Una jueza de Pontevedra reconoce que tocar a una mujer en el culo es un delito de abuso sexual

Una jueza de Pontevedra reconoce que tocar a una mujer en el culo es un delito de abuso sexual

Impone 18 meses de multa, a razón de seis euros al día, al hombre que la agredió cuando se puso de espaldas para hacerse una foto con sus amigas en un local.

Mohamad Itani via Getty Images

El juzgado de lo Penal número 3 de Pontevedra ha reconocido que tocar a una mujer en el culo es un delito de abuso sexual y, por ello, ha condenado a un hombre a 18 meses de multa, a razón de seis euros al día. Esta sentencia, que habla de “carácter aislado” del comportamiento del principal acusado, se produce pese a que la Fiscalía se opuso en la instrucción y en la propia vista del juicio a esta consideración del delito.

En el fallo judicial firmado por Julia Monteagudo Limeres, a cuyo contenido ha tenido acceso Europa Press, se recoge expresamente que la mujer víctima de la agresión sexual “no prestó su consentimiento al acto de tocamiento de glúteos, lo cual era conocido por él mismo, ya que de hecho se ejecutó encontrándose la denunciante de espaldas”.

Pese a que la sentencia pena la actuación del principal acusado, la defensa de la víctima se muestra disconforme y ya ha pedido una aclaración del fallo judicial, ya que para uno de los testigos que comparecieron en la vista -un guardia civil, pidió que se le dedujese testimonio por “mentir” en su declaración de la vista oral-, con imputación por delito de falso testimonio, con apertura de diligencias previas.

En la propia vista la letrada de la víctima alertó de posible “falso testimonio” de este hombre, presente en el pub en el que la mujer fue agredida sexualmente por un hombre, en presencia de varios amigos. La sentencia no resuelve sobre esta cuestión, de ahí la petición de aclaración.

Al margen de la condena de multa para el principal acusado, la jueza absuelve al segundo de los varones juzgados, en este caso, por supuestas coacciones y amenazas a la joven después de la agresión, algo con lo que la defensa de la víctima también se muestra disconforme y por eso estudiará recurrir el fallo judicial.

La jueza entiende en el fallo que, aunque se llegasen a pronunciar las palabras que la víctima asegura, “carecerían de intensidad y seriedad coactiva”. Supuestamente le amenazó con “tener problemas”, ya que la víctima en el momento de los hechos era una agente en prácticas, y, como declaró, intentaron amedrentarla con que habría presencia de algún superior.

En este sentido, la defensa sostiene que se “ve con claridad” en las imágenes, que se han visionado en el juicio, como se “encara” hacia la víctima, que denunció las coacciones y amenazas para que se fuera y no llamase por teléfono a la policía.

La defensa de la víctima también desacredita que no se declare ningún tipo de responsabilidad civil al no entender que haya “perjuicio” alguno.

Los hechos

Los hechos ocurrieron en un reservado de un pub de Pontevedra en la madrugada del 24 de febrero del 2019, en presencia de 15 hombres de un equipo de fútbol que manifestaron que venían de una cena. En este sentido, la defensa trató de demostrar que se trató de evidenciar una “coacción en grupo” que la jueza, sin embargo, no ha estimado.

La Fiscalía sostuvo que existía un atentado contra la dignidad de la víctima y reprochó la actitud del acusado de abuso sexual y ahora condenado, pero no se sumó a la petición de condena al considerar que se trató de “un toque fugaz”.

Según relató la denunciante, estaba hablando con unas amigas dentro del local y, cuando fueron a hacerse una foto en grupo, una persona le dio “una palmada en el culo”.

Durante el juicio, la denunciante relató que después de su reacción ante el tocamiento se originó un “ambiente de burla” hacia ella, por lo que se sintió “humillada y vejada”.

Mientras, la abogada de la denunciante insistió en el carácter sexual de la agresión después del visionado de las cámaras de seguridad. “La miraban como un objeto de deseo y se animaban entre ellos a tocarle el culo”, denunció.

La denunciante es guardia civil y en aquella época estaba en prácticas. En un momento de la discusión, alguien le avisó de que se encontraba un teniente coronel en el grupo y, según se recogió en el juicio, la invitaron a irse y a que cejase en su empeño de identificar al que le tocó el culo porque de lo contrario “iba a tener problemas”.