Dos factores han hecho posible la descarada, vergonzosa e insultante presencia de Netanyahu en el Congreso de EEUU. Uno, su interés electoralista de cara a los comicios del próximo día 17. Dos, la ambición del cortoplacista presidente de la Cámara de Representantes norteamericana, John Boehner, que copatrocinó la surrealista invitación con el embajador israelí.