Los apagones tras los ataques rusos aumentan las preocupaciones de Ucrania antes del invierno

Los apagones tras los ataques rusos aumentan las preocupaciones de Ucrania antes del invierno

Kiev ha tenido que detener las exportaciones de electricidad y pide a los ciudadanos que ahorren todo lo que puedan. Las infraestructuras esenciales son ahora la diana rusa.

Los ataques con misiles rusos en la red eléctrica de Ucrania provocaron apagones en muchas partes del país ayer lunes y, ya sin tantos impactos, la situación de mantiene hoy, lo que aumenta los temores de cortes de suministro este invierno y ha llevado a Kiev a detener las exportaciones de electricidad.

Los ataques que mataron al menos a 19 civiles e hirieron a 105 dejaron cuatro regiones temporalmente sin electricidad y el suministro se interrumpió en varias otras áreas, según afirma a Reuters el Servicio Estatal de Emergencias.

Las autoridades de Kiev pidieron a los civiles y a las empresas que limitaran el uso de energía y el Ministerio del ramo dijo que detendría las exportaciones de electricidad a la red europea, después del mayor ataque al sistema energético desde que comenzó la guerra, el pasado 24 de febrero. En junio, el Ministerio de Energía de Ucrania dijo que esperaba recaudar 1.500 millones de euros de dichas exportaciones de electricidad a la UE, su principal mercado en estos meses de contienda.

Las largas colas en las gasolineras de algunas zonas empiezan a ser la tónica predominante. “Ahora está claro que la mayoría de los misiles alcanzaron los sistemas de energía de diferentes ciudades”, afirma Kyrylo Tymoshenko, subjefe de la oficina presidencial, en la aplicación de mensajería Telegram. Advirtió a los civiles que “deben estar preparados para las consecuencias de tales bombardeos, hasta apagones continuos”.

A lo largo del día de ayer se restableció la energía en Lviv, en el oeste de Ucrania, pero sigue habiendo otras muchas regiones sin electricidad: Ternopil en el oeste, Sumy en el noreste y Poltava en el centro de Ucrania son los casos que más preocupan.

Las autoridades de la ciudad de Kiev han reclamado que desde las cinco de la tarde a las diez de la noche se reduzca todo lo que se pueda el consumo de energía, que no haya escaparates o anuncios encendidos, que se administre de la mejor manera la precariedad, en un país bastante autosuficiente en lo energético.

“También hacemos un llamamiento a los residentes de Kiev para que se abstengan de usar electrodomésticos que consumen energía siempre que sea posible. ¡Ayuda a la ciudad a sobrevivir cargas críticas en la red eléctrica!”, dijeron las autoridades municipales en un comunicado.

  Humo sobre las líneas de electricidad de Leópolis, ayer, tras un ataque ruso. SOPA Images via Getty Images

Un invierno sombrío

Sin un final a la vista para la guerra, las autoridades ucranianas ya habían estado advirtiendo sobre los ataques rusos a infraestructura crítica y preparándose para un invierno sombrío. Los ataques del lunes aumentaron esas preocupaciones.

La inteligencia militar ucraniana dijo que el objetivo principal de los ataques era destruir plantas de energía térmica, así como “crear pánico entre los ucranianos e intimidar al público europeo”.

Ben Hodges, un general estadounidense retirado, sostiene que la intensidad y el volumen de los ataques indican que fueron planeados antes de la explosión del fin de semana en un puente que une Rusia y Crimea anexada, por lo que el presidente Vladimir Putin dijo que buscaba venganza. “Lanzar tantos misiles como lo hicieron hoy (por ayer), eso no es algo que te levantas por la mañana y decides hacer”, dijo a Reuters este militar, quen comandó las fuerzas del ejército estadounidense en Europa.

La guerra ha causado un gran daño a la red de energía y la planta nuclear de Zaporiyia, en el sur de Ucrania, está en “cierre en frío” después de haber sido ocupada por las fuerzas rusas. Suele producir alrededor de una quinta parte de la electricidad de Ucrania, pero hoy está en manos del ocupante y sus alrededores, sometidos a intensos bombardeos por parte de Moscú.

Los funcionarios ucranianos han estado instando a la gente a abastecerse de todo, desde leña hasta generadores eléctricos, y temen interrupciones en la temporada de calefacción centralizada del hogar para las que es difícil prepararse porque muchas cosas diferentes podrían salir mal.

Todo se deteriora

Hablamos de luz, pero es que la guerra lo deteriora todo. José Pablo Ferrándiz, director de Opinión Pública y Estudios Políticos de IPSOS, ha explicado esta mañana en RNE algunas de las conclusiones extraídas del Monitor de Resiliencia llevado a cabo por su firma en cinco ciudades de Ucrania durante el pasado mes de septiembre y esa encuesta da cuenta de problemas como el acceso al agua, el desempleo o los salarios.

Realizado a 3.000 ciudadanos, el sondeo es una realidad gracias a que la electricidad y las comunicaciones aún estaban en funcionamiento en Kiev, Járkov, Mykolaiv, Leópolis y Dnipro, según ha explicado el analista.

Entre los datos más llamativos, el desempleo, que ha aumentado significativamente desde comienzo de la guerra, siendo más alto en ciudades de primera línea. Además, los ucranianos que no están desplazados también han sufrido una pérdida significativa de ingresos desde el comienzo de la guerra, aunque, en general, los salarios y las prestaciones se siguen cobrando casi con normalidad.

Respecto a las necesidades básicas, el agua potable es prioridad para los residentes de Mykolaiv, donde tres de cada cuatro habitantes reconocen tener serias dificultades para acceder a ella, mientras que, en otras ciudades, los servicios de apoyo social constituyen la primera necesidad para sus residentes, aunque también reconocen falta de agua caliente y calefacción. Mirando al futuro, la mayoría de ucranianos cree que su Gobierno, nacional y local, es el responsable de planificar la reconstrucción del país, dejando en muy segundo plano a la comunidad internacional.