¿Qué es la 'cultura de la violación' de la que habla Irene Montero?

¿Qué es la 'cultura de la violación' de la que habla Irene Montero?

Al margen de la acusación de la ministra, se trata de un concepto feminista y sociológico que comenzó a usarse en los años 70.

Protesta ante el Supremo por el juicio a La Manada en 2019.GABRIEL BOUYS via Getty Images

“Ustedes promueven la cultura de la violación que pone en cuestión la credibilidad de las víctimas”, ha espetado la ministra de Igualdad, Irene Montero, a los diputados del PP por sus críticas a la ley del ‘sólo sí es sí’ en el Congreso.

La ministra hacía referencia a una campaña con motivo del 25-N de la Xunta de Galicia, gobernada por el PP, con el siguiente lema: “Te vistes con mallas de deporte. Vas a correr por la noche. ¿Qué sucede ahora? No debería pasar, pero pasa”.

Las palabras de Montero han provocado la ira de los diputados conservadores, que han reclamado la dimisión de la ministra. Hasta la presidenta del Congreso, Meritxell Batet, ha reprendido a la titular de Igualdad por utilizar una expresión que “no es adecuada en términos parlamentarios dirigida a un grupo”.

“Les pido respeto en las expresiones que se utilizan y contención en el lenguaje. Porque debemos querer contribuir a la convivencia dentro de esta Cámara porque queremos contribuir a la convivencia fuera de esta Cámara”, ha agregado Batet.

Pero, ¿a qué se refiere Irene Montero con la “cultura de la violación”?

Aunque algunos puedan pensar que se trata de una frase hecha o una ocurrencia de la titular de Igualdad, lo cierto es que es precisamente todo lo contrario.

El término “cultura de la violación” es un concepto feminista y sociológico que fue acuñado en los años 70 del pasado siglo y que se viene utilizando en la literatura feminista desde entonces.

Lo que describe este término es la forma en la que la sociedad culpa a las víctimas y normaliza la violencia sexual.

El concepto trata de definir lo que se considera un problema social y cultural, que acepta como normales comportamientos y actitudes que cosifican a las mujeres y culpabilizan a las víctimas, negando y trivializando las violaciones.

La profesora Patricia Rooze lo explicaba así en un artículo publicado en 2013:

“La cultura de la violación se ve facilitada por las prácticas de socialización de roles sexuales que enseñan ideas de masculinidad y feminidad que no se superponen. Se espera o que sean duros, independientes, competitivos y agresivos. La socialización de la agresión sexual en los varones se complementa con una cultura que utiliza la violación como entretenimiento en películas, vídeos y pornografía. Las niñas son socializadas para ser gentiles, vulnerables, cariñosas y físicamente más débiles que los hombres. La socialización de las mujeres como víctimas se complementa con una falta casi total de capacitación y apoyo para resistir la violación. De hecho, el mito más común sobre la resistencia a la violación es que si una mujer se defiende de un violador, es más probable que resulte herida que si se somete”.

Numerosas autoras han escrito sobre este término, desde Kate Millet en 1969, hasta Susan Griffin en 1971.

Todas ven en la violación no sólo un acto motivado por el sexo, sino una forma de opresión, de control social y de poder político. La violación como la más significante expresión de dominación masculina y un mecanismo primario de supremacía del hombre sobre la mujer.

“El dominio sexual es tal vez la ideología más profundamente arraigada en nuestra cultura, por cristalizar en ella el concepto más elemental de poder”, dijo Millet.

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Jefe de Política de El HuffPost