Sabes dónde está el Ejército de Israel, pero ¿sabes dónde está Netanyahu?
Después de un lustro acorralado por la Justicia israelí, la entrada de los tanques a la capital de la Franja y el grito de "Gaza arde" ha coincidido con una cita en los tribunales de Tel Aviv que el primer ministro no ha podido eludir con más casualidades, coincidencias o inesperados giros de guion.
El crimen fue en la Franja. O al menos a eso apunta una agencia independiente de Naciones Unidas. El pasado lunes, Gaza amanecía como ha venido haciéndolo en las últimas semanas. Con su capital cercada por hileras de tanques apostados en sus proximidades, pero con una novedad. El tiempo que arbitraria y unilateralmente había determinado el Ejército de Israel para abandonar la mayor urbe del enclave palestino se había agotado y la invasión terrestre comenzaba. Todo el mundo sabía ya dónde estaban las tropas israelíes, pero ¿se sabía dónde estaba el artífice y máximo responsable de la campaña militar?
"Gaza arde". Así confirmaba por la madrugada el ministro de Defensa, Israel Katz, que estaban en curso las fases iniciales de la segunda fase de la operación Carros de Gedeón, consistente en apoderarse por la fuerza de Ciudad de Gaza y expulsar a su población al sur. Pero escasas horas después, los focos apuntaban lejos de las explosiones y del ruido de la maquinaria pesada, tanques y blindados. A un contrariado Benjamin Netanyahu, que dejaba constancia de su malestar por tener que anunciar su gran campaña militar en una situación que, lejos de ser bélica, bien le hubiera quedado otra cita bíblica con referencia al quinto de los jueces del pueblo judío.
El primer ministro israelí, el mismo que acusó a su homólogo español, Pedro Sánchez, de reconocer el Estado palestino y establecer una batería de sanciones contra su Ejecutivo con el fin de desviar la atención de los presuntos casos de corrupción abiertos contra su esposa o el propio 'caso Koldo'; afrontaba por fin su declaración como investigado en los juzgados de Tel Aviv. En otras palabras, mientras su Ejército estaba asediando Gaza, Netanyahu acudía a dar explicaciones sobre las acusaciones por delitos de cohecho, de fraude y de abuso de confianza que pesan sobre él... desde 2020. Hace cinco años. Los atentados de Hamás fueron el 7 de octubre de 2023. Hace dos.
Netanyahu no comprende cómo tiene que declarar tanto en plena invasión de Ciudad de Gaza
En este último lustro, Netanyahu acumula titulares de muchos tipos, pero los que atañen puramente a la información de tribunales describen una serie de coincidencias, casualidades y giros de última hora que retratan a un político que logró dilatar su declaración en el proceso hasta tal punto que la primera vez que lo hizo fue en el minuto de descuento del pasado año, el 10 de diciembre.
Fiel a su estilo y al discurso de que él es tan solo una víctima de acusaciones sin fundamento que solo buscan acabar con él políticamente, en su primera intervención en sede judicial se mostró indignado por quienes había dejado entrever que había tratado de eludir el proceso. "¿Escaquearme? He estado esperando este día ocho años para presentar la verdad, hacer estallar las acusaciones delirantes e infundadas contra mí y revelar el método de esa caza de brujas", aseguró el mandatario israelí.
Este lunes, en declaraciones a la prensa, también mostró su incomprensión ante una decisión tomada por los jueces, según recoge el diario israelí Hareetz, consistente en ampliar la jornada inicial del juicio -Netanyahu había pedido acortar la del martes porque tuvo reunión con su homólogo de Fiji-, pero también en que su testimonio se divida en tres días a lo largo de esta semana. El primer ministro israelí, el primero de la historia en ser llevado a tribunales estando en activo, manifestó que debía ser exigente con su tiempo, ya que acababan de invadir la capital gazatí.
En esa línea, cabe recordar la potencial contradicción con una de la mayor característica que marca a una operación militar que el propio Ejército desaconsejó, asegurando que acataría, pero que iría en contra de la seguridad de los rehenes. Netanyahu, en plena cascada de anuncios del reconocimiento del Estado palestino que tienen este mes de septiembre marcado en rojo en el calendario -durante la Asamblea General de la ONU, en Nueva York-, ordenó acelerar el proceso y preparativos para apoderarse de Ciudad de Gaza.
También en medio del proceso de negociación de un alto al fuego, Netanyahu aseguró haber aceptado la oferta de EEUU, para acabar bombardeando a la delegación negociadora de Hamás en Catar -el país del que teóricamente Israel era socio y que acoge las negociaciones-, causando 5 muertos, entre ellos el hijo de uno de los negociadores -lograron sobrevivir-. En ese contexto, es cuando se ha precipitado la invasión.
¿Por qué se juzga a Netanyahu en Israel?: puros, champán y cambios legales o maniobras con y contra la prensa
A pesar de que fuera de las fronteras israelíes cuando se habla de llevar a Netanyahu ante los tribunales se apunta a la posibilidad de que su Gobierno haya incurrido en presuntos crímenes contra los derechos humanos y de lesa humanidad, la realidad es que en las calles de Tel Aviv sus asuntos pendientes con la justicia se asocian con supuestos chanchullos, sobornos, prevaricaciones... en mayor o menor posible magnitud. Son tres grandes acusaciones, relacionados con hechos que ocurrieron entre 2007 y 2019, que reciben los nombres de: Caso 1000, Caso 2000 y Caso 4000.
El primero de ellos se ciñe estrictamente a un posible delito de fraude y abuso de confianza en el que Netanyahu habría incumplido la normativa israelí al recibir -tanto él como su esposa Sarah- regalos de empresarios extranjeros entre los que había puros y champán. Por valor de 300.000 dólares. Procedían del productor de Hollywood Arnon Milchan y del multimillonario australiano James Packer.
En esta causa, la Fiscalía cree que a cambio de esos obsequios se presionó al Ministerio de Finanzas para que doblase la duración de una exención fiscal existente para israelíes expatriados. Una cuestión que el ministerio fiscal sostiene que benefició directamente Milchan, a su regreso a Israel. Por esta causa, a Netanyahu podría caerle hasta tres años de prisión.
En el Caso 2000 se han denunciado supuestas maniobras contra una parte de la prensa israelí, pero también beneficios a otra. Pesa una acusación sobre Netanyahu de que habría formalizado un supuesto acuerdo quid pro quo con Arnon Mozes, el editor de uno de los grandes periódicos del país. El Yediot Aharonot. En virtud de ese supuesto pacto, el primer ministro recibiría una cobertura positiva a él por parte de ese diario. Pero también tendría una 'letra pequeña' que afectaría a un medio rival.
¿Se acuerdan de Sheldon Adelson? ¿El empresario que buscaba erigir Euro Vegas en la Comunidad de Madrid? También fue un apoyo indiscutible y fundamental de Netanyahu, pero la acusación del Caso 2000 recoge que el mandatario israelí aceptó considerar la promulgación de una legislación que iba a limitar la circulación del Israel Hayom, diario rival propiedad de Adelson. También podrían caerle otros tres años de cárcel al primer ministro de Israel por otros presuntos cargos de fraude y abuso de confianza.
El Caso 4000 podría salirle mucho más caro a Netanyahu, de salir condenado. Además de fraude y abuso de confianza se enfrenta también a un supuesto delito de cohecho, lo que elevaría hasta a 10 años la pena máxima de prisión que enfrenta en esta acusación. En este proceso se le acusa de allanar con reformas regulatorias el camino del grupo de telecomunicaciones Bezeq. A cambio, cree el ministerio fiscal, el empresario Shaul Elovitch habría estado detrás de una cobertura favorable a los intereses de Netanyahu que se habría extendido entre 2012 y 2017. El magnate también ha sido llevado a juicio.