En la primera obra teatral de la lengua castellana se refiere a los Reyes Magos con el adjetivo de 'steleros', observadores de estrellas o estrelleros.
Serenos, repartidores de leche, vendedores ambulantes de periódicos, ascensoristas, “despertadores humanos”… Son profesiones que han sido relegadas al rincón del olvido.
Nuestro cerebro tiene un radar cognitivo capaz de etiquetar a una persona nada más conocerla, pero no es infalible, existen sesgos cognitivos que le conducen a error.