'Trump no ruega a Noruega': denuncian presiones y amenazas para que le den el Nobel de la Paz
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'Trump no ruega a Noruega': denuncian presiones y amenazas para que le den el Nobel de la Paz

"Presionar al comité no es una estrategia muy pacífica", es alguna de las valoraciones que desvela 'Financial Times' a menos de 24 horas de conocer en quién o qué organismo recae el galardón. Para hacerse a la idea, Oslo teme hasta represalias en forma de aranceles.

El presidente de EEUU, Donald Trump.REUTERS/Evelyn Hockstein

El tiempo avanza mientras van desvelándose los nombre de los ganadores de las distintas categorías, pero lo hace con una expectación inusual a la ya habitual que engloba la siguiente incógnita. ¿Quién o quiénes serán los elegidos para alzarse con el Premio Nobel de la Paz de 2025? En realidad, en esta ocasión, la gran pregunta es más concreta. ¿Darán su fruto los repetidos esfuerzos del presidente de EEUU, Donald Trump, para que le den el galardón?

De momento, a menos de 24 horas de que la Academia despeje la incógnita, lo único que se da por seguro es que el hombre que presume de cambiar el nombre de Departamento de Defensa por el de 'Departamento de Guerra', está apretando a niveles insospechados en algo que ya no parece una campaña de autopromoción respaldada con fuerza por el Partido Republicano y el microuniverso del movimiento MAGA. 

Según desvela hoy The Financial Times, hay presiones que han despertado incluso insólitos temores en el ámbito de estos premios. ¿Cómo de insólitos? Pues del nivel de que el propio Estado que acoge este galardón tema una represalia en forma de aranceles económicos u otra medida si Trump no recibe el premio mañana viernes. Y sin tener capacidad de decisión, claro, porque esa es competencia de organismos como la Academia Sueca o el comité noruego.

Trump: "Si me llamara Obama..."

Para que su nombre no sea menos que el de otro expresidente de EEUU que Trump menta constantemente, a pesar de llevar fuera de la Casa Blanca 8 años. El 45º y 47º mandatario estadounidense incluso se ha referido al demócrata Barack Obama en relación al Nobel que recibió al año de haber llegado al poder con la campaña del 'Yes, we can', en 2009. "Si me llamara Obama, me habrían dado el Premio Nobel en 10 segundos", deslizó Trump hace solo un año. 

Cabe recordar que esa decisión fue ampliamente criticada a escala mundial, ante las críticas de dárselo al presidente de un país que bombardeó decenas de países con, por aquel entonces, los pioneros drones de combate. Hasta el propio Obama reconoció que "para ser honestos, creo que no merezco estar en compañía de las figuras transformadoras que han recibido el Nobel de la Paz". Lógicamente, Trump no realiza ese análisis, él realmente pone sobre la mesa una suerte de currículum de lo que considera conflictos que ha solucionado o contribuido a comenzar a cerrar.

"Nunca me darán un Premio Nobel de la Paz. Es una lástima, lo merezco"
Donald Trump, asegurando que no quiere recibir el Nobel de la Paz

"Presionar al comité, seguir hablando de 'necesito el premio, soy el candidato digno', no es una estrategia muy pacífica", con estas palabras, Nina Græger, directora del Instituto de Investigación para la Paz de Oslo, define para el citado medio la contradicción de cómo Trump intenta forzar que su nombre se imponga. "Ha habido campañas antes, pero han sido más sutiles", rememora Halvard Leira, director de investigación del Instituto Noruego de Asuntos Internacionales de una cuestión que no está bien vista en la esfera internacional. En este caso, estamos hablando de que Trump llegó a dejar caer lo del premio en el seno del Gobierno noruego. En, al menos, una conversación telefónica con el ministro de finanzas y exsecretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg. 

Pero la capacidad de sutileza de Trump es de sobra conocida. Ha acuñado prácticamente un eslogan que repite tanto como deja caer que no quiere el premio. "Terminé siete guerras", ha citado en múltiples ocasiones la misma persona que prometió que si resultaba elegida detendría la invasión rusa sobre Ucrania en 24 horas o que encontraría una solución a la campaña militar israelí sobre Gaza y el secuestro de los rehenes. La primera continúa enquistada, incluso con Putin toreándole y haciéndole perder la paciencia, pero la segunda aún recibió las primeras firmas de Israel y Hamás esta misma madrugada

"Nunca me darán un Premio Nobel de la Paz. Es una lástima, lo merezco", aseguró hace 6 meses. Esta misma noche, la Casa Blanca ha publicado en redes sociales imágenes de Trump bajo el epígrafe de 'El presidente de la paz', si bien podría traducirse como 'El pacificador'. Desde luego, más épico y hollywoodiense para el mismo mandatario que irrumpió en el conflicto y serie de hostilidades iniciado por Israel contra Irán con la conocida como Operación Midnigth Hammer -Martillo de Medianoche-, cuya eficacia ha sido cuestionada

Es decir, resolver el conflicto utilizando los mayores bombarderos estadounidenses para arrasar con las instalaciones y programa nuclear iraní. "Resolvimos siete guerras. Estamos cerca de resolver una octava, y creo que terminaremos resolviendo la situación con Rusia", recalculaba ayer desde el Despacho Oval.

¿Aranceles?, ¿de verdad?

Lo más representativo de las cuestiones que desvela hoy The Financial Times es que la cuestión del premio ha traspasado ámbitos para convertirse en un problema diplomático con consecuencias económicas. En estos momentos, hay un punto de fricción en Washington respecto al Gobierno noruego. Se debe a la decisión de este de retirar su participación de una empresa estadounidense de maquinaria pesada. 

El Fondo Soberano Noruego se ha desprendido de su parte en Caterpillar, en respuesta a que sus excavadoras son utilizadas por Israel para menesteres como derribar viviendas de palestinos en Cisjordania o lo que queda de Gaza. Pero ahora, el temor a que EEUU acaba dando realmente un paso de castigo también entronca con un eventual malestar de Trump si no recibe el premio.

Lo cierto es que todo es una incógnita, mientras se suceden los gestos de políticos de fuera de EEUU abiertamente trumpistas -o de países muy aliados con intereses bélicos, como Israel o Taiwán-, pero también de la maquinaria doméstica del Partido Republicano y del movimiento MAGA. Entretanto, ¿qué dice la Casa Blanca? "El presidente Trump merece el Premio Nobel de la Paz con creces", dijo la portavoz, haciendo honor al más puro estilo Trump al introducir el 'pero': "A él no le importa el reconocimiento, solo salvar vidas".

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Soy redactor de actualidad en El HuffPost, donde cada día realizo un seguimiento de todo lo que está pasando y marcando la jornada, con el único objetivo y árdua tarea de trasmitírselo a nuestros lectores de una forma en la que conozcan el contexto y el trasfondo más allá de un mero titular. Es decir, para que tu cuñado no pueda colártela otra vez.

 

Sobre qué temas escribo

Aunque en el día a día acabe escribiendo de cualquier cosa que suceda en el mundo, “puede que me recuerdes” de algunas temáticas que suelen quitarme el sueño con especial frecuencia. Me gusta escribir de política internacional, sobre todo cuando esta es eufemismo de atroces injusticias contra los derechos humanos o el medio ambiente, así como para acercar causas sociales que pasarían inadvertidas (la siguiente podría ser la tuya, así que escríbeme). La morriña también me devuelve en ocasiones a Galicia, sobre todo para que sus historias no se pierdan en el camino a la meseta.

 

Mi trayectoria

Antes de llegar a El HuffPost en 2021, fui periodista en La Voz de Galicia durante cinco años. En aquella etapa también pasé por los micrófonos de ‘Radio Voz’, en distintos programas radiofónicos. Y, aunque parezca poco probable, bebía más café que en la actualidad.


Soy de Ribeira, una bella localidad coruñesa que probablemente recuerdes del marisco, las páginas de sucesos o de personalidades de las que solemos presumir (tenemos a la triplista olímpica Ana Peleteiro y a una de las Tanxugueiras).


Aunque bromeo con que soy doctorado en Periodismo Gonzo, en realidad solo soy licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid (UCM), pero, eso sí, tengo la orla de la misma tienda que la que se la hizo al rey Felipe VI. Aquellos años en Madrid me sirvieron para conocer la ciudad, pero también para entender que el mercado de la vivienda aún podía ir a peor. Ah, también tengo otra identidad secreta bajo la que hago rap o escribo poesía y que solo revelé en la redacción para que me dejasen entrevistar a artistas.

 


 

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