Ruido de moción de censura
El ingreso en prisión de Ábalos conmociona al PSOE y moviliza al PP. Sectores del partido reclaman a Feijóo que active ya la moción.

No por esperada, la noticia fue menos traumática. José Luis Ábalos, la otrora mano derecha de Pedro Sánchez tanto en el Gobierno como en Ferraz, entraba el jueves en prisión por orden judicial. Otro hito de la legislatura. Ábalos lo llegó a ser prácticamente todo en el PSOE, el más temido y adulado a partes iguales. "Demoledora", definía su llegada a la prisión de Soto de Real un veterano del partido. "Muy duro", constataban en el grupo parlamentario.
En Moncloa trataron de mantener la calma. Peor fue lo de Santos Cerdán, deslizaron. "Su ingreso en prisión era una posibilidad más que evidente. Lo importante es cómo hemos respondido a la corrupción", arguyeron en el entorno de Pedro Sánchez, que optó por guardar silencio. Si bien, a micrófono cerrado, la consternación era palpable incluso entre sus ministros.
El hecho de que Ábalos se despidiera de su libertad dinamitando todos los puentes con Sánchez y disparando a su entorno familiar, enturbió todavía más la situación interna del partido. "Ha ido a donde más le duele a Sánchez", concedía una de las fuentes consultadas por El HuffPost. "Una bomba de relojería". La andanada del exministro fue tal que Moncloa cambió de estrategia el viernes, y optó por entrar en el cuerpo a cuerpo. "El PSOE jamás se va a dejar chantajear", le dijo directamente María Jesús Montero.
Falta de apoyos
La losa de la corrupción se sumó a una incontestable realidad parlamentaria. Ese mismo jueves, el Congreso tumbó los objetivos de déficit del Gobierno de coalición. "Todo el mundo sabe que no tendrán Presupuestos", le dijo el portavoz económico de Junts, Josep María Cruset, a Montero.
La votación evidenció, ni más ni menos, que Sánchez ya no cuenta con una mayoría de votos en la Cámara Baja. Ni ahora, ni en el futuro, según aseguran públicamente los portavoces de Carles Puigdemont. Un extremo que empieza a remover aquellos socios que el presidente aún tiene de su lado, como el PNV. Aitor Esteban constató que es "prácticamente imposible conseguir una mayoría". Esto es, que la legislatura ya no da más de sí, como lleva repitiendo desde hace semanas Podemos.
Ante este ruido, Moncloa no para de repetir que no habrá adelanto y que los comicios se celebrarán en 2027. Si bien, el runrún lejos de disiparse aumenta con los días, con dirigentes de su partido y de otros haciendo cábalas sobre el hipotético calendario electoral. "Veo a bastante gente de mi partido calentando por la banda", destacó Emiliano García Page, que apuesta por 2026.
¿Moción de censura?
Las miradas también se posan en Alberto Núñez Feijóo. Su respuesta al ingreso en prisión de Ábalos, verbalizada en una comparecencia extraordinaria en la sede del PP.
Públicamente, hubo dos mensajes relevantes. En primer lugar, el propio Feijóo pidió ayuda a la patronal catalana, con la que cada vez tiene mejor relación, para animar a Junts a respaldar la moción, que provocaría inmediatamente la convocatoria de elecciones. En paralelo, Miguel Tellado, su hombre fuerte, no descartó presentarla sin tener atados los apoyos necesarios. ¿En qué circunstancias? Por ejemplo, si el PSOE es encausado por financiación irregular.
"No hay noticias. Si tuviéramos los apoyos, ya la habríamos registrado. Pero no nos dan los números. Junts sabe que puede llamarnos si quiere y el PNV ha demostrado que es un caso perdido", resumen fuentes de la dirección nacional. Aunque internamente, las palabras de Feijóo y su lugarteniente se han interpretado como que algo se mueve.
A estas alturas, no es novedad que una parte del PP quiere que la moción se registre sin demora. Esperanza Aguirre llegó a promover que Feijóo no fuera el candidato y colocar en su lugar a Felipe González, expresidente del Gobierno. "Una moción puede servir para presentar nuestro proyecto a los españoles. No podemos quedarnos parados", defiende este sector. Santiago Abascal, el líder de Vox, también le emplaza a que dé el paso.
