'Brujas', la obra española que dura y dura en la cartelera argentina

'Brujas', la obra española que dura y dura en la cartelera argentina

Una historia de mujeres. Mujeres que son amigas a pesar de las distancias y del tiempo.

TeatroANTONIO HERNÁNDEZ NIETO

El anuncio de la reposición de Brujas del autor español Santiago Moncada en los teatros Multitabaris Comafis de la Avenida de Corrientes de Buenos Aires es todo un acontecimiento teatral. Lo es porque es una obra que se lleva representando 30 años de forma intermitente con largas temporadas, la primera duró diez años, y/o giras. Lo es porque lo hace gran parte del elenco que la estrenó hace 30 años. 

La obra, que se estrenó en España con el título de Entre mujeres, y en Latinoamérica con el nombre de Brujas (y en 2020 con el nombre de Mimosas en Santo Domingo), ha tenido y tiene un éxito sin precedentes allá donde se representa de Latinoamérica (incluyendo como tal Miami). Manteniéndose en cartel varias temporadas. Unos estrenos que se basan siempre en lo mismo, una dirección tradicional de un elenco de actrices con tirón, que muchas veces son las que tiran de ella, es decir, las producen.

Pero ¿qué cuenta esta obra? Una historia de mujeres. Mujeres que son amigas a pesar de las distancias y del tiempo. Que muchísimos años después de conocerse se reúnen para recordar y para hablar de quienes fueron, quienes son y lo que las une y lo que las distancia. Y lo que las une a los hombres que tienen a su alrededor y que tanto ocupan en sus conversaciones. Unas mujeres que desde niñas pertenecieron a la clase media alta o alta, a las que les tocó compartir cuarto en un internado para señoritas, regido por monjas. Es decir, de fuerte educación y raigambre católica. 

Una obra que, en su tiempo, en España, finales de los ochenta, se calificaría de dos rombos por su alto contenido sexual. Ya que uno de los personajes se gana la vida ejerciendo la prostitución de lujo y habla de sexo, de tocar, tocarse, meter y chupar con un desparpajo que debió parecer algo escandaloso. 

Y porque la obra trata de manera directa el lesbianismo. Mucho antes de que alguna de las fiestas del orgullo tuviera que dedicársele para dar visibilidad a esta orientación sexual. Ya que el imaginario colectivo cuando oía la palabra homosexualidad la estaba asimilando a homosexualidad masculina, y a un tipo de gay alegre, dicharachero y afeminado.

La prostituta de lujo la interpreta Moria Casán. Lo hace con mucha gracia, mucho desparpajo, mucha presencia rotunda en escena. Solo hay que verla pisar el escenario con sus tacones de aguja y como se lleva al público de calle. O como amorcilla el texto con la actualidad, con referencias a la distancia social que ha traído la pandemia, y hace reír al respetable. 

Aunque interpreta su papel con estilo y con oficio. Es decir, chupa cámara cuando le toca, pero no opaca al resto de sus compañeras. Por cierto, como hacen todas las demás. Aprovechan su momento, pues todas lo tienen, para dar su pequeño recital actoral a su estilo y a beneficio del personaje y la historia. Y el nivel es alto pues en escena están Thelma Biral, Nora Carpena, María Leal y Sandra Mihanovich.

Ni ellas ni el director, Luis Agustoni, un clásico de la escena bonaerense, se olvidan de que el truco para que el público se lo pase bien no es que ellas se luzcan, sino de construir para que luzcan los momentos claves de la función. De hacer que la historia apoyándose en esos momentos, se desarrolle y fluya. De que transcurra hacia su final. Hacia su conclusión. Pues la función tiene que llegar al final, al desenlace, a hacer el oscuro. 

Una obra en la que las mujeres hablan sin tapujos de lo que quieren y como lo quieren. De lo que viven y cómo lo viven emocionalmente. Que incluye lo que el sexo aporta a las emociones y las relaciones.

  La protagonistas de 'Brujas' reciben el aplauso del público.ANTONIO HERNÁNDEZ NIETO

En términos de credibilidad de la obra, es todo un acierto de la versión argentina el haber mantenido el elenco original, en la medida de lo posible. Pues, la edad real de las actrices, permiten entender y aceptar mejor la vida que dicen que han tenido cada uno de sus personajes. 

La satisfacción o no con lo que tienen y han conseguido. Los argumentos y puntos de vista sobre los mismos, que parecen más de otros tiempos, de otras épocas, en las que España se abría al mundo, se hablaba de libertad y libertinaje. Y el destape, la presencia de desnudos en el cine, hacia estragos y forjaba fugazmente carreras actorales. Unas señoras que miran y viven todo eso con un punto ciertamente conservador y tópico, del barrio de Salamanca en Madrid o del barrio de Recoleta en Buenos Aires.

Sin embargo, el paso del tiempo y como se miran todas estas cosas, ha convertido esta obra en una comedia dramática más sobre la amistad que sobre la orientación sexual y cómo y de quién y por qué se esconde.

¿Qué hace que las personas se unan a quienes conocieron por casualidad simplemente porque les tocaron en suerte como compañeras de habitación? ¿Qué hace que quieran que los acompañen al menos en los momentos claves de sus vidas como matrimonios, divorcios, natalicios, bodas de hijos, triunfos profesionales, funerales? ¿Qué hace que sus faltas sean consideradas alta traición y a la vez sean más pronto que tarde perdonadas? ¿Por qué cada persona se mantiene en un grupo en el que se la tiene catalogada en un mismo rol, condenado a ser de una misma pieza y a hacer siempre de lo mismo, a repetirse, por la presión de los otros?

Tal vez, sean reflexiones demasiado abstractas para una obra que tal y como está escrita y montada, pretende, sobre todo, divertir. Entretener con el juego de descubrir quién hizo qué. Mostrar los motivos por los que alguien hizo lo que se cuenta en la obra. Hacer reír y contar una historia. Y hacerlo bien. Cosa que por la reacción del público durante y al final de la función parecen conseguir.

De ahí, la necesidad de una dirección que sepa hacia dónde quiere ir, y de unas actrices que sepan estar y decir en escena. Sepan hablarse e interactuar como si sus personajes, y no sus personas, estuvieran presentes en el escenario. Que es lo que se ve en el escenario del Multitabaris Comafí. Al menos lo que ven los ojos de un crítico español que no está contaminado por las trayectorias profesionales y vitales de estas actrices, sobre las que no tiene afectos ni desafectos.

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Como el dramaturgo Anton Chejov, me dedico al teatro y a la medicina. Al teatro porque hago crítica teatral para El HuffPost, la Revista Actores&Actrices, The Theater Times, de ópera, danza y música escénica para Sulponticello, Frontera D y en mi página de FB: El teatro, la crítica y el espectador. Además, hago entrevistas a mujeres del teatro para la revista Woman's Soul y participo en los ranking teatrales de la revista Godot y de Tragycom. Como médico me dedico a la Medicina del Trabajo y a la Prevención de Riesgos Laborales. Aunque como curioso, todo me interesa.