La indignación de una farmacéutica italiana desde la 'zona cero' del coronavirus

La indignación de una farmacéutica italiana desde la 'zona cero' del coronavirus

Codogno (Lombardía) está en cuarentena desde el pasado viernes.

Algunos residentes pasean por Codogno, uno de los municipios en cuarentena.

El norte de Italia es desde el pasado domingo un desierto por culpa del coronavirus. Las regiones de Lombardía, Piamonte y Véneto han cerrado durante una semana los colegios, universidades, museos e instituciones culturales, además de suspender eventos deportivos o cancelar el emblemático carnaval de Venecia.

La peor parte se la llevan 11 pequeños pueblos, la llamada “zona roja”, que llevan desde el viernes 21 en una cuarentena decretada por el Gobierno italiano que, por ahora, durará dos semanas. Son Codogno, Casapusterlengo, Castiglione d’Adda, Maleo, Fombio, Bertonico, Castelgerundo, Somaglia, San Fiorano, Terranova dei Passerini y Vo Euganeo. Nadie puede entrar ni salir de estos municipios, y los que lo hagan se enfrentan a altísimas multas.

Para encontrar a alguien que quiera contestar a las preguntas de los periodistas hacen falta media docena de llamadas a los pocos establecimientos que no han bajado la persiana en Codogno (Lombardía). Todos están indignados con el alarmismo propagado por los grandes medios de comunicación.

La titular de la farmacia Dr. Scacchi contesta a la llamada telefónica de El HuffPost desde su puesto de trabajo en el centro del pequeño pueblo lombardo, a 70 km de Milán. “La gente tiene miedo, pero como de cualquier enfermedad. Estamos intentando no sobredimensionar la situación”, explica. A pesar de que las calles están medio desiertas y que desde fuera el caos es aparente, la farmacéutica confiesa que la situación es de relativa calma.

  Un hombre sale de una panadería en Codogno.

“La gente sale a la calle con normalidad y va a hacer la compra, aunque con algunos controles y regulación, pero no está todo el día encerrada en casa”, insiste la farmacéutica al otro lado del teléfono. En los supermercados del municipio que permanecen abiertos solo se puede entrar en pequeños grupos para evitar contagios. Lo mismo sucede en las farmacias, donde se han agotado el gel desinfectante y las mascarillas.

“No se espera que lleguen —las mascarillas— a medio plazo porque venían de China”, cuenta la farmacéutica, que explica que a pesar de que ya no quedan existencias de gel, los ciudadanos pueden llevarse desinfectante e incluso alcohol. “Es básicamente lo mismo y los que lo pidan pueden llevarse prácticamente tantas botellas como quieran”.

El desabastecimiento de gel desinfectante y mascarillas fruto de la psicosis es tal que su precio se ha disparado. En Amazon podemos encontrar mascarillas desde 40 a 240 euros, y algunos modelos ya se han quedado sin stock. Con el gel desinfectante ha sucedido lo mismo, tanto que el fabricante de Amuchina, la marca principal, ha asegurado que trabajarán a destajo para aumentar la producción sin que afecte a los precios.

A pesar del alarmismo, la farmacéutica quiere mandar un mensaje de tranquilidad desde la zona cero de la epidemia del coronavirus. “Creo que los grandes medios de comunicación están creando cierto pánico cuando en realidad el impacto no es mayor que el de una epidemia de gripe común. Y las personas que han fallecido tenían una edad avanzada y enfermedades previas”, sentencia bastante indignada.

Los controles policiales, las calles medio desiertas y los supermercados vacíos se mantendrán en principio hasta el 7 de marzo, pero la farmacéutica espera que “este fin de semana se pueda hacer vida normal”.

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Soy redactora de LIFE en El HuffPost España, esa sección en la que intentamos contar el lado hedonista de la vida sin dejar de lado otras realidades.

  

Sobre qué temas escribo

Como redactora de LIFE, escribo sobre temas de cultura, moda, belleza o estilo de vida. También he abordado temas de medioambiente, feminismo o sociales, pero donde más cómoda me encuentro es explorando la relación de la moda con otras disciplinas culturales o su impacto social, y sobre todo lo que tenga que ver con el cuidado de la piel.

 

Siempre desde una perspectiva cercana, he tratado cuestiones como la estrategia del Museo del Prado para triunfar a través de sus redes sociales, explicado cómo Melania Trump utilizó su armario como arma política o desmentido bulos relacionados con la protección solar. Es probable que el 80% de los temas que he publicado se hayan escrito mientras sonaban Beyoncé, Oasis y Arctic Monkeys. Además, también me encargo de preparar el boletín de LIFE que enviamos cada sábado intentando resumir la actualidad de la semana.

 

Mi trayectoria

Nací en Vigo en 1992 y desde que tengo uso de razón siempre quise ser periodista. La única excepción fue la época en la que tuve fantasías con ser pintora, pero descarté rápido la idea cuando mis padres me anotaron a clases y me di cuenta de que no era lo mío. Estudié Periodismo en la Universidad de Santiago de Compostela (USC), donde me gradué en 2014 después de pasar un año en Roma que me hizo apreciar todavía más la cultura italiana. Dejé Galicia para mudarme a Madrid en 2015 y cursar el Máster de Periodismo Cultural en la Universidad San Pablo Ceu. Aprendí en Radio Galega y en Pentación Espectáculos, donde descubrí lo que hay detrás de producciones de teatro y de grandes eventos como el Festival de Mérida. Colaboré puntualmente con Guía Repsol o la revista L'Officiel y llegué a El HuffPost en 2016, donde empecé compaginando mi trabajo como redactora de Branded Content con temas para la sección de tendencias, que terminó convirtiéndose en LIFE, donde actualmente soy una de las redactoras. Fui finalista en los Premios Ecovidrio de 2017.

 


 

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