Trump eleva la presión sobre Maduro: "Las cosas se pueden hacer por las buenas o por las malas”
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Trump eleva la presión sobre Maduro: "Las cosas se pueden hacer por las buenas o por las malas”

El presidente de EE UU asegura que “podría hablar” con el líder venezolano mientras el chavismo moviliza sus bases y continúa el caos aéreo con vuelos cancelados y rutas suspendidas.

Donald Trump responde a la prensa en el AIr Force OneAnna Rose Layden

Una de cal y otra de arena. El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha elevado de nuevo el tono de su discurso sobre Venezuela y sobre su homólogo,, Nicolás Maduro. En su encuentro habitual con la prensa a bordo del Air Force One, donde viaja a Florida para pasar el Día de Acción de Gracias junto a su familia en su mansión de Mar-a-Lago, Trump ha insistido en la idea de que "podría hablar" por teléfono con el líder venezolano con una idea clara: "Es el líder y podemos salvar muchas vidas", respondía a una reportera que le preguntaba la razón de dialogar con un dirigente al que ha calificado de terrorista

Un intento por rebajar la tensión diplomática que atraviesan Estados Unidos y Venezuela que ha durado, no obstante, unos segundos porque inmediatamente después de afirmar que "podría hablar con él, ya veremos", Trump ha enviado una advertencia clara a un líder al que responsabiliza de "enviar" a millones de personas a Estados Unidos: su país puede hacer las cosas "por las buenas, pero también por las malas”. 

Las declaraciones de Trump llegan en un momento en el que Washington ha reforzado su despliegue militar en el Caribe, tras el inicio de una operación en aguas internacionales que suman más de 80 muertos y la destrucción de una veintena de embarcaciones que estarían ligadas al narcotráfico. Caracas interpreta ese movimiento como el preludio de una intervención real. De hecho, ya son varias las plataformas online de rastreo las que han localizado en la zona un bombardero B-52, varios cazas F/A-18, así como un avión de alerta temprana, que están situadas en la franja marítima entre Venezuela y Curazao.

Un baño de masas para el chavismo

  El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, asiste a un acto en CaracasMiguel Gutiérrez

En Carcas, mientras tanto, el chavismo ha respondido con una demostración de fuerza en la calle al desafío que le ha planteado Washington. Así, miles de personas marcharon por las calles de la capital venezolana para apoyar a Nicolás Maduro y en rechazo a lo que consideran un intento de "agresión imperialista”. Entre los miles de asistents estaba Pablo Mejías, de 72 años, que se ha presentado a la Agencia EFE como un teniente de milicia y que ha defendido que Venezuela es "un país de paz" que no quiere invasiones, aunque por si acaso, ha recordado que ha aprendido a manipular armas. “Siento que estoy preparado, y a la hora de cualquier cosa, ya sé cómo defenderme y a los que tengo alrededor”, dice.

Por su parte, el presidente venezolano, Nicolás Maduro, ha cerrado la movilización con un discurso en el que ha pedido al país exigirse "diez veces más" después de constatar que Venezuela lleva más de cuatro meses soportando la "agresión imperialista" y la "guerra psicológica”, lo que supone una oportunidad "decisiva para la existencia de la República". No obstante, no ha hecho ninguna mención a la decisión del Departamento de Estado de designar al Cartel de los Soles como grupo terrorista, una acusación que Caracas ha tachado varias veces de "invento". Maduro, no obstante, sí ha reiterado estar dispuesto a mantener un diálogo “cara a cara” con Donald Trump, un mensaje que repite desde hace semanas acompañado de frases en inglés con las que intenta llegar a la Casa Blanca y al público estadounidense.

En paralelo a esta escalada política y militar, Venezuela afronta una crisis de conectividad sin precedentes. La advertencia de la Administración Federal de Aviación de EE UU sobre "una situación potencialmente peligrosa en la región" ha desencadenado la cancelación en cascada de más de una treintena de vuelos internacionales hacia el país. El Gobierno venezolano ha advertido que las aerolíneas que suspendieron sus rutas tienen hasta este miércoles para reanudar operaciones o perderán sus permisos. Desde el sábado ya han cancelado sus conexiones TAP, Avianca, Gol, Latam, Turkish Airlines, Iberia, Air Europa y Plus Ultra, entre otras, mientras que compañías como Copa, Wingo, Boliviana de Aviación y Satena mantienen sus frecuencias. Laser y Estelar, ambas venezolanas, han suspendido hasta el 1 de diciembre de los vuelos que conectan Madrid.

Con el petróleo a vueltas

Con la tensión como telón de fondo, analistas consultados por Reuters advierten de que cualquier posible acercamiento entre Washington y Caracas se jugaría en el tablero de las fuentes energéticas energético. La Administración Trump mantiene su presión sobre el sector petrolero venezolano, aunque al mismo tiempo, Nicolás Maduro guarda un as bajo la manga como ficha de negociación: los barriles de crudo que hoy se dirigen casi en su totalidad a China. Venezuela estabilizó su producción este año en torno a 1,1 millones de barriles diarios y envió más del 80% de sus exportaciones a refinerías chinas entre junio y octubre. Según el analista Thomas O’Donnell, Maduro puede ofrecer enviar más petróleo a EE UU y “proteger inversiones estadounidenses”, aunque duda de que ese gesto resulte suficiente “cuando Washington tiene la sartén por el mango”.

Delcy Rodríguez, ministra de Petróleo, aseguró esta semana que Estados Unidos “quiere las reservas de Venezuela sin pagar” y recordó que las refinerías del golfo de México demandan crudos pesados como los venezolanos. Aun así, los envíos a EE UU a través de Chevron cayeron a la mitad en el tercer trimestre respecto al primero. PDVSA, la petrolera estatal, perdió sus grandes contratos cuando las sanciones entraron en vigor en 2019 y lleva años vendiendo crudo con fuertes descuentos en el mercado spot, lo que le permite redirigir cargamentos con cierta flexibilidad. Un acuerdo político permitiría reorientar petróleo que ahora se envía a pequeños refinadores chinos.

La posibilidad de reactivar licencias para que empresas estadounidenses y europeas operen en Venezuela también circula dentro del Gobierno venezolano, aunque la falta de inversores de peso sigue siendo un obstáculo. Las expropiaciones bajo Hugo Chávez, las sanciones posteriores y el deterioro de infraestructuras ahuyentaron a las grandes firmas occidentales, que tampoco quieren asumir las inversiones multimillonarias necesarias para resucitar una industria envejecida. Ni siquiera un eventual cambio político resolvería esa brecha en el corto plazo.

La Administración Trump ha sido irregular en este ámbito, al conceder licencias temporales a algunas compañías mientras congela otras. Esa inconsistencia aumenta la incertidumbre sobre cualquier intento de negociación futura. En ese marco, el petróleo emerge como la única palanca inmediata que Caracas puede mover sin desestabilizar su propio sistema, justo cuando el país afronta la combinación más tensa de los últimos años: presión militar, aislamiento aéreo y un duelo político que no deja margen a errores.

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