Bélgica estrena Gobierno: ocho meses negociando, cinco aliados, un tercio de mujeres y líder independentista
El primer ministro Bart de Wever pertenece a los nacionalistas flamencos de la N-VA y ya ha prometido ir "hacia una política más estricta en materia de inmigración dentro del marco legal de Europa". Es lo que "exige" la ciudadanía, argumenta.

El nuevo Gobierno de Bélgica, cuyos miembros juraron su cargo ayer lunes, estará formado por ministros de cinco partidos diferentes (tres flamencos y dos valones) y contará con solo un tercio de mujeres, ninguna de ellas en el Consejo de Ministros restringido que supone el núcleo del Ejecutivo en situaciones de crisis.
Uno de los principales diarios francófonos del país, Le Soir, ha definido el reparto y los equilibrios como "el gran juego de las sillas musicales" del Gobierno que se formó el pasado viernes tras casi ocho meses de negociaciones tras las elecciones del 9 de junio de 2024 y varios intentos fallidos de formar un Ejecutivo.
Cuatro de los miembros del nuevo Gobierno, incluido el primer ministro Bart de Wever, pertenecen a los nacionalistas flamencos de la N-VA: el viceprimer ministro y ministro de Finanzas y Pensiones, Jan Jambon; el ministro de Defensa y Comercio, Theo Francken, y la ministra de Asilo y Migración, Anneleen Van Bossuyt.
Aunque el histórico defensor de la línea dura en materia migratoria, Francken, no ocupa ahora esa cartera, De Wever ha prometido este lunes en su llegada a la cumbre de líderes europeos en Bruselas que su Gobierno evolucionará "hacia una política más estricta en materia de inmigración dentro del marco legal de Europa" porque, dijo, es lo que "exige" la ciudadanía.
El segundo partido con más representación en el Gobierno es el centroderecha francófono del MR del antiguo primer ministro belga y expresidente del Consejo Europeo Charles Michel: tendrán al viceprimer ministro y ministro de Empleo y Economía, David Clarinval; al ministro de Interior y Seguridad, Bernard Quintin; a la ministra de Clase Media, pymes y autónomos, Éléonore Simonet, y al ministro de Energía, Mathieu Bihet.
Tres ministros del nuevo Ejecutivo serán para los democristianos francófonos de Les Engagés, que coloca al viceprimer ministro y ministro de Asuntos Exteriores, Europeos y Cooperación al Desarrollo, Maxime Prévot; a la ministra de Acción y Modernización Pública, Vanessa Matz, y al ministro de Movilidad, Clima y Transición Medioambiental, Jean-Luc Crucke.
Los dos socios con menos peso en la coalición serán dos partidos flamencos: por un lado estarán los democristianos del CD&V, con el viceprimer ministro y ministro de Presupuesto y Simplificación Administrativa, Vincent Van Peteghem, y la ministra de Justicia, Annelies Verlinden.
Por el otro, los socialistas de Vooruit, con el viceprimer ministro y ministro de Salud Pública, Frank Vandenbroucke, y el ministro de Protección de los Consumidores, Igualdad de Oportunidades y Fraude Social, Rob Beenders.
El cambio de primer ministro en Bélgica y la salida de Alexander de Croo (Open VLD) supone que los liberales de Renovar Europa pierden uno de los asientos que ostentaban hasta ahora en el Consejo Europeo.
De Wever, sin embargo, no es fácil de atribuir a un partido político a nivel europeo, ya que sus eurodiputados se enmarcan en los Conservadores y Reformistas en el Parlamento Europeo (junto a los Hermanos de Italia de Giorgia Meloni o los polacos de Ley y Justicia) pero su partido, la N-VA, forma parte de la Alianza Libre Europea, donde están formaciones como el BNG, Compromís o ERC.
La política migratoria más estricta de su historia
El recién estrenado Gobierno tiene previsto poner en marcha la política migratoria más estricta de la historia del país para reducir el numero de solicitantes de asilo, un objetivo adelantado ya durante la campaña electoral de De Wever.
El objetivo es hacer menos atractivo para los solicitantes de asilo viajar a Bélgica, que desde hace tres años arrastra un grave problema por la falta de plazas de acogida. El Ejecutivo federal quiere proceder ahora a una reducción gradual y estructural de las capacidades de recepción de los solicitantes de asilo para ahorrar recursos. Y se autorizará el acceso con policía al domicilio de quienes hayan agotado todas las vías de recurso a su demanda de asilo denegada por las autoridades.
Se aspira a facilitar el acceso solo a los migrantes que entran por motivos laborales y de estudios y a las "personas que añaden valor directo" a la sociedad, informa este lunes la cadena flamenca VRTnews.

Entre otras novedades, los ciudadanos extranjeros no podrán reclamar prestaciones de la Seguridad Social en Bélgica hasta que lleven cinco años en el país, según el mismo medio.
Solo esa medida, precisa la televisión pública francófona RTBF, permitirá un ahorro de más de 600 millones de euros durante la legislatura.
La idea es no dar prestaciones hasta que hayan contribuido al sistema.
Por otra parte, en adelante se concederá un estatuto de protección "subsidiaria" a las personas que lleguen huyendo de la guerra y se reducirán los derechos vinculados a ese estatus.
Por ejemplo, a esos ciudadanos les resultará más difícil traer a sus familias a Bélgica y obtendrán menos recursos para empezar una vida en el país. Los solicitantes que quieran un permiso de residencia permanente deberán en adelante tener trabajo y aprobar un examen de idioma. En el caso de los refugiados con permiso de residencia, su expediente se reabrirá si la situación del país de origen cambia, con vistas a su posible devolución.
El mismo medio explica que uno de los primeros trámites que llevarán a cabo las autoridades belgas cuando lleguen los solicitantes de asilo será examinar su teléfono móvil y otros dispositivos para detectar cualquier posible fraude. Quienes se nieguen a ello serán, en principio, rechazados, al igual que los solicitantes que no pidan asilo inmediatamente al llegar.
El nuevo gobierno quiere, por otra parte, terminar con la recepción de solicitantes de asilo a "gran escala", en centros comerciales de ciudades y municipios y limitarla a lugares de acogida colectiva "austeros".
Por otro lado, se endurecerán las condiciones para quienes quieran reunirse con su pareja y sus hijos, introduciendo un período de espera de uno a dos años, que no se aplicará sin embargo a los trabajadores migrantes altamente cualificados.
Las personas protegidas subsidiariamente (es decir, los refugiados de guerra) también tendrán que esperar al menos dos años antes de hacer posible una reunificación familiar.