Pierre Krähenbühl: "Gaza es una bomba de relojería"

Pierre Krähenbühl: "Gaza es una bomba de relojería"

GETTY IMAGES

Ahmed tiene 14 años y es uno de los 5,3 millones de refugiados de Palestina que hay en Oriente Medio. También es uno de los representantes del medio millón de alumnos que hay en las 700 escuelas dirigidas por UNRWA, la agencia de Naciones Unidas para refugiados palestinos. En una de las últimas reuniones, el entonces secretario general, Ban Ki Moon, habló a los estudiantes refugiados de la importancia de aprender sobre Derechos Humanos. Ahmed pidió la palabra e hizo una pregunta que enmudeció a la sala: "Señor secretario general, nosotros adoramos estudiar Derechos Humanos pero, ¿por qué esos derechos no se aplican a nosotros?".

La anécdota la cuenta emocionado Pierre Krähenbühl, el comisionado general de UNRWA, desde una sala de la Casa Árabe en Madrid. "Esa era la pregunta más importante que se podía hacer. Y la hizo un niño de 14 años. Pero la comunidad internacional no puede contestarla de manera directa porque, lamentablemente, ha sido un fracaso a nivel de negociaciones políticas", explica. Insiste en contar este tipo de historias porque "hay que dar una dimensión humana al problema, no podemos aceptar que el sufrimiento sea algo anónimo". Esta semana, varios eurodiputados han reclamado a los Gobiernos de la Unión Europea que reconozcan al Estado palestino "para proteger y preservar" la viabilidad de la solución de dos Estado.

UN TERCIO DE LOS REFUGIADOS DE TODO EL MUNDO

Los refugiados palestinos forman la mayor comunidad de refugiados de todo el mundo. También son los que más tiempo llevan siendo refugiados. Se reparten entre Gaza, Cisjordania, Siria, Líbano y Jordania. "Esto representa la población de Noruega, Singapur o Irlanda y son personas que llevan 70 años perdiendo su identidad", asegura Krähenbühl, que enumera la ocupación palestina, los diez años de bloqueo de Gaza y, ahora, el impacto "tremendo" del conflicto en Siria como principales problemas de esta comunidad.

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Pierre Krähenbühl en una de sus intervenciones

Pero el lugar donde la labor de UNRWA está siendo más difícil es Gaza. De hecho, la ONU alertó de que, si la situación seguía igual, Gaza sería inhabitable en 2020. Allí habitan ahora mismo 1,2 millones de refugiados, según la organización internacional. Krähenbühl corrobora esta información: "Hay mucha concentración demográfica y a eso se le suman las distintas presiones de los diferentes conflictos como las vidas humanas, los heridos, la destrucción física de las instalaciones —cuya construcción avanza muy lentamente—, la contaminación de agua potable o la falta de electricidad".

El impacto psicológico ha llegado a niveles epidémicos

Él, que ha visitado en varias ocasiones a los refugiados de las diferentes zonas de actuación, considera fundamental una cuestión: "Lo que no se documenta de Gaza es el impacto psicológico sobre la gente. Y eso ha llegado a niveles epidémicos". En una de sus últimas visitas recuerda a una familia con el padre detenido en Israel, un hijo herido durante la guerra y otro con cáncer y sin tratamiento. "Ahí es cuando te imaginas por lo que pasan esos niños... Cuando reabrimos nuestras escuelas tras el conflicto en Gaza faltaban 137 alumnos. Murieron 137 niños", cuenta. Ahora hay 260.000 alumnos en las escuelas de Gaza y "el 90% de ellos nunca ha salido de allí, hay que imaginarse el impacto psicológico de eso, sumado a que el desempleo entre la juventud es del 65%, que debe ser un récord mundial", lamenta. La situación de la juventud es una de sus grandes preocupaciones.

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El comisionado en el campo de refugiados de Yarmuk

En lugares como Gaza o Cisjordania, más de la mitad de los refugiados tiene menos de 25 años. "El mundo entero les dijo que, si creían en procesos políticos y diplomáticos, en posiciones moderadas... habría justicia y una solución a su situación", pero como esto no ha sucedido, "nos enfrentamos al riesgo de perder una generación entera y es un riesgo que el mundo no debería correr". No se imagina "cómo esta situación puede contribuir a la seguridad o dignidad de nadie". "Todo esto está pasando y nadie puede decir que no se conoce la situación. Gaza es una bomba de relojería", añade.

El ánimo y el coraje son impresionantes

El comisionado también intenta transmitir el "impresionante ánimo y coraje" que tienen los niños en esas escuelas, pero insiste en que no puede describirlo con palabras. "Por ejemplo, conocí a una niña que sobrevivió a un bombardeo en su casa en 2014 y, después de 7 meses en coma, los médicos la dijeron que su madre y dos hermanos habían muerto. Ella es de las mejores de su clase ahora, nadie se explica cómo es posible. Tiene que ser la energía del sufrimiento, que usa para sobrevivir y tener esperanza", recuerda.

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Pierre Krähenbühl en una escuela de refugiados en Gaza

Espera que haya una solución pronto, aunque no le corresponde a su organización determinar qué posición política es mejor. "Ahora la solución de la ONU es clara: que haya dos estados. Y la de UNRWA es también esa base". Aunque sí que considera que la solución, sea cual fuere, debe incluir la posibilidad de que estos refugiados participen en la elección de una solución "digna, justa y duradera".

A pesar de que hay quien teme la llegada de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos como un obstáculo a la hora de encontrar una solución a esto, desde UNRWA prefieren no precipitarse: "Hay que observar los actos concretos y no hemos visto cambios en las relaciones con EEUU de momento". EEUU siempre ha sido el mayor donante de la organización y consideran que deben "seguir dialogando con el Gobierno y ver qué significa Trump en términos concretos".

LA DIMENSIÓN HUMANA POR DELANTE DE LAS CIFRAS

Krähenbühl destaca la necesidad de poner cara a las cifras. "Pasamos mucho tiempo hablando de cifras, pero es importante la dimensión humana", asevera. Por eso recuerda el caso de Rana, una niña de 12 años que perdió las piernas en un accidente de coche bomba al ir al mercado: "Hablé con ella buscando palabras que le diesen ánimo pero fue ella quién encontró las palabras. Me dijo que no nos preocupásemos, que iban a seguir avanzando, a volver a la escuela y a hacer lo mejor de su vida". Trata de involucrar a las víctimas en las negociaciones con la ONU, para que den una perspectiva directa de lo que pasa. "Cuando uno ni siquiera ve el horizonte político abierto, los niveles de frustración y angustia son inmensos", concluye.

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