) publica cada año el informe de cabecera para entender el mundo de la industria de defensa y en su entrega más reciente informa de que el gasto militar mundial alcanzó los 2.718 billones de dólares en 2024, un aumento del 9,4% respecto al año anterior, el mayor incremento anual desde el final de la Guerra Fría. De récord. 

"Más de 100 países en todo el mundo aumentaron su gasto militar en 2024. A medida que los gobiernos priorizan cada vez más la seguridad militar, a menudo en detrimento de otras partidas presupuestarias, las consecuencias económicas y sociales podrían tener un impacto significativo en las sociedades durante los próximos años", afirmó Xiao Liang, investigadora del Programa de Gasto Militar y Producción de Armamento del SIPRI, al dar a conocer sus conclusiones, el pasado abril. 

Sus analistas indican también que los arsenales nucleares mundiales se están modernizando y expandiendo, señalando el inicio de una "nueva carrera armamentística nuclear peligrosa" debido al debilitamiento de los controles de armas. El proceso general de rearme se está acelerando, con una creciente importancia de la inteligencia artificial y las amenazas cibernéticas en el ámbito de la seguridad.

"Las venas abiertas siguen sangrando, pero también laten, sueñan y resisten", escribía el uruguayo Eduardo Galeano en la obra que le hemos robado para el titular. Pero el mundo de hoy ha perdido vida a borbotones. Necesita una transfusión urgente. También para lo que vendrá mientras la paz, esa a la que se dedica este hermoso día, no sea tan rentable como la guerra.

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Soy redactora centrada en Global y trato de contar el mundo de forma didáctica y crítica, con especial atención a los conflictos armados y las violaciones de derechos humanos.

 

Sobre qué temas escribo

Mi labor es diversa, como diverso es el planeta, así que salto de Oriente Medio a Estados Unidos, pero siempre con el mismo interés: tratar de entender quién y cómo manda en el siglo XXI y cómo afectan sus decisiones a la ciudadanía. Nunca hemos tenido tantos recursos, nunca hemos tenido tanto conocimiento, pero no llegan ni las reformas ni la convivencia prometidas. Las injusticias siempre hay que denunciarlas y para eso le damos a la tecla.

 

También tengo un especial empeño en la actualidad europea, que es la que nos condiciona el día a día, y trato de acercar sus novedades desde Bruselas. En esta ciudad y en este momento, la defensa es otra de las materias que más me ocupan y preocupan.

 

Mi trayectoria

Nací en Albacete en 1980 pero mis raíces son sevillanas. Estudié Periodismo en la Universidad de Sevilla, donde también me hice especialista en Comunicación Institucional y Defensa. Trabajé nueve años en El Correo de Andalucía escribiendo de política regional y salté al gabinete de la Secretaría de Estado de Defensa, en Madrid. En 2010 me marché como freelance (autónoma) a Jerusalén, donde fui corresponsal durante cinco años, trabajando para medios como la Cadena SER, El País o Canal Sur TV.

 

En 2015 me incorporé al Huff, pasando por las secciones de Fin de Semana y Hard News, siempre centrada en la información internacional, pero con brochazos de memoria histórica o crisis climática. El motor siempre es el mismo y lo resumió Martha Gellhorn, maestra de corresponsales: "Tiro piedras sobre un estanque. No sé qué efecto producen, pero al menos yo tiro piedras". Es lo que nos queda cuando nuestras armas son el ordenador y las palabras: contarlo. 

 

Sí, soy un poco intensa con el oficio periodístico y me preocupan sus condiciones, por eso he formado parte durante unos años de la junta directiva de la ONG Reporteros Sin Fronteras (RSF) España. Como también adoro la fotografía, escribí  'El viaje andaluz de Robert Capa'. Tuve el honor de recibir el XXIII Premio de la Comunicación Asociación de la Prensa de Sevilla por mi trabajo en Israel y Palestina y una mención especial en los Andalucía de Periodismo de la Junta de Andalucía (2007). He sido jurado del IV Premio Internacional de Periodismo ‘Manuel Chaves Nogales’.

 

 


 

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