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La OTAN en tiempos trumpistas, toma dos: una cumbre sobre el dinero, la industria y la desconfianza

La OTAN en tiempos trumpistas, toma dos: una cumbre sobre el dinero, la industria y la desconfianza

El retorno de Trump a la Presidencia de EEUU marca en encuentro atlantista de este año en La Haya, en el que se multiplican las exigencias, las dudas y los conflictos. 

Un miembro del ejército holandés patrulla por las calles de La Haya antes de la cumbre de la OTAN, el 23 de junio de 2025.Yves Herman / Reuters

Los 32 estados que hoy componen la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) se dan cita entre hoy y mañana en La Haya, la capital administrativa de Países Bajos, en una cita sin precedentes. Superados los 75 años de historia común, los socios tienen que arrostrar un panorama desconocido desde la Segunda Guerra Mundial: por los conflictos abiertos en el mundo, su gravedad y su proximidad a los intereses del bloque, y por la desunión en el seno del club, dividido por la agenda, los objetivos y los dineros. 

Si en lo puramente militar es troncal la invasión rusa de Ucrania de febrero de 2022 para entender la ebullición en el seno de la OTAN, hay algo global que ha venido a trastocar aún más sus dinámicas en todos los frentes: el retorno a la presidencia de Estados Unidos de Donald Trump, su segundo mandato, el nuevo episodio de su populismo ultranacionalista. La imagen del elefante en la cacharrería es manida pero acertada. El republicano ha entrado dinamitando alianzas, poniendo en duda lazos forjados tras la derrota del fascismo, hace 80 años, arrojando críticas y sospechas sobre los que se supone que son sus amigos, de Europa a Canadá, y hasta reclamando terreno de un país miembro, la Groenlandia de Dinamarca. No le importa incluso amenazar con irse de la Alianza, como el niño que se enfada en el recreo. 

Por supuesto, el dinero es su mayor exigencia: dice que está cansado de aportar más que otras naciones y que cada cual tiene que retratarse subiendo sus aportaciones en Defensa a un 5% del PIB. Es la gran pelea de esta cumbre algo corta, en la que ha irrumpido la guerra entre Irán, Israel y EEUU, marcando la agenda, relegando de nuevo problemas esenciales, de Gaza al Sahel, pasando por la vecindad mediterránea. 

Tres grandes cuestiones: ese gasto en Defensa -que tantos roces está causando en el seno del Gobierno progresista español-, la producción militar y el apoyo a Ucrania. 

Estas son las claves para entender lo que está por llegar:

La cumbre del 5 %

Si por algo pasará a la historia esta cumbre, como vaticinan algunas fuentes diplomáticas, es por lograr que los aliados europeos y Canadá redoblen su gasto militar, que Estados Unidos quiere que llegue al 5 % de su PIB para nivelar el esfuerzo mayor que asume Washington en la Alianza. Actualmente el objetivo de gasto para los aliados está situado en el 2 % del PIB acordado en la cumbre de Gales en 2014 con el plazo de lograrlo en diez años. El esfuerzo que supone más que doblar esa cifra ha llevado a aliados como España a cuestionar la eficacia de imponer el porcentaje del 5 % para cubrir las necesidades de disuasión y defensa de la Alianza.

Pese a las reclamaciones de EEUU, toca recordar que la primera potencia del mundo destina actualmente el 3,38% de su PIB a defensa, por debajo de lo reclamado, según datos oficiales de la OTAN. Curiosamente, es el único país que ha disminuido el porcentaje desde 2014. Con todo, y eso es innegable, aporta casi dos tercios del presupuesto total de la Alianza, que ha aumentado un 11% en términos reales.

Se ha producido un aumento notable en países más próximos geográficamente a Rusia, la gran amenaza, como es el caso de Polonia, que con más de un 4% es el país de la Alianza que mayor porcentaje del PIB dedica y el decimoquinto a nivel mundial con mayor presupuesto en defensa. También destacan Estonia, Letonia o Lituania y la misma Finlandia, que ha anunciado que incrementará sus partidas a, como mínimo, un 3% de su PIB en los próximos cuatro años.

Hoy por hoy, ocho de los 32 países miembros de la OTAN continúan incumpliendo el compromiso de gastar al menos ese 2%, siendo España el más rezagado con una inversión de apenas el 1,28%, según datos de 2024 de la propia organización. Sin embargo, nuestro país acude a La Haya mondado en una montaña rusa, entre el júbilo y el reproche. El domingo por la noche se anunció un acuerdo entre el Ejecutivo y la OTAN por el cual Madrid no tendrá que destinar el 5% del PIB en Defensa. El presidente español, Pedro Sánchez, entendía que no era compatible multiplicar ese gasto sin tocar los derechos sociales y las inversiones en estado del bienestar. "España va a necesitar 2,1% de su PIB para adquirir y para mantener todo el personal, todo el equipamiento, todas las infraestructuras solicitadas por la Alianza para hacer frente con nuestras capacidades a esas amenazas. Por tanto, el 2,1%, ni más, ni menos", defendió el socialista.

Sin embargo, en la tarde de ayer, el secretario general de la OTAN, Marc Rutte, echó un jarro de agua fría a este anuncio. Afirmó que la Alianza está "absolutamente convencida" de que nuestro país tendrá que invertir "en conjunto" el 3,5 % del PIB en capacidades militares puras, en función del acuerdo que saldrá de la cumbre. Precisó que habrá una revisión de los objetivos en 2029. Sin embargo, fuentes del Ejecutivo español aseguraron a EFE que nada ha cambiado en las últimas 24 horas y que España podrá hacer frente a sus compromisos con la OTAN sin superar ese 2,1 %. Un tira y afloja que tendrá que dirimirse en la ciudad natal de Rutte. 

Durante 2024, el gasto de defensa europeo aumentó un 11,7 % en términos reales, alcanzando los 457 000 millones de dólares. No obstante, este crecimiento fue superado con creces por el de Rusia, que ascendió un 41,9 % en términos reales para situarse en torno a 13,1 billones de rublos (145.900 millones de dólares), lo que representaría el 6,7% del PIB, más del doble de los niveles de los años previos a su invasión a gran escala de Ucrania en 2022. Si los miembros europeos de la OTAN mantuvieran el crecimiento de 2024, el gasto promedio en defensa sería del 3% del PIB en cinco años y del 5% en diez.

Impulso a la industria militar y a Ucrania

La OTAN es consciente del empuje de potencias como Rusia o China en el plano militar y ve urgente estimular la producción de su industria de defensa. El apoyo a Ucrania en los últimos años ha mermado los arsenales y ha evidenciado la lentitud de la industria para producir, por lo que los aliados han impulsado iniciativas para realizar pedidos conjuntos que abaraten los encargos y den más certidumbre a las empresas.

Para seguir discutiendo el camino hacia una industria de la defensa más potente se ha organizado el martes un foro con el sector en el que participarán el secretario general de la OTAN, Rutte, y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen.

Pese a que la visibilidad de Ucrania ha quedado mermada en esta cumbre, el apoyo de la Alianza a ese país invadido por Rusia será uno de los grandes asuntos que se tratarán, sin duda. En esta ocasión, no se ha convocado una sesión formal con los líderes y el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski -como en ediciones anteriores-, pero sí ha sido invitado a la cena de honor que ofrece a los mandatarios el rey Guillermo Alejandro de Países Bajos el martes, la víspera de la reunión del Consejo del Atlántico Norte.

La OTAN actualmente organiza la asistencia militar internacional a Ucrania y las iniciativas de formación de sus soldados.

Nuevos rostros... 

Mark Rutte, que fue primer ministro de Países Bajos durante 14 años antes de asumir su nuevo papel al frente de la Alianza Atlántica, afrontará su primera cumbre de la OTAN en su ciudad natal. Llega a la cita entre opiniones más críticas por su cercanía a la posición de Estados Unidos y las que alaban su capacidad de liderazgo, ya que ha convencido en un corto plazo de tiempo a prácticamente todos los aliados de que deben gastar el 5 % de su PIB en defensa.

Por su parte, Donald Trump regresa a una cumbre de la OTAN tras participar en varias durante su primer mandato, en el que se mostró crítico con la funcionalidad de la organización transatlántica. Volverá con el mensaje, todavía más fuerte que en su anterior legislatura, de que Europa y Canadá deben invertir más para no seguir aprovechándose del esfuerzo que lleva haciendo Estados Unidos por su seguridad a lo largo de las pasadas décadas.

Donald Trump, en su recepción a Mark Rutte en la Casa Blanca, el pasado marzo.Andrew Harnik vía getty images

... y nuevas guerras

El conflicto militar entre Israel e Irán no forma parte de la agenda oficial de la cumbre de la OTAN pero su importancia por el riesgo que supone para la seguridad internacional podrá acaparar las conversaciones de los líderes. Así ocurrió en la reciente cumbre del G7 en Canadá, de la que Trump se ausentó antes de lo previsto para atender esa crisis internacional.

Los mandatarios aliados tendrán ocasión de abordar entre ellos o directamente con Trump la escalada en el conflicto entre Irán e Israel al irrumpir Estados Unidos con el bombardeo de las tres principales instalaciones nucleares iraníes.

Sin llegar a tener por el momento la consideración de amenaza para la Alianza que sí tiene Rusia, la OTAN mira con cada vez más preocupación el avance militar de China y su política expansionista en el Pacífico, el teatro de operaciones en el que Estados Unidos ha reconocido que debe centrarse de ahora en adelante.

Para abordar estas cuestiones los líderes de los llamados cuatro socios del Indo-Pacífico de la OTAN (Australia, Nueva Zelanda, Japón y Corea del Norte), han sido invitados a la cena de honor del martes, aunque no a la sesión de trabajo de los aliados del miércoles.

Será importante escuchar, también, la voz de la Unión Europea como grupo, ya que este encuentro se produce en un contexto de cambio para Bruselas, que está rediseñando su política de defensa y seguridad, con un libro blanco y una formidable apuesta de inversiones, y con la autonomía estratégica -sobre todo respecto de EEUU- como gran debate de fondo. Todo, impulsado por la guerra en Ucrania. 

Cumbre corta, declaración breve

"La cumbre va a ser corta, compacta y directa", coinciden fuentes diplomáticas a las que ha tenido acceso la Agencia EFE, que subrayan el hecho de que habrá una única sesión de trabajo de los jefes de Estado y de Gobierno de los 32 aliados, el miércoles por la mañana.

Algunas fuentes diplomáticas ponen de relieve la conveniencia de que la reunión sea corta, teniendo en cuenta cómo se desarrolló la última cumbre del G7, de la que Trump se marchó antes de lo previsto.

También han avanzado que la declaración que se espera que aprueben por consenso los líderes aliados sea más corta de lo habitual.

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MOSTRAR BIOGRAFíA

Licenciada en Periodismo y especialista en Comunicación Institucional y Defensa por la Universidad de Sevilla. Excorresponsal en Jerusalén y exasesora de Prensa en la Secretaría de Estado de Defensa. Autora de 'El viaje andaluz de Robert Capa'. XXIII Premio de la Comunicación Asociación de la Prensa de Sevilla.